viernes, 17 de octubre de 2014

PREGÓN DE FERIAS Y FIESTAS DE SONSECA EN HONOR DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS 2014

PREGONERO: 
DON DAVID SÁNCHEZ-CABEZUDO NOGUERA
 7 DE SEPTIEMBRE
PATIO DE LA CASA DE LA CULTURA

   Queridos sonsecanos:
   Inmensamente agradecido a nuestro alcalde y a aquellos que pensaron en mí para esta ocasión, me dispongo, profundamente honrado, a cumplir con la tarea que me ha sido 
encomendada:
   Pregonar las Ferias y Fiestas de nuestro pueblo: Sonseca!
   Las Ferias y Fiestas en honor a nuestra Patrona: la Virgen de los Remedios!
   Las Ferias y Fiestas de todos y cada uno de los sonsecanos!


Ingeniero de Telecomunicaciones. Trabaja en 
el proyecto GALILEO de la Agencia Espacial Europea
   Permitan que me presente. Los de la generación anterior a la mía siempre me han conocido como el hijo de Fulgencio y Mary Carmen, los maestros, a los cuales debo todo lo que soy y les doy las gracias por ello. Atiendo a los de la generación previa como el nieto de Juan Noguera. Para el resto, soy sencillamente David, un integrante más de la aquella fantástica quinta del 78.
   Nuestra infancia transcurrió entre los billares y los puestos de la feria. 
   Más tarde, nuestra efervescente  adolescencia se apaciguaba entre el Instituto y las diversas actividades  extraescolares que se nos asignaban. Al margen, claro está, de otras sospechosas ocupaciones y eventos clandestinos en el Instituto, en las huertas de los extrarradios o en cualquiera de los pubs de la arroyada. Por supuesto, siempre a toda velocidad a bordo de nuestros Vespinos. El éxtasis llegaba con el encierro de San Juan, con la noche de San Gregorio y, sobre todo, con la Feria de septiembre.
   Todas estas experiencias sirvieron para forjar y constituir nuestra faceta social y de  interacción humana.


Banda Municipal de Música
   La música y el deporte fueron también parte esencial de nuestra educación extraescolar. Con los colores del Bartosa en Sonseca, y del A.D. Diana más tarde, defendimos por la comarca el honor y el orgullo de nuestro pueblo a través del futbol y del baloncesto.
   Crecíamos en valores como la amistad, la competitividad y la superación.
    La música centró mis actividades lejos del instituto. Pasaba la mayor parte de las tardes
 entre el Conservatorio y la Banda de Música. 
   En el conservatorio desarrollábamos  disciplina y creatividad, mientras que la banda me descubrió una dimensión completamente distinta de la música, una mucho más alegre: la del compañerismo, la de la emoción 
compartida, la de la entrega generosa. Al compás de la Banda de Música, la vida se  mostraba diferente, especialmente durante Santa Cecilia, y como no, durante estos maravillosos días de la Feria de septiembre. Y si no, fíjense en la sonrisa que tienen todos ellos…
   También formé parte del coro parroquial donde, delante del órgano, y con mi padre como director, participábamos de la Misa a las doce en punto mientras consolidaba valores como el respeto y la solemnidad. Sin ánimo de extenderme demasiado, quisiera aprovechar esta ocasión para valorar el titánico esfuerzo de cada uno de los integrantes del coro, que siguen ocupando sus bancos año tras año a pesar de las limitaciones que la edad nos impone después de más de 25 años en la tarea.

Atril del coro de la ermita de la Virgen de los Remedios,
   Todo lo descrito, no es más que una pequeña muestra, pero el mejor ejemplo de que Sonseca, formada por todos sus sonsecanos, proporciona con orgullo las herramientas necesarias para formar al individuo en sus valores básicos.
   Soy sonsecano de nacimiento. Sonsecano a buena honra. Y por suerte y desgracia al mismo  tiempo, también soy sonsecano en la distancia desde que cumplí los 18.
   Dicen que todo se aprecia en su justa medida una vez se echa en falta. No puedo estar más
de acuerdo: caminar por la Acrópolis de Atenas, a la sombra del Coliseo de Roma o entre la marabunta de la quinta avenida en Nueva York, emociona, conmueve, entusiasma. Te roba el aliento porque te hace sentir parte de la historia, parte de la humanidad. Y sin embargo, no es comparable con los sentimientos que se desbordan en mi pecho al pasar por los arcos de la Feria, o al oler a romero de camino a la Torre Tolanca, y, si me apuran, con la maldita  estrechez de la calle Toledo al llegar a la 


