Por inclemencias del tiempo, el pregón se celebró en el teatro Cervantes.
PREGÓN A FRAY GABRIEL
DE LA MAGDALENA 2023
Don Pedro Mancheño Muñoz, párroco de Mocejón
Muy queridos hijos de Sonseca:
Quisiera empezar esta noche, que
nos reunimos aquí, expresándoos y manifestándoos el gozo grande que tiene mi alma
de estar con todos vosotros. El P. Luis María Mendizábal, jesuita ilustre, y
gran ejemplo de vida entregada, nos solía decir a los sacerdotes diocesanos que
cuando nos preguntaran de donde éramos, siempre dijéramos que del pueblo donde estábamos
destinados, ese era nuestro pueblo. Por lo tanto, en el año 2001, vísperas del
8 de septiembre, fecha clave para cada sonsecano, un joven sacerdote de 27
años, dejando el calzado fuensalidano, por el hilo y el mazapán, se hacía sonsecano,
por un tiempo, que si es verdad fue muy corto, especialmente para mí, yo tengo
que decir, que no he dejado de serlo, aunque ya no me encuentre entre vosotros,
y que siempre lo seré, si vosotros así lo permitís.
Cuando me cambiaron, quiso la mal
llamada suerte, que para nosotros es providencia, que cuando volvía del destino
a mi pueblo natal, siempre tenía que pasar por Sonseca, y no os voy a negar, de
corazón, que, en más de una ocasión, la lagrima asomó por el recuerdo tan grato
de este bendito pueblo. Por esto, que contento estoy de estar entre vosotros.
Muy contento y muy agradecido.
Queridos sacerdotes, querido
presidente de la cofradía del Beato Fray Gabriel de la Magdalena, queridas
autoridades locales, queridos hijos de Sonseca.
Me han llamado para pregonar una
fiesta, y a eso vamos, a pregonar. Que, en esta ocasión, no es otra cosa sino
cantar las grandezas de la vida de un hombre seducido por las palabras de otro
hombre, que es Dios, que como hace más de dos mil años, a las orillas del lago
de Galilea, empezó ese “Ven y sígueme” a unos pobres pescadores, y que no
finaliza, ni finalizará esa llamada. En el transcurrir de los tiempos, un joven
sonsecano, el segundo de cuatro hermanos, nacido en la calle los Remedios, la
escuchó, y siguió esa voz hasta el martirio. Por lo tanto, lo que nos tres esta
noche entre manos es pregonar la fiesta de Gabriel de Tarazona, de Fray Gabriel
de la Magdalena.
Os invito a que hagamos un largo
viaje, que viajar es muy hermoso, y abre la mente, os lo digo por experiencia,
bueno ese viaje ya lo hemos empezado, en ese lago hermoso de la Galilea Baja,
el mar de Galilea, donde Jesús formuló la primera vez esas palabras de: Ven y
sígueme, y de ahí me gustaría que voláramos hasta Asís, donde un tal Francessco
quedó enamorado de este Galileo para siempre, y fiado en Él, hasta dejarlo todo
y vivir en pobreza absoluta, fundara los hermanos menores, los franciscanos, y
franciscano, de la rama alcantarina, que nos lleva a ese otro hombre, que
parecía hecho de ramas de árboles, en palabras de santa Teresa, franciscano se
hizo nuestro Gabriel de Tarazona.
Quisiera detenerme en por qué franciscano, y como hacer fiesta de un hombre que abraza la pobreza, como sus fundadores, cuando todos en nuestra vida buscamos el progreso y la prosperidad. La pobreza no se elige por que sí, la pobreza se elige porque el tesoro encontrado es más grande que todo lo que nos puede dar este mundo, por otra parte, es bastante poco, para lo que nuestro corazón ansía. La pobreza es tener a Dios como la riqueza buscada, como el tesoro encontrado, por el cual uno vende todo lo que tiene.
En este ser franciscano, os invito sonsecanos, a dejaros seducir por
Aquel que lo da todo, y no quita nada, a no tener miedo, esas palabras que
resuenan de la última JMJ de Lisboa, en palabras del Papa Francisco, y que
siempre nos recordaran el pontificado del papa Magno san Juan Pablo II. En un
pueblo como el de Sonseca, tan sumamente emprendedor en empresas y quehaceres,
que ha llevado el hilo y el dulce hasta los confines del mundo, os invito a no
tener miedo de que la conquista sea bajo la bandera del Rey Eterno. Y que
salgamos a gritar que el Amor, el amor experimentado, no es amado, y llevemos
el nombre de Jesús hasta los confines del mundo. No tengáis miedo, sonsecanos,
no tengáis miedo.
