viernes, 5 de septiembre de 2025

LA FIESTA DE FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA DEL 2025 EN SONSECA HA PASADO DE LA CUARENTENA CON SU PREGÓN EL DÍA 2 Y LA FIESTA PRINCIPAL EL 3 CON MISA Y PROCESIÓN

     Gracias a la gentileza de los pregoneros, voy publicando desde ya hace unos años, sus pregones, para su archivo y más extendido conocimiento por Internet. 

  Nuestro paisano y sacerdote, Jesús Ruiz Martín-Ambrosio me lo ha proporcionado vía correo electrónico con una inmediatez, que agradezco mucho, dado que me gusta dejarlo unos días en primera entrada porque el pregón de Ferias y Fiestas le sigue de inmediato.

  De todas maneras pueden ser buenos hermanos y viajar juntos por el mundo mundial para disfrute de aquellos que los quieran leer con detenimiento.


PREGÓN FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA

3 septiembre 2025




     Saludos: Sacerdotes, Autoridades, Cofradía, pueblo de Sonseca.


            Siempre que me acerco a Fray Gabriel me quedo sorprendido por la grandeza de su vida. Con este pregón pretendo poner de relieve la altura y gran dignidad de su vida.


       

     Para ser beato la iglesia establece un proceso en el que, tras la presentación por parte de algún obispo, se admite que un cristiano puede tener una vida ejemplar y se le nombra Siervo de Dios. Entonces comienza el estudio de su vida, sus escritos y la recogida de testimonios sobre él. Cuando la Iglesia estima que ha vivido las virtudes en grado heroico le declara Venerable. Y queda a la espera de un milagro probado como científicamente inexplicable, para ser declarado Beato.


  

  Pero cuando ese cristiano ha muerto mártir, como es el caso de Fray Gabriel, ese proceso queda muy reducido. Sólo hace falta probar que ha sido asesinado por mantenerse fiel a su fe y entonces ya está listo para la declaración como Beato. Dar la vida por Cristo es lo máximo que un hombre puede hacer. Esto facilita los trámites y los tiempos, pero hace que conozcamos y valoremos menos la calidad de su vida antes del martirio. Sólo se estudia el momento decisivo de dar la vida. Nuestro beato no fue un cristiano normal, que es beato por ser mártir. Nuestro Beato tuvo una vida absolutamente ejemplar y de una santidad elevadísima. Vamos a irlo viendo…




            Ya desde su época anterior a entrar en la orden franciscana era conocido en el pueblo como “el santo”. Un cirujano que destacaba por su piedad. Hombre austero, trabajador y con fuerte vida de oración.

            A los 30 años, en 1598, entra en la orden de san Francisco, pero no en cualquier convento, sino en la rama alcantarina (reformada por san Pedro de Alcántara). Santa Teresa de Jesús se sintió admirada por la espiritualidad de este santo, hecho de raíces, diría ella, que buscaba la pobreza extrema, austeridad y penitencia, trabajo, predicación y vida de silencio y oración.



      Cuando mueren sus padres en 1601, libre de ataduras en la tierra, decide ir a la misión en Japón. Veamos más despacio lo que supone esto en su interior. Japón había sido descubierto en 1542 por Portugal. Siete años después llega san Francisco Javier e inicia la misión en el país. Japón tenía un emperador que no disponía de poder real. El país era gobernado por un Shogun, es decir un general supremo. En cada territorio había un Daimio, esto es un señor feudal que administraba el territorio bajo las órdenes del Shogun.

            Al principio el cristianismo crece sin problemas y es bien visto. Muchos Daimios se convierten y facilitan la misión en sus territorios. Pero en 1585 el shogun Taicosama se hace con el poder y decreta el destierro de los misioneros y la destrucción de las iglesias. Aunque este primer decreto de persecución no fue apenas aplicado, ya da muestras de por donde irían las cosas.



            La fe católica se fue difundiendo. En 1588 fue elevado el Japón a obispado independiente con sede en Funai y en 1593 los franciscanos entran en Japón, bajo el reino de España, con san Pedro Bautista al frente. Fundan la primera iglesia en Miaco y el primer convento en Nagasaki, puerto de mar, desde donde es fácil atender a los religiosos enfermos y comunicarse con Filipinas, que era la base de operaciones.