Calle Toledo
Arroyada, con la peculiar fragancia al salir por la carretera hacia Casalgordo, o incluso con el polvo seco que levantan los coches al adelantarte en el camino a San Gregorio…especialmente, cuando vas haciendo deporte.
   Puede que los rincones de Sonseca no resalten por su arquitectura o por su tamaño. Su relevancia sin embargo, nace de la conexión que hacemos entre dichos lugares y las personas amadas, de la relación que hacemos entre dichos parajes y nuestras experiencias pasadas, de la evocación de ciertos olores y sabores al revivir nuestra propia historia.          Está en lo más profundo de nuestro ser. Constituyen nuestro ADN. Los sonsecanos en la distancia sabrán perfectamente a que me refiero….
   Sonseca no es solo aquello que los sonsecanos hemos forjado física y geográficamente a lo largo de los años. Por encima de todo, es lo que hemos construido sentimental y emocionalmente.
   Y esto, paisanos, es lo que hoy quiero pregonar: las fiestas de Sonseca como la fiestas de todos sus sonsecanos: Sonsecanos de nacimiento y, ojo, sonsecanos de adopción, traídos a esta tierra castellana movidos por el amor, el trabajo o cualquier otro avatar del destino, pero igualmente sonsecanos.
   No nos emocionemos. Sigamos. Al lado de nuestro Patrón San Juan ante Portam Latinam, se encuentra nuestra patrona, la Virgen de los Remedios. Ambos nos aportan cobijo, protección, esperanza y aliento.

   Cuenta la leyenda que hace varios siglos había un mendigo que siempre llevaba una   pequeña imagen de la Virgen en su zurrón. Cuando ya no tuvo nada, ni para comer, el pobre mendigo se vio obligado a vender la imagen. Pero la imagen, volvió a aparecer en su zurrón después. Esto ocurría una y otra vez, tantas veces como el mendigo vendía su imagen para poder comer. Hasta que una vez el mendigo hizo lo propio en las proximidades de Sonseca, y la imagen ya no volvió a su zurrón, sino que apareció en el altar de la ermita que había junto al pueblo. Desde entonces se la empezó a venerar en esta ermita y se la llamó Virgen de los Remedios, ya que la Virgen había remediado una y otra vez el hambre de aquel pobre mendigo.


Dibujos de Elena Martínez González 
   Queridos paisanos. Vivimos momentos convulsos en muchos aspectos. Nuestra sociedad ha cambiado, evoluciona a cada instante. Debemos intentar comprender los cambios y tratar de adaptarnos a ellos.
   Como saben, y si no lo saben, se lo digo yo ahora, mi mundo es el espacio.
   Un astronauta de la NASA hace ya algunos años, me explicaba la extrañísima sensación que se experimenta en los minutos posteriores a alcanzar la ingravidez en el espacio exterior  después del lanzamiento.
   Lo habrán visto muchas veces en las películas: una vez se desabrochan los cinturones, los astronautas y todas las cosas a su alrededor comienzan a “flotar”. Pues bien, dicho astronauta me describía tal sensación como la que se experimentaría si se cayese  continuamente por un precipicio. El acto reflejo es mirar con vértigo hacia abajo.
   Imagínenselo. Estar cayendo al vacío de forma continua…. ¡Extraño!, verdad? Y sin embargo, al final el cuerpo humano es capaz de acostumbrarse, incluso a la ausencia de gravedad. A pesar de ser ésta algo innato al ser humano y a pesar de haberla experimentado cada segundo de su vida durante años.
   El ser humano es por tanto capaz de adaptarse a cualquier situación, por novedosa que sea. Por supuesto, lo más fácil siempre será quedarse como estamos, disfrutar de la gravedad, de la vida tal y como la entendemos, tal y como nos la enseñaron.    Sin embargo, yo abogo por buscar siempre la luz sin miedo, aunque ello conlleve echar nuevas raíces.
   Como les decía, mi mundo es el espacio, y de igual forma que un pueblo lo construyen sus ciudadanos a través de sus obras, una misión espacial no existiría si no fuera por las  acciones del grupo humano que existe detrás.  Así que concédanme la licencia de pregonar a Sonseca, a sus sonsecanos y a la Virgen de los  Remedios a través de sus tradiciones, con un aderezo de aceite espacial:  Con el cohete suspendido en la plataforma de lanzamiento, la tensión de los momentos previos al despegue se ve liberada cuando el cohete comienza su vuelo, dejando atrás una
interminable cola de fuego y un sonido ensordecedor, fruto de la combustión de miles de kilos de hidrógeno y oxígeno líquido y sólido. De igual forma, el alabardero coloca el cohete  en la tabla y con una mezcla entre el olor penetrante de la pólvora y el susurro de la mecha encendida, la tensión solo se libera cuando el cohete explota en el cielo. Especialmente si esto a las seis de la mañana, verdad … ??
   Una vez el cohete ha salido al espacio, la cofia debe abrirse para liberar el satélite o la nave  espacial que porte en su interior. La delicadísima operación para separar el cohete del satélite es de crítica importancia para la continuación de la misión. Igualmente crítico es el momento en el cual, el alférez, ante la atenta mirada de miles de sonsecanos, y únicamente  después de la aprobación del Bastón, escoltado por la belleza de la reina y las damas, recibe la bandera de la niña, la despliega sobre sus manos y procede a la delicada tarea de iniciar el baile, que arte!.