Leía hace unos días, que el miedo
es poner la fe en el lugar equivocado.
Quisiera agradecer en este
momento, a todos los sonsecanos, que os habéis dejado seducir por esta llamada
del rey Eterno, a las numerosas familias cristianas, que dabais una vitalidad
grande a la parroquia, siendo generosos con el don de la vida, a la vida
religiosa salida de este pueblo, como fray Gabriel, a la vida sacerdotal, como
d. Martín, en reciente proceso de beatificación, y especialmente, me lo vais a permitir,
a dos niños, así eran cuando yo estaba entre vosotros, dos niños monaguillos,
con el siempre recordado y querido Eloy a la cabeza, que hoy son sacerdotes,
muy buenos sacerdotes, D. Daniel y D. Pablo. Y vendrán más, muchos más, porque
la sangre de los mártires, del Beato, siempre es semilla de buenos cristianos.
La pobreza no es simpleza, es sencillez, y la sencillez es propia de almas sabias y grandes. No tenía que ser simple fray Gabriel, todo lo contrario, lo atestiguan sus estudios de medicina. La medicina que nos devuelve la salud perdida y recuperar el ánimo olvidado por la enfermedad. Hay tristezas que no provienen del cuerpo, de la enfermedad corporal, sino del alma y estas son más fuertes y más profundas.
Decía san Francisco,
que la tristeza es la primera señal de que el enemigo se ha adueñado del alma.
Las crónicas cuentas que este cirujano llamado Gabriel de Tarazona, era de gran
ánimo e iniciativa. No os dejéis de llevar por la tristeza nunca, no entremos
en ese camino. El recuerdo más vivo que me llevé de Sonseca era una parroquia
viva y alegre, que hacía que abriéramos los salones parroquiales a las cuatro
de la tarde y se cerraran en torno a la media noche, la alegría de cada domingo
de la misa de niños, las clases mayoritarias de religión en el instituto, los
campamentos, la catequesis. Todo rezumaba vida. Y vida tenemos que llevar, el
mundo está mal, ya lo sabemos, no nos detengamos en ello, y empecemos por
querer reconstruir lo que tenemos al alcance.
Nunca el mundo ha mejorado más,
que cuando los seguidores de Jesucristo han secundado la llamada. Con ÉL todo.
Sin Él nada.
Y el viaje que os propuse al principio, unidos al gran ánimo y a la alegría, que nos llevé donde Dios quisiera, siempre por Cristo, con Cristo y como Cristo. Como a Fray Gabriel, hasta Filipinas o hasta Japón, donde él quiera, como él quiera, cuando él quiera. Fiados en él nos metemos en la refriega. Porque no hay dicha mejor que anunciar el Nombre que nos da la salvación. Alguien que me escucha, puede decir, porqué puedo yo, que puedo hacer yo. Sabéis una cosa todos, podemos sonreír, que es la entrega de alma.
Cuando san Francisco de Asís se reunió con el sultán, en tiempos de las cruzadas,
para poder ir a recuperar los santos lugares, la Tierra Santa, dicen que el
sultán le conmovió la dulzura y la sonrisa de san Francisco de Asís. Hasta el
punto de que escribió, me convertiría a tu religión sino fuera por el miedo de
lo que pensaría mi gente. Corazón misionero, en cada rincón de mi casa, de mi
barrio, de mi pueblo, mostrando la dulzura y la sonrisa proveniente de un
corazón lleno de amor y de esperanza, como el beato. Y si eso nos lleva a la
muerte, que importa la muerte, cuando lo que esperamos es más grande que la
muerte, la muerte es solo la puerta, lo importante no es la puerta, sino lo que
hay detrás de la muerte. No hay llamas, ni siquiera las de Nagasaki, que puedan
destruir lo que llevamos, si en lo que llevamos siempre está Cristo, el Mesías,
el Salvador.
Queridos sonsecanos, hay motivos de fiesta, de mucha fiesta, en nuestro
corazón, y en nuestro pueblo, el beato sonsecano fray Gabriel de la Magdalena
nos indica la dirección. Disfrutad que es propio de los cristianos, de los
testigos que nos trae la vida, vivid la alegría de vuestros antepasados,
sabiendo, que aunque ninguna historia es igual, todos estamos llamados a lo mismo.
A la Gloria, y la fiesta es anticipo de la fiesta eterna.
Disfrutad mucho de estos días. Vivid con intensidad la vida, que es un gran regalo que se nos ha dado, permitidme ser siempre sonsecano, como vosotros. Que el Beato Fray Gabriel y la Virgen de los Remedios os proteja y os guie siempre.
¡Felicidades sonsecanos!
¡Felicidades sonseca!