En este momento fray Gabriel tiene 26 años, ya tenía contactos con los franciscanos y conocía estas noticias. En una carta que Fray Pobre de Zamora escribe a España para informar sobre la misión, dice: “El concierto que se tiene, así en el convento como en los hospitales, es admirable: los religiosos dicen sus maitines, ya cantados, ya rezados, largas vigilias, devotas oraciones, continuas disciplinas y ayunos… luego los religiosos se van a estudiar la lengua. Los japoneses cristianos, que son seis, van a predicar a los gentiles que acuden tanto a oír, que muchas veces no les dan lugar para comer ni para cenar. Tanta es la gente que acude, que acontece a éstos predicando hasta las diez y más de la noche. Los religiosos a las dos dicen vísperas y completas, y luego la mitad de ellos van a bautizar y la otra mitad a lavar leprosos… Pues en los hospitales, ¿quién habrá que no loe al Señor al ver el concierto que hay?”. 




La prosperidad y el crecimiento trae las envidias y recelos. El 5 de febrero de 1597 se produce la primera persecución a muerte en Nagasaki. Los primeros mártires del Japón, que conocemos en la liturgia como san Pablo Miki y compañeros mártires, que murieron crucificados. 6 franciscanos (entre ellos san Pedro Bautista, Prior franciscano y Embajador de España), 3 jesuitas y 17 laicos (entre ellos dos niños). Siguieron más martirios y se destruyeron muchas iglesias.


La persecución buscaba el control ideológico del país por el sometimiento total y la negación radical de la libertad. Esta persecución, con algunos respiros, se mantuvo hasta el siglo XIX. Es, por tanto, algo imprescindible para entender el carácter de este pueblo japonés.




El Shogun Taicosama muere en 1598 y se restablece un tiempo de calma. Llega al poder el Shogun Tokugawa en principio favorable a los cristianos. Que abre la puerta a los misioneros.


En este momento vuelve a España fray Pobre de Zamora, que había sido compañero y testigo de los mártires crucificados y viene a organizar un nuevo envío de misioneros. Con su testimonio remueve el fervor misionero de nuestro país y de nuestro joven fray Gabriel y ¿quién no se removería?.






 El Acta de los Mártires de Nagasaki dice así: “Pablo Miki al verse en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado (la cruz), declaró en primer lugar a los circunstantes, que era japonés y jesuita, y que moría por anunciar el Evangelio, dando gracias a Dios por haberle hecho beneficio tan inestimable. Después añadió: al llegar este momento no creerá ninguno de vosotros que me voy a apartar de la verdad. Pues bien, os aseguro que no hay más camino de salvación que el de los cristianos. Y como quiera que el cristianismo me enseña a perdonar a mis enemigos y a cuantos me han ofendido, perdono sinceramente al rey y a los causantes de mi muerte, y les pido que reciban el bautismo. Y volviendo la mirada a los compañeros, comenzó a animarles para el trance supremo”.





Fray Gabriel se apunta a esta misión y sabe a donde va. Sabía que no volvería y que acabaría martirizado. “Por amor a Dios, en busca de trabajos que sufrir por Vos”. La expedición fue aprobada en junio, y llegaría a Filipinas al año siguiente en 1602, tras un penosísimo viaje por barco de un año.


En 1606, con 38 años fray Gabriel llega a Japón. Con una doble misión; ser médico (en los hospitales y en las casas de los enfermos) y ser evangelizador. Regentó el hospital de Osaka durante 8 años. Curaba enfermos de toda clase social, también a los no cristianos. Por eso, era bien visto por todos. Esta es una época de expansión de la misión y se fundan nuevos conventos.





Fray Gabriel tuvo que adaptarse a este nuevo país de religión Sintoísta, que creían que los espíritus divinos estaban en los elementos de la naturaleza. No sería difícil ver a un japonés abrazado a un árbol, como hacen ahora algunos occidentales. Les costaba creer en un solo Dios, en un Padre bueno que nos mandaba amarnos y respetarnos. Pecado, arrepentimiento y conversión no entraban en el lenguaje japonés.


Y junto a ello las costumbres del lugar: sentarse y dormir en el suelo, comer pescado crudo, comer con palillos, idioma nuevo y un clima duro: tifones, terremotos, lluvias interminables, nieve en los poblados montañosos.


Pronto llama fray Gabriel la atención en Japón por su virtud. Hombre humilde. A pesar de saber latín y ser cirujano, quiso permanecer como hermano lego, y eso, le hacía estar al servicio de todos los padres de su orden, en cuestiones de intendencia y recados. Hombre activo en la caridad según el expresaba; “Cuchillo que no corta, ¿para qué sirve?, vestido que no cubre, ¿para qué es bueno?”. Curaba sin cobrar nada, incluso él les daba las medicinas y, a veces, los alimentos si no tenían (cosa normal entre los cristianos perseguidos).


