muñidor de la cofradía
de la Virgen de los Remedios.
SONSECA,
ÓRGANO DE INFORMACIÓN PARROQUIAL
Septiembre de 1956
Máximo Rielves, a la derecha, con la Compañía de Alabarderos del bieño 1947-48
- ¿Cuánto tiempo lleva de mullidor?
- Pues, nada más que 36 años. Empecé el año 20, a los 23 años de edad; entonces sí que...
- Ha gastado muchos uniformes?
- He gastado cuatro uniformes y tres gorras. El primero me lo hizo Caberta, color caqui, tiraba a militar o, a botones. Los demás han sido grises.
- ¿Le es molesto o agradable rifar?
- Muy agradable por la devoción, no por lo que se gana, aunque también se algo.
- ¿Alguno cosa notable?
- Yo no sé. Muchas. Cuando fuimos a esperar a la Virgen después de la Guerra Civil hasta el Canto Redondo. Y cuando fuimos a Toledo.
- Se jubilará pronto?
- Voy para viejo y es mucho el ajetreo. A lo mejor, este año me retiro...
- Ni hablar; no lo consentiremos. Y cuando lo haga, ¿heredará algún hijo ser mullidor?
- No lo sé. No le gusta a ninguno.
- ¿Quiere añadir algo más?
- Que estoy muy contento. Y como recuerdo a todos los alabarderos, quiero decir que siempre han sido una cuadrilla muy noble y agradable, como al fin y al cabo son todas las cosas de la Virgen. Me han tratado siempre muy bien y yo estoy muy contento de todos. Que antes la bandera valía muy poquito y ahora vale más...
- Bueno, por ahora no le entretenemos más, señor Máximo, y muchísimas gracias.
Y le dejamos, deseando todos verle todavía muchos años catando los tostones que va rifando, para demostrar que son buenos y tiernos.
El año 1956, fue el último año que Máximo "rifó" la bandera. Él que más pujó fue Marcelino Perezagua; quería que la llevara su hija Juli, curiosamente la primera niña abanderada de la Virgen de los Remedios. Llegó a las 4.000 pesetas; cifra no alcanzada hasta esa fecha.
A Don Máximo Rielves, le sustituyó Don Doroteo Puebla.