Este hecho curioso de la Historia sonsecana ha sido recreado hace unos días por un grupo de actores con texto de Gloria García-Castro Peces. La climatología ayudó con una temperatura primaveral a la asistencia de participantes con inscripción previa hasta los 90 en la oficinas de la Agente Cultural.
VISITA DEL CONDE DE CEDILLO A CASALGORDO Y SAN PEDRO DE LA MATA
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| El arqueólogo don Jorge Morín de Pablos explicó el hecho histórico de la venida del Conde de Cedillo |
Juliana: guardesa
Catalina: guardesa
Jerónimo López de Ayala: Conde Cedillo
Manuel Gómez Moreno: Historiador y arqueólogo
PRIMERA ESCENA: PÓRTICO DE LA IGLESIA DE CASALGORDO
Vienen las dos mujeres andando con unos bultos, dirigiéndose a la iglesia para rezar a San Ildefonso.
El Conde de Cedillo y G. Moreno están mirando los muros de la iglesia.
Conde Cedillo: Buenos días nos dé Dios
Juliana y Catalina: Buenos días tengan los señores.
G. Moreno: Estamos aquí viendo estas piedras de la iglesia y no se corresponden con la construcción de la misma. Son mucho más antiguas. ¿No sabrán ustedes de dónde vienen? Y perdonen por nuestra mala educación que no nos hemos presentado. Yo soy Manuel Gómez Moreno, el responsable de elaborar el Catálogo Monumental de España y mi amigo Jerónimo López de Ayala, que es el encargado de elaborar el de Toledo; vamos, que vamos recorriendo toda España y elaborar un libro con todos los monumentos importantes que tenemos en nuestra tierra. ¿Ustedes cómo se llaman?
Juliana: Yo me llamo Juliana y mi hermana, Catalina, pero por aquí todo el mundo nos conocen como “las wambas”.
Catalina: Ya hemos reconocido a su amigo, es el señor gobernador y también Conde de Cedillo. Le hemos visto otras veces con el Conde de Mayalde.
Conde Cedillo: Curioso sus nombres, Juliana Y Catalina, como las santas de Nicomedia y Alejandría. Pero más curioso es su apodo “las wambas”. ¿A qué es debido?
Juliana: Puff, siempre se ha contado que hace una tira de años vino un señor desde Toledo, un tal Don Román a la casa donde vivimos, y allí vio unas letras que ponía “Wamba” y desde entonces nos llaman “las wambas”.
G. Moreno: (dirigiéndose al Conde Cedillo) Román será, Román de la Higuera, el jesuita que se dedicó a falsificar la historia y allí en mi tierra, en Granada, también nos falseó los plomos del Sacromonte. Aquí escribió la historia de Santa Quiteria y habla de la iglesia que estamos buscando, que era la iglesia que mandó construir la santa, con una inscripción en latín que decía “Wamba me fecit”, el rey visigodo Wamba me hizo, por eso estas señoras las llamarán “las wambas”.
Conde Cedillo: ¿Conocen ustedes entonces la iglesia de Santa Quiteria? Es lo que estamos buscando. Nos han dicho que es muy antigua, de esa remota época de reyes visigodos, y es probable que tengan piedras decoradas como éstas, que también hemos visto en la iglesia de Arisgotas, que es de dónde venimos.
Catalina: Nosotras no conocemos ninguna iglesia de Santa Quiteria, perdonen los señores. Nuestra casa es un adosado a las ruinas de la ermita de San Pedro de la Mata, que lleva mucho tiempo abandonada, sin techos ni ornamentos, que se trajeron aquí, a Casalgordo. Es por eso que venimos nosotras, porque en pocos días es la festividad de San Ildefonso y hacemos una gran luminaria en la plaza con trastos viejos y unas buenas tazas de chocolate “La Española”, para mojar los trozos de hogaza de pan duros.
Juliana: Señores¡¡ y sí¡¡ Allí en nuestra casa hay muchas piedras blancas labradas. Son todas como ésta (señala el róleo), pero ésta otra no está allí. En Arisgotas sí que hay muchas así.
G. Moreno: Sí, ésta es una decoración bizantina, es un róleo con hojas de acantos y trifolias. Esta decoración Jerónimo, aparece también en las coronas de Guarrazar, que ya nuestro querido Amador de los Ríos describió como el motivo que se repetía en la escultura y la orfebrería. No sé si nuestro catálogo monumental superará la obra de Amador de los Ríos sobre el tesoro artístico de España.
Conde Cedillo: ¿No se dirigirán ustedes ya para su casa? Y así nos indican el camino.
Juliana y Catalina: Si, vamos para allá
Conde Cedillo (dirigiéndose a G. Moreno): Manuel, ¡qué curioso! Que el patrón de este pueblo sea Ildefonso, que donó parte de sus tierras en Villula Deibensis, una zona de la localidad de Los Yébenes para un monasterio femenino, santuarios donde vivieron mujeres como Egeria o Florentina. Y, que estas dos buenas mujeres, sean Catalina y Juliana, las mártires de Nicomedia y Alejandría ¡Qué paradojas nos proporciona la historia!
Catalina: Señores, déjense de palique, que tenemos que dar de comer a los guarros y chotos, y esos no esperan por nadie.
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| El historiador don Ricardo Largo nos explicó la historia de la iglesia parroquial |
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| El historiador don Ricardo Largo, no explicó la historia de la Iglesia Parroquial |
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SEGUNDA ESCENA: SAN PEDRO DE LA MATA
Juliana: Vamos señores que ya estamos aquí en nuestra casa, bueno, y en “su iglesia” ¡Miren todas las piedras que tenemos!
Conde Cedillo: Manuel, no cabe duda que estos vestigios son antiguos. Mira las piedras de granito, la escultura de mármol, las trazas de modo gótico que decía Isidoro.
G. Moreno: Efectivamente Jerónimo, sus trazas con planta de cruz latina recuerdan a la que tú descubriste en San Martín de Montalbán, Santa María de Melque y a la que yo he visitado a orillas del río Esla, San Pedro de la Nave, en tierras de Zamora. Aunque aquella con una decoración figurada y ésta con temas exclusivamente vegetales.
Conde Cedillo: ¡Dios mío, que sed tengo! ¿No podrán, buenas señoras, dadnos un poco de agua fresca?
Catalina: Voy a por cántaro. Aquí tenemos un buen manantial, que no se seca nunca y vienen a abrevar los ganados del Conde de Mayalde.
G. Moreno: He traído aquí una máquina de fotos, y me gustaría tomarles una fotografía, si ustedes me lo permiten.
Catalina: Nosotras nunca nos hemos hecho una fotografía. Tenemos que ir a Sonseca y allí te las hace Castro.
G. Moreno: Jerónimo, Juliana, Catalina, vamos a ponernos aquí debajo del arco y cuando les diga, miren a la cámara y hacemos la foto.
¡CLICK! (sacaríamos un cartel por detrás
con la fotografía en blanco y negro)
A san Pedro de la Mata
el conde Cedillo fue;
por Casalgordo pasó
en mil novecientos tres.
¡Viva la recreación!