El portugués Roberto Paiva dice: “Pidióme el hermano Gabriel una limosna de arroz, y dándole yo un fardo por amor de Dios no lo quiso aceptar por no tener necesidad de tanto. Solo tomó unas diez libras (5 kilos) y lo metió en un saco y lo echó sobre sus espaldas, diciéndome que lo llevaba a los pobres cristianos japoneses que vivían en una aldea, en donde dicho religioso tenía una choza”. Y añade: “En otra ocasión me aconteció con el mismo religioso que, estando yo en su casa, se llegó a mí y me dijo que le socorriera en una necesidad que de presente tenía, a lo que pareciéndome que pediría una limosna grande, le respondí que pidiese lo que quisiese, que todo se lo concedería. El dicho religioso me pidió por amor de Dios que le diese una limosna para comprar un poco de azúcar. A lo que yo con gran alborozo dije que cuántas libras quería, que luego yo lo mandaría comprar. El respondió que no necesitaba por entonces más que media libra para unos pobres japoneses enfermos que tenía en su compañía, a los que dicho religioso curaba con sus medicinas por ser oficio que de ordinaria usaba con los japoneses enfermos, porque era mucha su necesidad. Y mandándole yo buscar el azúcar, se fue con él muy contento y satisfecho por llevar ya con qué consolar a sus enfermos”.


Cuando volvía de sus visitas médicas por los pueblos de la montaña, cargado y cansado, si encontraba la puerta del convento cerrada por las horas, se quedaba en la puerta hasta que amanecía, para no molestar al hospedero.


También destacaba por su vida de piedad y oración. Largos ratos de oración, incluso estando en la cárcel, donde algunos testigos relatan sus arrobamientos y haberle visto alguna vez suspendido por encima del suelo. Y un don muy especial que Dios da a muy pocos santos, el estar en otro lugar repentinamente para ejercer la caridad. Así lo cuenta el padre Antonio de Santa María como desaparecía de los ojos de sus carceleros y volvía pasado un tiempo. También nos habla de sus curas milagrosas: “De cualquier hierbecita sacaba un remedio”. Dones sobrenaturales que Dios concede a muy pocos.


Vamos a mirar ya la última parte, su vida en la persecución y su martirio. El Shogun Tokugawa construyó un estado feudal centralizado y autoritario con un gobierno estable y con una sucesión dinástica. Lo que acabó con las guerras de poder. Aplicó una política de aislamiento del país y de cierre de fronteras para controlar todas las instituciones. Pronto chocaría con la iglesia, cuando quiso controlarla. En este momento muchos Daymios (sobre todo del oeste de Japón) eran cristianos y no aceptaban estas pretensiones. La autoridad del Shogun reglamentaba todo: la vestimenta, los peinados, las normas de comportamiento, las armas, los apellidos, prohibían montar a caballo, salir de Japón. E imponía unos impuestos del 50 por ciento. Todo ello obligado cruelmente por los Samuráis.


No tardó mucho en comenzar una sangrienta persecución. En 1613 el Shogun decreta la prohibición de hacerse cristianos, la conducción de los misioneros a Nagasaki para desterrarlos, la destrucción de las iglesias y el ajusticiamiento de los cristianos que no renegaran de su fe.


En los primeros días de la persecución, estando en Osaka viendo a los cristianos en público escarmiento metidos en sacos en la plaza, se disfrazó de japones y se metió en un saco. Cuando los guardias le reconocieron, le sacaron asustados de que se enterara el gobernador (pues era su médico personal). “Padecer por Cristo”. Manifestaba que estaba dispuesto al Sacrificio por el Cordero, el Señor Jesús.


Fray Gabriel es expulsado de Osaka y se refugia en Kyusu, pues no quería abandonar Japón. Se quedará ahí en los alrededores de Nagasaki hasta el final, ejerciendo la medicina a escondidas, pues si le veían entrar en las casas, serviría para delatarlos como cristianos. A pesar de todo seguía teniendo gran fama por sus curaciones y quisieron salvarle de la persecución, le ofrecieron llevarle a Manila, pero no accedió. Los jueces y gobernadores disimulaban con él por el mucho provecho que sacaban de él.


En 1624, con 11 años de persecución, 30.000 cristianos habían sido desterrados o muertos (en prisión o ajusticiados). Con martirios muy crueles (quemados vivos, aplastamiento de miembros, colgados por los pies e introducidos en agujeros con estiércol, inmersión en aguas hirvientes, crucificados en el mar para ahogarse con la pleamar). La persistencia de la persecución (1660) llegó a acabar casi por completo con el catolicismo y a vivir en modo de catacumbas.





