La ausencia de imágenes de esos días me arriesgo a suplirla con otras posteriores de los lugares protagonistas para ayudar a la imaginación, aunque sea una situación anacrónica. Lo primero una panorámica bastante actual.
Jueves, 11 de marzo de 1954
EN SONSECA
A pesar de que el tiempo amenaza lluvia, un gentío enorme acudió al carretera a esperar al señor obispo, que venía a administrar la confirmación y conocer esta parroquia.
Todas las autoridades locales, las distintas Ramas de Acción Católica, con banderas; los niños de las escuelas con banderolas y música, y el pueblo en general esperaban desde mucho antes de la hora anunciada.
Comercio de ferretería de Joaquín Rodríguez en la calle Mayor, también cerró por la visita. En el 2009, aún permanece desde aquellos años, pero cerrado, solo han cambiado las casas de uno y otro lado construidas por sus hijos.
El comercio cerró sus puertas y las fábricas dejaron el trabajo.
Se organizó un procesión hasta la parroquia de San Juan Evangelista donde revestido y bajos palio llegó al altar mayor.
Iglesia parroquial de San Juan Evangelista Ante Portan Latinam en los años 80La iglesia estaba repleta cuando el señor obispo subió al púlpito, recomendando a los feligreses el amor de Dios, la asistencia a misa dominical y fiestas de guardar, la frecuencia, a ser posible diaria, de la Eucaristía, y el firme propósito de ser cada día mejores para acercarnos más dignamente a Nuestro Señor. Recuerda a patronos y obreros la obligación de santificar las fiestas y asegurar a los humildes su protección.
El obispo Miranda Vicente visitó la ermita del Cristo de la Vera Cruz. Foto de los años 80
Ayer, miércoles, oficio misa de comunión, confirmó a los niños y visitó las ermitas, trasladándose luego a Casalgordo.- Corresponsal
El corresponsal, en esta ocasión, era: Don Jesús Climent, maestro nacional. En esa etapa histórica no se solían firmar las crónicas.
Viernes, 12 de marzo de 1954
EL OBISPO AUXILIAR HABLÓ A LOS CAMPESINOS EN CASALGORDO, Y AL PUEBLO EN MASA, EN SONSECA
SONSECA.- El obispo auxiliar doctor Miranda Vicente, se trasladó a la vecina aldea de Calsalgordo. Las autoridades que le habían precedido acompañadas del vecindario y de los niños de la escuela, con su maestro, le recibieron en la carretera, dirigiéndose a la Iglesia.
Iglesia de Casalgordo, aldea pedaña de Sonseca . Foto actualEl prelado dedicó a los campesinos una sencilla y conmovedora plática, exhortándoles al cumplimento de la ley de Dios para ser felices en la tierra y ganar el cielo, insistiendo especialmente en que no abandonen la antigua y santa costumbre de rezar el rosario en familia, implorando el favor de la Virgen.
Los aldeanos, que carecen de cementerio propio y tienen que enterrar a sus muertos en el de Sonseca, pidieron al señor obispo dos cosas: un sacerdote que sirva su parroquia y una autorización para enterrar en un campo junto a la iglesia, como se hacía en la antigüedad.En el término existen unas ruinas de un convento o ermita que se llamó de San Pedro, que hace unos cuarenta años estaban todavía en buen estado. Manifestó el señor obispo deseos de visitarlas, pues están declaradas monumento nacional, y allá se fue; pero el abandono en que están y la rapacidad de los que por allí pasan hicieron que no quede nada digno de interés. Apenas dos piedras labradas, que parecen visigóticas; pero que demuestran que no son de allí, sino originarias de otra edificación menor que había por los alrededores y que, estando en ruinas, servirían para elevar el nuevo edificio.
Ruinas visigodas de San Pedro de la Mata cercanas a Casalgordo. (Ver entrada)A la vuelta visitó la escuela para preguntar y conversar con los niños, dando después a besar el anillo a los vecinos de Casalgordo.
Después de bendecirles, se despidió en medio de vítores y aclamaciones.
Llegó a Sonseca, y en el salón de sesiones del Ayuntamiento fue invitado a probar los dulces que aquí se fabrican. (Foto del Ayuntamiento al principio de los años 70)Más tarde en el cine San Juan, habló el prelado a las distintas Ramas de Acción Católica.
El local estaba abarrotado mientras en la calle esperaban varios centenares de personas. Estaba anunciado a continuación otro acto para hablar a las Cofradías religiosas, y ante la imposibilidad de que entrasen todas las personas que lo deseaban, rogó el señor obispo a todos que salieran del local y que se congregaran en la plaza, pues allí, al aire libre, les dirigiría la palabra. Y, efectivamente.
Balcón de la antugua confitería de Enrique Alguacil en la plaza desaparecido hace unos años. Un buen púlpito al aire libre para que el obispo dirigiera la palabra a un pueblo que acudió entero a oírle.
Emocionado por el fervor de un pueblo que acudía entero a oír a su prelado, desde el balcón de una casa empezó su oración. Dijo que no tenía noticia de que en otro lugar hubiese acontecido otro tanto; que sabía del fervor de Sonseca, pero tuvo que venir para ver que era mayor aún de lo que creía; que su corazón estaba contento como hacía mucho tiempo que no lo estaba, y que tenía la seguridad de que al comunicar al señor cardenal lo que aquí había visto, también él sentiría mucho gozo. Terminó implorando gracias y bendiciones de Dios para el pueblo de Sonseca, e impartiendo la suya se retiró a descansar.- Corresponsal
