Ha pasado el tiempo de la marcha de su parte material pero, el alma permanece y permanecerá con nosotros.
Era una fuente de creatividad diversa que se expresaba a borbotones utilizando el formato que consideraba más adecuado para ser comprendido: novela, poesía, ensayo, artículos...
Ha dejado sembrados sus pensamientos, reflexiones, vivencias, en definitiva su persona, para que germinen y sean cultivadas por sus lectores.
Les brindo una pequeña muestra de su obra, como preludio a su mayor profundización. Elijo como no, unos versos dedicados a Sonseca, su pueblo.
Me permito copiar de su libro: Poemas, cantares y semblanzas dedicados a mi gente.
Ilustro con algunas de mis fotografías de archivo.
AL PUEBLO
Y como dijo Machado,
hasta que el pueblo
las canta
las coplas, coplas
son…
por lo que mi gloria
está
en escribir y
esperar
a que las gentes las
lean
y las juzguen los
demás
que solo yo soy
poeta,
soy rapsoda y soy
juglar.
Por ello canto a Sonseca
donde mi cuna allí
está
entre amigos de la
infancia
mi familia y algo
más,
y tropezando en sus
piedras
por su suelo aprendí
a andar,
mas caprichos del
destino
me puso en otro
lugar.
Pero en Sonseca recuerdo
al segador y
ebanista,
labradores,
turroneros,
gente fraguada a
medida,
y al pueblo que son
su hilo
hizo camino
altruista
a quien por sus
lares vino
y allí se dieron la
cita.
En el horizonte advierto
los olivares y
viñas,
en las llanuras,
trigales,
en los rastrojos,
gavillas,
barbecheras y
frutales;
recuerdo norias
perdidas
por los campos de mi
pueblo
con el agua
cristalina
Olían sus campos arados
a tierra húmeda y
fría,
salía el vapor de
los surcos
de la besana movida
por el arado y gañán
que cantó letras
sabidas,
voló el pájaro en el
cielo,
nació de nuevo la
vida.
Hacia su norte, Ajofrín
al sur, Casalgordo
en villa
por el este,
Almonacid
y al oeste se divisa
la torre Tolanca
aislada
construida en una
cima,
piedras que cuentan
historias
que estando muertas
son vivas.
Un consejo quiero daros:
nunca sintáis
cobardía
al hablar de vuestro
pueblo,
que la casta bien
sentida
encierra el valor
eterno
de lo que tocas y
pisas
y siempre las
piernas tiemblan
por donde niños
caminas.