Todo japonés tenía que manifestar anualmente en público su religión. Para ello, desde 1627 se exigía pisar las imágenes cristianas. En 1630 había más de 4.000 mártires. Si aparecía alguien cristiano, era reprimida su familia y todo su grupo de referencia.

En la prueba sale la virtud heroica de los santos. Cuando el padre Diego de san Francisco cayó enfermo en una casa en Nagasaki y fray Gabriel fue a curarle, le siguieron los soldados, esto comprometía al padre y a los que le hospedaban, tuvieron que esconderse y huir por los montes, sobreviviendo los dos religiosos en una cabaña más de 10 meses hasta que el padre curó.

En julio de 1629 fue nombrado gobernador de Nagasaki Takenaka, famoso por la saña con que perseguía a los cristianos. La persecución se recrudeció. Muchos abandonaron la fe y algunos la confesaron con su vida. Llegó a incendiar los montes donde se escondían los cristianos. Encarcelaron o huyeron todos los misioneros. Por fin prendieron también a fray Gabriel, delatado por un sirviente de los frailes a quien habían sometido a tormentos. Le cogieron a finales de febrero de 1630 en los montes Ikiniki. El 20 de marzo fue llevado a la cárcel de Omura donde había más religiosos. Estuvo encarcelado año y medio.

En una carta a Manila a su superior dice: “Todos dicen que nos han de matar este año. El Señor ordene lo que más convenga para su servicio. Sírvase el Señor, que siempre me ha llevado como a un niño. Pido a todos que me perdonen el mal ejemplo que les hubiere dado y me encomienden a Dios”.



   “Denos el Señor mucho de su divino amor, porque llevemos su cruz con contento y alegría. No es tiempo de perder un punto a Dios”.

Al poco de llegar a la cárcel enfermó el gobernador de Nagasaki. Estuvo dos veces por algún periodo en casa del gobernador. Cuidó también a su sobrina y a algún otro señor principal. La caridad frente al odio. En esta estancia soporta injurias: un japonés habló mal de los españoles y fray Gabriel le contradijo. El japones le echó las manos a la garganta y le dijo: reniega, reniega. A lo cual respondió fray Gabriel: aunque me hagan tajadas, no renegaré”.

El 25 de noviembre de 1631 es trasladado a la cárcel de Nagasaki con sus compañeros religiosos para someterlos al tormento de las aguas sulfúreas de Unsen. Lo sufre el 9 de diciembre (colgados los bajaban al agua hirviente y hedionda por breve tiempo (si no morirían), les abrasaba la carne y les habría llagas. A Fray Gabriel por ser mayor (63 años) y por el respeto que le tenían sólo le metieron dos días. Se desmayó y se puso muy malo. Todo con el fin de que renegaran de su fe y pisaran la imagen de Cristo crucificado. Fray Gabriel levantó la imagen en alto y amenazó con cortar el pie a quien la pisara. Después de esto le dejaron tranquilo.

El 5 de enero de 1632 fue llevado de los montes de Unsen a la cárcel de Nagasaki. El día 1 de septiembre se ultimó la sentencia de muerte. Los religiosos deberían ser quemados vivos, pero si apostataban serían liberados con una compensación generosa. Todos los prisioneros respondieron que ofrecían su vida a Dios, que estaban dispuestos al sacrificio por amor de Dios, su ley y su Evangelio.



El 3 de septiembre a las 10 de la mañana se cumplió la sentencia. 6 columnas con una pila de paja y ramaje. Atados ligeramente para que pudiesen desatarse y apostatar, con la leña humedecida con agua de mar para que ardiese más lenta. Las llamas consumieron sus cuerpos y sus almas volaban al cielo.

Un hermano suyo de orden en una carta a España le despedía así: “Adios mi hermano fray Gabriel, Dios le haga un ángel, y verdaderamente era un ángel por su pureza y castidad”. Sus cenizas fueron arrojadas al mar para que no quedaran reliquias. Sólo queda el rastro de su caridad infinita y un ejemplo para todos. 



Termino. Muy pronto, en 1668 la Santa Sede le declaró verdadero mártir. Dentro de 7 años será el 4º centenario de su muerte (2032) os invito a hacer algo grande, digno de la grandeza de este hijo ilustre de Sonseca. No hay otro sonsecano más importante y destacado en el mundo que él. La canonización depende de un milagro probado, acostumbrémonos a invocarle en nuestras enfermedades y pedirle esos milagros.

 

¡Viva fray Gabriel!.


    Jesús Ruiz Martín-Ambrosio

   Rector del Santuario de San José (Talavera de la Reina)

 

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Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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