domingo, 12 de mayo de 2024

DESPUÉS DE SAN JUAN EVANGELISTA, EL PATRÓN, 6 DE MAYO CELEBRAMOS LA ROMERÍA DE SAN GREGORIO EL SÁBADO SIGUIENTE A DÍA 9. COMENZAMOS CON EL PREGÓN, ESTE AÑO A CARGO DEL SACERDOTE DON MIGUEL ÁNGEL DIONISIO VIVAS, COADJUTOR HACE UN PAR DE DÉCADAS EN SONSECA

 

    Don Miguel Ángel Dionisio además de sacerdote es doctor en Historia Contemporánea, licenciado en Geografía e Historia, Teología y Antropología.

  Él ha querido compartir su pregón con todos ustedes. Yo me permito ilustrarlo con fotografías.


Don Miguel Ángel Dionisio Vivas, pregonero de san Gregorio 2024


    PREGÓN DE SAN GREGORIO 2023

    Un año más, enlazando un nuevo eslabón a una cadena secular, Sonseca deja vacías sus calles y plazas y se hace romería, se hace peregrinación, se transmuta en éxodo que lleva a grandes y chicos, jóvenes y viejos, a reunirse en torno a esta ermita de San Gregorio, para celebrar, para festejar, para reír y compartir, para hacerse comunidad y reencuentro, para abrirse al forastero y acoger al ausente.


Desde la iglesia a su ermita en procesión.


    Sonseca y la romería de San Gregorio. Una pareja inseparable, un tándem indiscutible, un romance indestructible, un amor eterno. Porque somos lo que nos han legado nuestros mayores, ese tesoro de nuestras tradiciones, de nuestro patrimonio material e inmaterial, que hemos de enriquecer y preservar, para transmitir a lo que vienen detrás. Sonseca puede presumir de un rico patrimonio, que cada vez es más cuidado y valorado, como el magnífico ejemplo de San Pedro de la Mata nos muestra.


San Pedro de la Mata con el arco del fondo restaurado.

 Ahí, en esas viejas piedras visigodas, edificadas sobre roca firme y recia, podemos encontrar los más antiguos antecedentes de lo que Sonseca es hoy, cuando estas tierras, en aquellos tiempos del reino visigodo de Toledo, ya vieron florecer, en torno a esa red de iglesias, monasterios y palacios, que van desde Melque a Arisgotas, pasando por Guarrazar y San Pedro de la Mata, la fe, la devoción, el arte, la cultura. Cuando estas últimas estribaciones de los Montes de Toledo evocaban, en las cercanías de la Urbs regia de los reyes godos, una Tebaida donde la venerable liturgia hispano-visigoda elevaba suspreces a lo Alto. Un patrimonio que cuenta con la Torre Tolanca, legado de esa Edad Media, más luminosa que lo que una errónea leyenda negra nos quiere hacer creer, cuando Sonseca aparece en la historia, mencionada en 1397 en las Ordenanzas de la Hermandad de San Martín de la Montiña, primero vinculada al señorío municipal de Toledo y luego, a partir de 1629, convertida en villa de realengo, luciendo ya para esta fecha el espléndido retablo de Pedro Martínez de Castañeda, uno de los mejores de la provincia, custodiado en la cabecera de la actual iglesia de San Juan Evangelista, templo parroquial rodeado de esa corona de ermitas que evocan unas devociones arraigadas en el mundo rural y en los momentos en los que, tras la Reconquista, se repobló esta tierra: la Vera Cruz, la Virgen de los Remedios (anteriormente de San Benito), la Salud (antes de San Sebastián), la desaparecida de la Virgen de la Estrella y esta a cuyo amparo se cobija la venerada imagen de San Gregorio Nacianceno.


Retablo parroquial, obra de Pedro Martínez de Castañeda

Ermita del Cristo de la Vera Cruz

Ermita de la Virgen de los Remedios, patrona de Sonseca

Ermita de la Virgen de la Salud

Ermita de san Gregorio Nacianceno
   

  Una ermita que se remonta 1575, cuando aparece, por primera vez, en el testamento de Andrés de Mora, quien mandó que en la misma se celebraran cuatro misas por su alma.

   Poco después, en 1582, tenemos el primer testimonio de celebración de la fiesta, el día 9 de mayo. No conservamos la imagen original, destruida durante la Guerra Civil, siendo la actual de 1940, año en que, por no estar aún a tiempo, la romería hubo de celebrarse el 3 de junio, cuando llegó al pueblo la nueva, siendo bendecida por el entonces encargado de la parroquia, don Román Beteta, en la ermita de la Virgen de los Remedios, y trasladada hasta aquí, en romería como las de entonces, con carros engalanados y animales.


San Gregorio procesionado por el prado en los años 50.

  


   Esta vieja imagen de los carros adornados, que aún podemos ver en antiguas fotos, ha ido transformándose, cambiando el ropaje externo, pero no el interno, porque, en el fondo, los seres humanos somos siempre iguales, nuestra alma colectiva nos sigue evocando lo esencial. Y dentro de eso esencial está la fiesta, la alegría. Más allá de ser animales racionales o animales políticos, que decía Aristóteles, somos también un homo ludens (aunque en Sonseca se tenga fama más bien de Homo faber, hombre que trabaja), es decir, un ser que interacciona con el medio a través del juego, de la diversión, como señaló el historiador Johan Huizinga. Si la fiesta es algo inherente al ser humano, estos días serán ocasión de expresar esa realidad íntima, profunda.

