LO REPRODUZCO CASI TAL CUAL PARA INICIAR EN ESTE BLOG UN APARTADO DESTINADO A LA GASTRONOMÍA Y ASÍ DIVULGAR RECETAS DE NUESTROS ANCESTROS ALGO OLVIDADAS MERECEDORAS DE MANTENERSE EN EL TIEMPO PARA SU USO Y DISFRUTE.
Hace poco tiempo tuve la ocasión de entablar conversación con una sonsecana, ya algo mayor, en la casa de un familiar común.
Comentábamos, como no, la noticia de ese año 1988: las lluvias y sobre todo el daño causado por el pedrisco caído en el pueblo.
- Por el cordel de Arisgotas (Merinas) creo que ha hecho un buen zafarrancho. Las "cebás" y los trigos daban penita verlos.
- Los trigos, menos, ya casi no se siembran en nuestro termino - apostillé.
- Desde luego, este terreno que tenemos en el término da poco grano. Tiene que venir muy bueno el tiempo, como este año, y a la postre, te la juega. Es muy difícil conseguir un año completo de cosecha - comentó.
- Yo me acuerdo, cuando era niño, al principio de los años 60, sembrábamos trigo que segábamos, trillábamos... y por último encerrábamos en la cámara. Era costumbre ofrecer algo en la misa mayor de la fiesta de la Asunción (15 de agosto) para hacer las hostias y comerlo en la Feria tostados con cañamones en sartén. Este revuelto también lo hacía mi abuela para celebrar bautizos, publicaciones de bodas...
- Y los nuégados se comían en la pólvora - se apresuró a comentarme.
Así se acabó la conversación, pero no el afán de curiosidad. Busqué con avidez en el diccionario la palabreja en cuestión.
NUÉGADO: Pasta cocida al horno, hecha con harina, miel y nueces. También se suele hacer de piñones, almendras, avellanas, cañamones, etc.
Necesitaba una nueva charla con la señora Remedios para que me dijera la receta, la forma que tenía de hacerlos.
La definición del diccionario me sabía a poco.
Saqué la conclusión, la receta de Sonseca contiene los mínimos ingredientes y muy económicos.
La miel no faltaba. Se compraba, generalmente, a los mieleros alcarreños que las transportaban en colambres (pellejos de machos cabríos), a lomos de mulas. Las almendras se sustituyen por nueces y se añadían cañamones, que se criaban en nuestras huertas, aprovechando el agua que corría por las "madres" del riego. Por cierto, bastante apetitosos para cualquier clase de pájaros que por allí revoloteaban.
La forma de hacerlos es sencilla:
- Se calienta la miel en un recipiente - sartén, cacerola... - se le añaden los cañamones, previamente tostados en una sartén y las nueces.
- Se hace una mezcla, procurando que quede espesa (ahí está el quid, el toque del dulce, según parece).
- La mezcla se extiende sobre una superficie plana a la que no se pegue; por ejemplo, mármol.
- El grosor se deja al gusto del repostero/a.
- Se corta en trozos una vez frío, y, ¡a chuparse los dedos!
Cuando la PÓLVORA se hacía detrás de la casa-cuartel de la Guardia Civil, era costumbre contemplarla comiendo el dulce que nos ocupa. Algunos se conformaban con el revuelto de trigo y cañamones tostados que llevaban en los bolsillos.
Los más escaladores se subían a la piedra "escurrindera" para así no perderse ningún detalle de los castillos artificiales.
Esta costumbre se intentó restaurar durante un par de años, pero no tuvo continuidad.
En otras fiestas también se solían degustar, así nos lo dice el refranero popular:
"Para San Antón, nuegadón".
En otras fiestas también se solían degustar, así nos lo dice el refranero popular:
"Para San Antón, nuegadón".
- El artículo fue posible a la colaboración de Remedios Hernández, q.e.p.d. Llevaba el nombre de nuestra patrona porque, casualidades de la vida, nació un 8 de septiembre a la hora del OFRECIMIENTO.