El arte de bailar la bandera por el alférez
   Una vez separado del cohete, y ya en el espacio, el satélite vuela independiente. Para asegurar su supervivencia, la primera operación consistirá en desplegar sus paneles solares con el objetivo de proveer energía con la que alimentar todos sus sistemas internos.
   Al igual que la actitud firme y de sacrificio del alférez durante el baile de la bandera sirve de alimento y motivación para el resto de la compañía de alabarderos y de cuantos aquellos sonsecanos le observan con devoción.
   Alcanzada la órbita deseada y con el sub‐sistema de potencia funcionando nominalmente, el satélite se encuentra seguro, pero con el fin de mantener tal situación bajo control, el sub‐sistema interno de navegación deberá asegurar que el satélite nunca pierda contacto con el Sol –que proporciona energía ‐ y apunte siempre a la Tierra –para comunicarse con nosotros‐. De igual forma, el muñidor se encarga de marcar los tiempos a las diferentes  actividades y guiar a los diferentes grupos de personas de forma que la orientación y la navegación de todos ellos sea la correcta.
   Los satélites pueden volar a millones de kilómetros de nosotros. Por ello, una vez en el espacio, su control y su monitorización no sería posible sin una infraestructura en Tierra formada por antenas y centros de control, que a pesar de no gozar de la fama exótica de aquello que va al espacio, son igual de importantes para la misión. De igual forma, el patronato de la Virgen y las autoridades civiles, se encargan de asegurar las infraestructuras apropiadas que aseguren la correcta celebración de las fiestas.
   Cualquier objeto en el espacio sufre unas brutales gradientes de temperatura. Cuando reciben directamente la luz del Sol, la temperatura del satélite puede rondar los 200 grados, pero cuando son eclipsados por la tierra u otro planeta, la temperatura puede pasar a menos 200 grados.  Imagínense, de +200 a – 200 grados en apenas un segundo. Por ello, deben llevar un revestimiento térmico que les proteja adecuadamente. De igual forma, las camareras de la Virgen se encargan de que a la imagen de nuestra patrona no le falte lustre
y que siempre se encuentre en perfecto estado.
   Los satélites no entienden de días o noches, de sábados o domingos, sino que únicamente atienden a las leyes físicas y gravitatorias que rigen sus movimientos. Esto hace que sus operaciones requieran turnos de 24 horas, de lunes a domingos. A semejanza de los cientos de operadores necesarios en una misión espacial, las decenas de antiguos alférez, antiguos alabarderos, antiguos miembros del patronato, antiguas camareras, etc etc, y sobre todo, los familiares de todos éstos se convierten en las personas clave, que en la oscuridad de la noche, o en la soledad de un fin de semana, estarán siempre disponibles para echar una mano. ¡Qué haríamos sin ellos!
   Al igual que científicos e investigadores, los miembros de las asociaciones sonsecanas se


Pasacalle ecuestre
esfuerzan por indagar y proponer nuevos eventos con los que complementar el núcleo de las actividades de la feria. Caballos, enganches, toros, deportes, música, pintura, poesía, … no son más que algunos ejemplos de la amalgama de actividades con la que las asociaciones culturales de nuestro pueblo nos colman de entretenimiento.
   Los datos recogidos por un espectrógrafo de masas o por un radiómetro a bordo de un  satélite necesitan ser procesados de forma que el usuario final pueda entender apropiadamente la información recogida por los diferentes instrumentos científicos.
   Análogamente, los músicos se encargan de procesar las imágenes y envolver los diferentes eventos de forma que cada acto tenga un significado aún mayor, y se convierta en una experiencia que pueda ser disfrutada con mayor intensidad.
   No puedo ni quiero olvidarme de aquellos sonsecanos que, a pesar de no tener una función en las actividades puramente dedicadas a la feria, son imprescindibles para que los primeros puedan llevar a cabo sus tareas.
   Me refiero al personal encargado de hacer mantener el orden y respetar las leyes, de asegurar que las calles estén despejadas para una procesión o de que la gente disfrute sanamente de los festejos. Si no sucede nada, nadie se acordará de ellos, pero ay, como las cosas vayan mal…
   A los carpinteros y los herreros, encargados de forjar las estructuras que sujetan nuestra existencia, como las andas y el armazón sobre el cual descansa la imagen de nuestra Virgen al ser paseadas en procesión.