   Una fiesta que tiene su arranque en la devoción. Porque la fe no es tristeza, sino alegría, gozo luminoso que se expande en mil y una expresiones, desde la sonrisa al éxtasis, en un aleluya modulado por la polifonía de gentes diversas. Fe que se ha hecho arte, que se ha hecho historia, que se ha hecho patrimonio material e inmaterial, como el que se manifiesta aquí, en este prado, en torno a esta vieja ermita. Devoción a San Gregorio renovada, actualizada y dinamizada por esa ruta gregoriana que enlazando, como el hilo que acompaña el caminar sonsecano, en una red de fraternidad, a los pueblos que en nuestra geografía castellana y manchega han mirado a San Gregorio como protector y auxilio, acudiendo a él en voto.



   Una devoción que creció en aquellos momentos de honda renovación espiritual en estas tierras castellanas, a la sombra de gigantes como Juan de Ávila, Teresa de Jesús o Juan de la Cruz, y que vino acompañada de un esplendor en las artes, en la literatura y en el pensamiento que engendró un Siglo de Oro como pocos ha habido en la historia de la Humanidad y que empujó a hombres y mujeres a lanzarse por los caminos del mundo en búsqueda de aventuras, riquezas o anuncio de la fe, como hizo un sonsecano universal fray Gabriel de la Magdalena, quien cruzó los mares hasta Japón, y que posiblemente asistiría, de niño y mozo, a esta romería que recuerda al santo padre de la Iglesia, Gregorio de Nacianzo.


Grabado de fray Gabriel de la Magdalena

   Fray Gabriel, una figura extraordinaria, venerada por las Iglesias de Oriente y Occidente, cuya vida puede sernos aún fuente de inspiración, más allá de los elementos concretos propios de un contexto histórico tan diferente. San Gregorio, amante de la soledad, nos recuerda, en medio del bullicio desenfrenado que nos arrastra y del riesgo de convertirnos en elementos anónimos ahogados en la masa, que es preciso buscar espacios de encuentro con nuestro propio interior, de alejarnos del ruido para poder adentrarnos en el hondón de nuestro ser, allí donde, como nos recuerda san Agustín, habita la Verdad. Una soledad que deviene sonora, como señalaba Juan de la Cruz, que nos permite crecer, madurar, para después poder abrirnos a los demás. San Gregorio, que buscó la soledad, no eludió las tareas de servicio a las gentes que se le encomendaron como obispo, de una manera particular a través de sus escritos, con los que profundizó en la doctrina cristiana en unos tiempos convulsos.

   Alguien que no quiso aferrarse al cargo, capaz de renunciar a la sede de Constantinopla, la capital del Imperio, para volver a su pequeña diócesis rural de Nacianzo. Amante de la literatura, fue uno de los mayores oradores de la antigüedad. Un personaje digno de ser recordado y admirado, pero, sobre todo, como han venido haciendo generaciones y generaciones de hijos de Sonseca, de ser venerado.

   Hoy no le pedimos que proteja el grano de la langosta cuando está ya en sazón, pero tenemos, seguro, mucho que traer en estos días ante la imagen del santo. Serán plegarias que brotan de lo hondo del corazón, que saldrán de los labios y se dirigirán a él entre los muros de la ermita o cuando recorra el prado en procesión, entre la barahunda y bullicio de los romeros. Recuerdo mis años sonsecanos, cuando también acudía a esta pradera, incluso aquel año en el que la lluvia, generosa y siempre bienvenida en estas tierras secas, transformó todo en un lodazal que, sin embargo, no amedrentó a los asistentes, que desafiaron a los elementos y disfrutaron de este día tan entrañable.



 Evoco, con la nostalgia, pero a la vez el agradecimiento sincero, aquellas vivencias que se entretejieron en el devenir de mi propia vida. Es por ello por lo que agradezco de todo corazón esta invitación que se me hizo para proclamar este pregón, que me llena de orgullo y satisfacción, y que ha sido no una encomienda pesada sino una gozosa expresión de cariño a Sonseca y a sus gentes

   Ojalá cada año esta fiesta siga creciendo. Ojalá siga siendo momento de encuentro entre los hijos e hijas de Sonseca, entre quienes, sin serlo, nos sentimos igualmente un poco miembros de este pueblo acogedor, trabajador, luchador. Ojalá, en la besana de la historia, Sonseca siga arrojando semillas de solidaridad, de apertura a los demás y al mundo, como han hecho tantos hombres y mujeres que han llevado el nombre de su pueblo por toda la tierra. No puedo terminar sin evocar a uno de los más ilustres, el Siervo de Dios Martín Martín Martín-Tereso, cuya fama de santidad en tierras argentinas es proclamada de modo entusiasta y agradecido.


Don Martín Martín Martín-Tereso el día de san Agustín.

   Ojalá pronto podamos venerarlo en los altares, y quién sabe si, en el futuro, una ermita en su recuerdo acoja también rezos y súplicas, reúna en fiesta a nuevas generaciones sonsecanas. Y quiero concluir con una primicia, pues acaba de salir, hace unos días, la pequeña biografía que he compuesto sobre don Martín, y que espero que a todos nos ayude a conocer un poco más, y sobre todo, imitar, a uno de los mejores retoños de esta tierra.

   ¡Viva San Gregorio!

   ¡Viva Sonseca!


Don Miguel Ángel recibió una placa de agradecimiento.

      Sonseca, 10 de mayo de 2024

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Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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