La paredes Este y Norte del cementerio de Sonseca, en plena época romántica (2ª mitad del siglo XIX), se fue llenando con populares estrofas poéticas alusivas a la muerte escritas en azulejos.
La recopilación de estas rimas la hice con la ayuda de José Luis López Pérez.
SIGUIENDO LA CRONOLOGÍA
Tú, que pasas por aquí
y me ves cadáver feo.
No me vi cual tú me ves
y te verás cual me veo.
1852, Juan Jiménez, 25 años
Los restos fúnebres mira
de un hombre que yace aquí.
Rézale y así procuras
el que te recen a ti,
cuando te den sepultura.
1852, Saturnino Gallego, 47 años
Bajo esta losa lúgubre
una niña hay sepultada.
Eloisa Gallego es su nombre,
de sus padres no olvidada.
Temiendo su por nacer
salió a la luz con alegría.
Dios terminó que el querer
fuese para pocos días
1853, 1 mes
Ya no puedes despertar.
Por buena puedes sentir.
Será eterno tu dormir
y mi pecho palpitar.
Y bajo la fría losa que entrada
niega a los aires,
también se encuentra deshecho
el corazón de tus padres.
1853, Valentina García-Aranda, 6 años
Dejé este mundo infeliz,
a mis padres gran memoria,
mi cuerpo sepultado aquí
y mi alma está en la gloria.
1854, Valentín López de la Puerta. 2 años
En esta fría y dura losa,
cubre a una mujer amada,
que en cariño fue extremada
en la eternidad reposa.
Descansa en paz dulce esposa,
el consuelo de tu esposo,
que supo amar bervoroso
a quien fue tan virtuosa.
1855 Eusebia Marín, 20 años
Los amigos de mi escuela,
cuando pasen por aquí,
leerán éste y dirán:
- aquí dio Pedro Martín
el capítulo final.
1855 8 años de edad.
Muerto y en la tumba
y polvo tu cadáver,
tu imagen se presenta
para llorar tus padres.
Tú fuiste un buen hijo
no hemos de olvidarte.
Siempre en nuestra fe
quisiéramos llevarte.
A Dios le pedimos
al encomendarte
te sea clemente
y de ti se apiade.
1855, Antonio Martín-Maestro, 18 años.
Mira el sepulcro que encierra
Vicenta Rodríguez-Malo;
muriendo en la edad primera
(Dios la haya perdonado)
pagó la deuda a la tierra.
1857, 20 años
En un corto espacio de tierra
y en un recinto tan breve,
a Braulio le será breve
el sepulcro que le encierra.
1858, Braulio Orgaz, 42 años.
Bajo esta fúnebre losa,
yace Isidoro de Rojas
y Manuela Ruiz-Tapiador;
y sus hijos con dolor
dedicándoles esta memoria.
1859, 66 y 76 años.
Cuando agonizando estés
y tocándote ya el pecho
y con la vela en la mano
qué quisieras haber hecho.
Presto llegará esta lance,
porque la vida es muy corta;
no lo tengas en olvido,
piénsalo bien te importa.
1859, Raimunda López, 77 años
Cuando en mi temprana edad,
la parca cortó el aliento,
caminaré a la eternidad,
sin detenerme un momento.
¡Oh, que infalible verdad!
1860, Faustino Martín, 19 años.
Cursante en la Escuela Normal Central de Enseñanza