   A los electricistas, encargados de iluminar nuestras vidas a cada paso que damos por nuestro pueblo.
   Al gremio del textil y a todos aquellos dedicados e embellecernos a nosotros y nuestros alrededores con el objetivo de enaltecer el homenaje que a nuestra patrona dedicamos estos días.
   A los agricultores, ganaderos, responsables de la alimentación y de proveer los servicios
básicos, encargados de abastecer las proteínas e hidratos de carbonos sin las que no podríamos derrochar la energía que estas fiestas merecen.
   A los comunicadores, nuestros ojos y oídos por el mundo, con la tarea de contarnos fiel e imparcialmente la realidad.
   Al gremio del mazapán encargados de proveer los azúcares que mantengan perenne la dulzura en nuestro alma. A los bares y restaurantes, encargados de proporcionar distracción a todos los anteriores para asegurar una correcta actitud mental. Y mucho café al día siguiente…
   A los empleados públicos que mantienen el sistema creado por y para todos. A los educadores, especialmente maestros y profesores. Con la apabullante y no siempre reconocida responsabilidad de despertar el genio que llevamos dentro y de dar talla a nuestra personalidad.
   A los médicos, enfermeros y todo el personal sanitario, que nos arreglan a nosotros para que nosotros podamos arreglar nuestras cosas.
   A los valientes autónomos, cuyo riesgo profesional se traduce en el impulso económico de cualquier sociedad.
   A las amas de casa, que mantienen el calor del hogar para que la semilla de la familia  florezca.
   A los jubilados. Ellos son la generación que nos ha dado las bases necesarias para que hoy podamos labrarnos el presente. Son la generación que puso al Sputnik en órbita, que  mandó a Gagarin al espacio, o que llevó al ser humano a la Luna. Así, nuestros jubilados nos enseñaron las tradiciones que hoy nosotros pasamos a nuestros hijos.
   A las generaciones que nos suceden. Son las que nos llevarán a Marte, las que perfeccionarán nuestras herramientas. Las encargadas de preservar y engrandecer nuestro pueblo. Las que nos harán mejores.
   A las generaciones que nos precedieron y ya nos dejaron. Las generaciones que descubrieron las bases matemáticas, políticas, filosóficas… Las que contribuyeron a hacer de Sonseca el pueblo que amamos. Su recuerdo sigue con nosotros. Y seguirá eternamente.
   Y por supuesto, a las generaciones que aún están por llegar, y que harán realidad nuestros sueños.
   Sonsecanos, ya termino.
   Como decía en la saluda del programa, un griego sabio dijo que “la riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión”.

Patio sonsecano de Ángel Martín
   Así pues, les animo a disfrutar intensamente, a borbotones, de cada segundo de estas fiestas: de las dianas floreadas con la Banda de música, de la pólvora, de las verbenas, del pasacalle a caballo y del circo, de los cuentos infantiles, de las galas benéficas, de los mercadillos medievales, de los torneos de ajedrez y la duatlón y de los toros. Y de los chiringuitos, y de las atracciones, y de los churros y de………y de este fantástico pueblo que es Sonseca y de todos sus vecinos.
   Hoy, aquí, me comprometo a participar activamente no solo de estas fiestas, sino también de las futuras, y con el beneplácito de mi maravillosa mujer Valentini, me gustaría pedir públicamente al administrador del patronato que apunte a nuestro hijo recién bautizado en la Iglesia, a la lista de aspirantes a alférez!
Mosaico de la Virgen de los Remedios de 1774
   Quiero poner punto y final a este pregón en voz alta, a voces, invitándoles a disfrutar al máximo estos días que tenemos por delante, pregonando a los cuatro vientos a nuestro pueblo, a nuestros conciudadanos y sobre todo a nuestra patrona:

   ¡¡ Viva la devoción a la Santísima Virgen de los Remedios !!
   ¡¡ Viva Sonseca !!
   ¡¡ Vivan todos los sonsecanos !!


                      Muchísimas gracias.

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Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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