domingo, 20 de noviembre de 2011

Sonseca, en el otoño de 1955, una sorpresa

Revista EL ESPAÑOL
UN ENCLAVE CATALÁN EN LA PROVINCIA DE TOLEDO
Reportaje de José de Mairena (Enviado especial)



LANA, MANTAS, FAJAS, ALFOMBRAS, TOQUILLA, CHALECOS...


Algo de carnaval tiene aquello. Como serpentina, bajan de altas poleas las anchas correas. Unas máquinas con más ruedas y engranajes que un reloj, van dando vuelta a un tambor que siempre aparece cubierto de una canicie rala, algo así como la espuma de azúcar que se ofrece con un palito en las verbenas. Y entre tanta máquina, muchachas jóvenes, sonrientes, de buen color en la cara, y mejor color o por lo menos más chillante en sus chalecos de punto. Y ruido. Ruido desde el estridente chirrido hasta unos sonoros y espaciados choques como en el juego de los bolos. Y traqueteo. Traqueteo parecido a los golpes del "jazz" en la madera. Esta es la primera impresión de una de las fábricas de hilado de lana.



- Veínte mil kilos al año.
Veinte mil kilos al año puede hilar la fábrica que visitamos, donde cuentan con trabajo veinte obreros fijos y diez eventuales.
¿Y se abastece con lana de la localidad?
- Y de la comarca.
- ¿Esta es...?
- La emborradora
Nada más parecido desde lejos a una máquina plana de imprenta. Pero tiene muchas más ruedas. Y cinco cilindros grandes y seis pequeños. Es la que recibe la lana esquilada, que, impregnada de aceite, avanza mediante un dispositivo, como un glaciar, hacia los cilindros. Estos cilindros, erizados de púas de acero, son los que se encargan de convertirla en una especie de batido espumoso, primera fase en el camino de la industria. Y, después de pasar por la repasadora, se aviene a la forma de hilo por obra y gracias de la carda mechera, que para ello cuenta con un cilindro de anillos, capaces de obtener sesenta y cuatro hijos a la vez. Y después toma su primer alojamiento: los husos. Se encarga de ello la selfaztina, una máquina de grandísimas dimensiones, que consta de dos bandas, una de ellas movibles. Esta banda movible avanza y retrocede sobre la que tiene como largos moños, unas grandes madejas de hilo de lana. Al separarse va retirando hilo de la madeja, y llegad al límite máximo de separación hace una especie de cambio de marcha para torcer el hilo que había separado de la madeja de la otra banda. En estos momentos, la máquina, con las dos bandas unidas por los hilos que están torciendo los trescientos sesenta husos, parece una colosal arpa tendida. Al acercarse de nuevo, los trescientos sesenta hilos, que todos, como es natural, tienen la misma longitud y el mismo número de vueltas, van enrollándose en los trescientos sesenta husos de la banda movible. Y así sucesivamente.
En un rincón, los husos apilados y bien dispuestos semejan un almacén de torpedos aéreos.
- ¿Qué esperan?
- Que esta máquina, la unidora, una los cabos para formar las bobinas.
- Y termina el proceso.
- No. Esta última tuerce los cabos de la bobina. Se llama por eso torcedora.
-¿Qué destino inmediato tiene la lana?


- La teñimos para toda clase de labores. Y, además, para mantas de campo, fajas, alfombras de nudo y Alpujarra, guantes...
Y se interrumpe solo.
- Esa otra puerta es la fábrica de mantas.


Después de atravesar un pequeño patio empedrado, nuestros oídos aguantan un
desconcierto de golpes como martillazos. Parecen maquina locas, estridentes. El oído se resiste, pero el ojo no deja de escudriñar entre una serie de cuerdas como el sistema interno de un piano, sistema que un especie de peine, la astilla, va tejiendo una manta de campo de color gris oscuro con unos listones blancos. Contemplándolo, observo cómo un bólido de madera con la forma de un "V-1" pasa por debajo, disparado de derecha a izquierda. Llega al fina de su carrera y, ¡pum!, otra vez sale disparado en sentido contrario. No es tan fácil seguirlo con la vista.
- ¿Qué es eso? - pregunto, sin dejar de mover la cabeza a derecha a izquierda, como si tuviera un tic nervioso.
- La lanzadora.
- Me suena el nombre. Pero apenas la veo.
Junto, como una maquinita hijastra, teje otra con el mismo sistema.
- Teje una faja.
A pesar de sus menores pretensiones, no deja de hacer ruido.
Parece el pezuñeo de un caballo a galope.
- ¿Llega muy lejos esta lana?
- A toda España, Tánger... Sobre todo, para alfombras.

