lunes, 11 de diciembre de 2017

DON CEFERINO RUIZ PÉREZ, el ciego, MAESTRO DE MÚSICA

   
   El 26 de agosto de 1988, la UNIDAD MUSICAL SONSECANA rindió un sencillo, pero merecido homenaje a DON CEFERINO en la CASA DE LA CULTURA con un concierto extraordinario dirigido por don Evilasio Ventura en el que se interpretaron varias de sus composiciones, jotas populares de QUINTOS (algunas cantadas). 

    Asistieron al acto los dos hijos en esos años vivos, Felipe y Emilio y casi la totalidad de sus alumnos vivos, a los que se les ofrció un recuerdo en forma de plato de cerámica.

Don Ceferino Ruiz Pérez, el ciego, con su inseparable violín

  También se publicó un cuadernillo con su biografía escrita por Manuel Ballesteros Peces, que se repartió entre los asistentes.

  De esta biografía, hago un resumen para su divulgación en en este blog, y así fomentar el conocimiento de este maestro tan crucial  para la cultura musical de Sonseca en la 1ª mitad del siglo XX.

  Don Ceferino nace en Sonseca un 26 de agosto de 1875. Le pusieron de nombre el santo del día.
   Su madre, al mes de su nacimiento, tiene una equivocación a la hora de curarle los ojillos echándole unas gotas que le producen quemaduras.
   Por este motivo, la ceguera, de niño no pudo aprender a ni a leer ni a escribir. A finales del siglo XIX todavía no había los métodos, ni las posibilidades de hoy en día.
   Pero la naturaleza, le compensó con un oído extraordinario y un tacto fuera de lo normal; de tan manera, que aprendió música utilizando sus talento, entre ellos la memoria y,  a los 11 años, ya tocaba el violín en las bodas y fiestas en las que era requerido.
  A los 12 años, ya compartía sus saberes con alumnos, aquellos que se lo solicitaban.
  Con 16, dominaba el piano, ampliando sus oportunidades de amenizar solo los bailes, y tener otro instrumento que enseñar.
   Poseía la suficiente autonomía como para caminar por las calles del pueblo sin la ayuda de lazarillo alguno.
   Don Ceferino fue un alarde de superación en su vida, sobre todo en su infancia y juventud ya que con 22 años preparó a una banda con 30 músicos. Hizo su presentación el 6 de mayo de 1897 en la procesión de San Juan Evangelista, patrón de Sonseca.

Don Ceferino Ruiz con su hijo Isidoro de niño y su Banda de Musica.

  Al poco tiempo ganó con esta banda un concurso en Toledo interpretando El Sitio de Zaragoza.
  Casado con Buenaventura Molero a los 20 años, su trabajo musical se extendería a los pueblos cercanos a Sonseca como Mazarambroz, Cuerva, Noez, Las Ventas con Peña Aguilera... para dar de comer a su familia, pues en pocos años tuvo sus dos primeros hijos (Isidoro y Teófila), incluyendo música religiosa en las misas solemnes.
   Su vida no fue un camino de rosas, su ceguera le cerraba puertas como el no poder dirigir por esta causa a su banda en un concurso de Toledo, sustituyéndole el Sr. Carraco, el otro director de Sonseca.
   En 1911 intentó probar fortuna en un pueblo cercano, Urda. Allí se marchó con su familia. Hizo grandes esfuerzos para formar una banda, con la que no llegó a debutar.
  En Los Yébenes viviría un par de años viviendo de su talento musical. Con su violín y acompañado por un guitarrista animaba bailes y daba clases.
  Allí nació su hijo Felipe (1912), el tercero, e intentó ingresar en un colegio de ciegos, solicitud que fue rechazada por rebasar la edad  permitida de su reglamento en siete meses.
  Dada la escasez de trabajo, regresó a Sonseca, donde buscó  una segunda oportunidad. Con antiguos músicos de su primera banda y algunos jóvenes formados por él consiguió una banda  con la que volvió a dar conciertos por los pueblos de la provincia.
   Su cuarto hijo, Emilio, nacería en 1914. Al igual que sus hermanos aprendería el maravilloso arte de la música de su padre. Cada uno de ellos eran capaces te tocar varios instrumentos, de tal manera, que suplían, si hubiera menester, a los músicos que por alguna circunstancia no pudieran tocar.
   Desarrolló una labor en la enseñanza musical digna de tener en cuenta, desde los 12 años hasta los 79 que murió. Cientos de chavales sonsecanos aprendieron a tocar algún instrumento con don Ceferino, muchos bailaron con sus ritmos, numerosos los que cantaron sus jotas, que componía, como los quintos o reseñantes, año tras año.
  También componía piececitas específicas para enseñar cada uno de los instrumentos a sus alumnos.

Don Ceferino Ruiz en la orquesta GAR-MAR-SAN con sus hijos Felipe (batería) y Emilio (saxo).

   Además de dirigir la banda, tocaba en la orquesta de baile "GAR-MAR-SAN", en las orquestas para misas solemnes y en las rondallas que también formaba.
   Era un prodigio de memoria, conocía multitud de obras de todos los géneros, clásicas y de su época, métodos de aprendizaje de los instrumentos que enseñaba... y, los Salmos de David completos.
   Fue homenajeado en vida en las Escuelas de la calle Toledo, donde ahora, casualmente, se encuentra la Escuela de Música Municipal pronunciando un brillante discurso respondido con un caluroso aplauso.
  Su vida profesional y física se fue apagando, sobre todo, a raíz de la muerte de su hijo Isidoro (1946), excelente músico y su mejor colaborador, y el día 20 de noviembre de 1954 nos dejó con el pueblo sembrado de  melodía y saberes musicales que no tardaron en germinar en otra Banda de Música, que aún perdura.
   A su entierro acudieron muchos sonsecanos que le quisieron dar su adiós y, sobre todo su Banda tocando hasta el cementerio.
   En febrero de 1958, el Ayuntamiento le dedicó una calle en el centro del pueblo que comunica las calle Parra y Arroyada.
  Afortunadamente aún viven algunos de sus nietos que conservan partituras, viejos instrumentos y fotografías como las que se incluyen en este, también pequeño homenaje al maestro de guitarra del padre de quien escribe.
   Con sesenta y muchos años de su vida dedicada a fomentar la música en Sonseca, es digno de ser recordado y reconocido por su pueblo.

Nota: El cuadernillo con la biografía de don Ceferino se publicó gracias al patrocinio de HERMANOS  Palencia S. A y EDUARDO García y JAVIER Cerdeño, Instalaciones eléctricas en general, que se anunciaban en la contraportada.
 
 

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Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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