Una boda sonsecana en la década de los años 30

UNA BODA SONSECANA
EN LOS AÑOS 30 DEL PASADO
SIGLO SE CELEBRABA...

Viva la novia y el novio
y el cura que los casó;
la madrina y el padrino,
los convidados y yo. 

   La víspera
  Los amigos de los novios y más allegados con la excusa de hacer la cama a los futuros contrayentes pasaban un rato de juega haciendo "tonterías" y alguna que otra broma.
  Habitual en estas celebraciones era que los amigos del novio compraran un orinal e hicieran en él chocolate dándolo a catar a los presentes.
  En las casas con posibles, se mataba alguna res, lo más un ternero y esa noche cocinaban los callos y las patas para cenárselos.

  El día de la boda
  El primer acto era la ceremonia religiosa, que solía ser temprano.
Inmediatamente, el desayuno, chocolate con bizcochos. A éste se le invitaba a los primos de los padres, algunos amigos, vecinos..., iban de acompañamiento; los demás de boda entera.
Antes del almuerzo se invitaba a un tentempié con las vísceras del animal, asadura, la sangre...
  El mejor almuerzo que se ofrecía era un cocido. Comparaban garbanzos de los más gordos del mercado, al que se le añadía carne, chorizo y tocino en ollas de barro de gran tamaño. Se ponía al fuego lento de leña, por supuesto. Se completaba, por si era poco, con un asado de carne, que servían en un plato para dos comensales. Era el momento de dar vivas a la cocinera, si se lo merecía. Algunos, generosamente, le ofrecían tajadas, que se llevaba a su casa en una olla propia.
  La ensalada del tiempo era la reina del postre, generalmente de escarola porque abundaba en los meses de otoño e invierno, preferidos para casarse en esos años.
  De dulce, se ofrecía una cucharada de confites multicolores.
  Algunas familias, las menos, iban después de los postres a los casinos a tomar café.
  Los amigos del novio celebraban la boda a parte de la familia, habitualmente comiendo en la casa del último amigo casado.
Por la tarde, el baile, amenizado por alguna de las orquestas locales. Si era la de Don Ceferino Ruiz, iba él con el violín más un flauta y un guitarrista. Comenzaban su actuación con un pasodoble y continuaba con mazurcas, valses, polkas, pericones... Se terminaba con una jota, a veces, cantaba algún familiar, solían ser las mujeres de cierta edad que se atrevieran.
  Al anochecer, el festín. Al son de una polka o pasodoble, el acompañamiento entrelazados de las manos caminaban bailando por las calles hasta la ermita de la Patrona, donde se rezaba una salve.
  Vuelta a la casa de los padres del novio o de la novia, donde se celebraba la boda, se servía la cena, más carne en salsa acompañada de una ensalada.
  Un día "completito" al que no le faltaba la broma, más o menos pesada, para no dejar en paz a los novios por la noche. Los amigos se encargaban de ello. El ingenio, a veces, se desbordaba.

  La tornaboda
  Como a veces sobraba comida, al día siguiente, se juntaban los más allegados para dar buena cuenta de ella.
  ¡Éstas, eran bodas! Y sin entrar en detalles.


     Recuerdos de Juan y Braulia