UN ENCLAVE CATALÁN EN LA MANCHA

Sonseca tiene fama por el mazapán. Pero, en realidad, queda rezagado el guante de lana. Y dentro de poco, o quizá ya, las granjas avícolas. Los sonsecanos están con los guantes de lana como Mateo con la guitarra. Más de seiscientas máquinas hay en el pueblo.  Mujeres de los pueblos cercanos van y vienen, o se quedan, al olor del negocio, que no falla, porque el guante de Sonseca está quitando el frío de las manos de españoles de todas las regiones. Y del extranjero.


- De aquí han salido partidas para México.
- Pero, ¿es tanta la producción?
Y es que apenas hay casa sin máquina. Y, a falta de ésta, basta la mano con el ganchillo para los de verano y Semana Santa, en los que luce el primor de tan hábiles artesanas. Así que Olot, que fue la madre del guante de lana, ha sido relevada por Sonseca. El mercado zaragozano, por ejemplo, es ya casi por completo de Sonseca.
- Ahora estoy concertando una operación con Alemania occidental - dice uno de los fabricantes.
- ¿Y escapan bien las operarias?
- De veinte a vienticinco pesetas diarias.


Es comprensible que no haya ni criadas ni mendigos de la localidad. Y que, por el contrario, hay más de veinte carnicerías, cinco pescaderías, cinco pastelerías al día, dos librerías.
- ¿Y tabernas?
- Casi ninguna. No hay tiempo.
- Señor alcalde, ¿y el problema del analfabetismo?
El alcalde, a quien conocen por Modesto, aunque su verdadero nombre es Alejandro Gil, parece hombre tranquilo, a pesar de su juventud. Es también fabricante. Parsimoniosamente va contestando.
- Hasta hace poco había unas ocho escuelas. Desde este curso son quince. Una, parroquial.


- Y un centro benéfico-docente, fundación "Martín Cabello", dirigido por el coadjutor, don Víctor Martín. En él cursan gratuitamente el Bachillerato unos diez niños este año.
- ¿Y biblioteca?
- Hay concedida una biblioteca municipal de cinco mil volúmenes.
Charlando, charlando, nos encontramos en un taller industrial de guantes de lana, que, por hallarse en la segunda planta del edificio, hay que ascender por una escalera exterior del patio.
El dueño nos explica; suelta un discurso con alusiones a la laboriosidad, a la calidad, y al bienestar de tanto empleo. Un hombre de satisfactorias realidades. Y quiere ampliar.
- ¿Cuándo tomó tanto incremento esta industria?
- A partir de 1949.
Y hay otras industrias más: cuatro de calzados, seis de muebles y ocho de mazapán.


Más doscientos mil kilos de mazapán salen de las fábricas sonsecanas, que dan trabajo a ciento cincuenta personas, aunque temporalmente. Y, sin embargo, en las fábricas obsequian con exquisitas tartitas cuadrangulares que tienen por nombre "Marquesa". Y obsequian, además, con turrón tipo Jijona, que también se fabrica en Sonseca.
Entrar en una fábrica de mazapán no es lo más recomendable para un goloso. Habrá satisfacción para el gusto, incluso para el olfato. Pero saldrá malparada la vista, que tanta influencia tiene en los demás sentidos. Pero experiencia dice que no hay miedo.
- ¿Se envía al extranjero?
- Algo para Hispanoamérica. El mercado nacional absorbe toda la producción.


Con la visita a una fábrica de harina, moderna, bien instalada, con capacidad para moler trece mil kilos de trigo, terminamos el itinerario industrial. No se puede más en medio día.


Vuelve uno con esta impresión, Sonseca es un prodigio de ingenio y laboriosidad artesana e industrial en medio de una zona pesadamente campesina. ¿De dónde le ha venido lo que ya es casi instinto?
Tiene viveza y agilidad para atemperar sus actividades a las oportunidades de los tiempos.
Primero, guantes. Ahora, granjas avícolas. Siempre, mazapán, sin que falte el turrón. Y sabe ganar mercados. Ganar mercados en todas direcciones y a todas las distancias.
UN ENCLAVE CATALÁN EN LA MANCHA.

Puedes rebuscar en los siguientes apartados:

EL OTRO tiempo DE UN PUEBLO...

DE BUEN NACIDOS ES...


Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































Seguidores