PRESENTACIÓN
David García Marín, director de Onda Viva Sonseca presentó el acto. |
Don Sergio Mora Rojas dio la bienvenida a la fiesta de nuestro beato. |
Don Miguel Ángel López, presidente de la Hermandad, dirigió unas palabras. |
PREGÓN DE LAS FIESTAS EN HONOR AL BEATO FRAY
GABRIEL DE LA MAGDALENA.
Don David Casas, párroco de Camunñas, pregonó la Fiesta al Beato Fray Gabriel de la Magdalena |
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere queda infecundo, pero si muere da mucho fruto”. Queridos amigos, buenas noches. Estas palabras tomadas del Evangelio según San Juan y pronunciadas hace unos 2000 años por Jesús de Nazaret ante sus discípulos, no han sido palabras que se llevará el viento, que quedaran solo escritas con tinta en los pergaminos y más tarde en los libros o que como simples expresiones utópicas se repitan en las celebraciones litúrgicas de la Iglesia. Estas palabras han sido fundamentales en la vida de muchos que siguiendo el ejemplo de vida del Maestro han sabido darlo todo y darse del todo por aquel ideal que un día les cautivo, les enamoro, les hizo negarse a sí mismos en favor de los demás.
El hombre que
nos congrega en esta noche fue uno de esos…de esos cuya vida merece la pena ser
recordada, de esos que se olvidan de sí mismos, de esos que nos recuerdan que
es posible otro mundo, otra sociedad…, de esos que han hecho del amor el
inicio, el ideal y la meta de su existencia. Un poco lejano en el tiempo, pero
muy cercano en el espacio, el más insigne de los hijos de Sonseca: Gabriel de
Tarazona, el Beato Fray Gabriel de la Magdalena.
Queridos
hermanos sacerdotes de esta mi muy querida parroquia de San Juan Evangelista,
D. José Carlos: que suerte tuvo Sonseca con tu nombramiento, siempre serás mi
párroco y un referente sacerdotal, doy gracias a Dios por los años que te tuve
cerca, D. José, D. Eduardo, joven diacono recién aterrizado entre vosotros.
Un afectuoso
saludo para Don Víctor, Don Primitivo y D. Jesús, sacerdotes hijos del pueblo y
modelos para mí de entrega y fidelidad sacerdotal.
Querido
presidente de la Cofradía de Fray Gabriel de la Magdalena D. Miguel Ángel y
queridos miembros de su Junta Directiva.
Muy queridos sonsecanos, muy queridos amigos. Sin duda ninguna, lo mejor de este pueblo: su gente. El día que me marche os dije que os llevaría en el corazón… y en el seguís estando.
Hace unos meses
me llegaba, por medio de su presidente, el encargo de la Cofradía de pronunciar
el pregón de las fiestas en honor del Beato Fray Gabriel en este año 2019.
Recogí el
encargo con muchísima ilusión y no menos miedo. Han sido muchos los años que he
estado sentado en esas sillas como mero espectador y he sido testigo de grandes
pregones. ¿Quién soy yo para dirigirme a vosotros y pregonaros al más ilustre
de vuestros paisanos?
Creo que los
únicos méritos que puedo atribuirme para estar aquí esta noche son dos: ser
sacerdote y haber sido sacerdote de Sonseca. A la postre dichos méritos no son
míos, sino que me fueron dados, es por eso por lo que agradezco inmensamente la
confianza que se ha depositado en mí para pronunciar estas palabras.
Soy sacerdote…
todavía me cuesta creerlo y han pasado 13 años… pero es cierto soy sacerdote
desde aquel dichoso 2 de julio del año 2006, en que por medio de la imposición
de manos del Cardenal Don Antonio Cañizares fui incorporado al orden de los
presbíteros. Soy sacerdote, por pura misericordia, soy sacerdote sin merecerlo
ni ganarlo. No tengo ninguna virtud y sí muchas miserias (vosotros habéis
tenido tiempo de conocerlas y de sufrirlas).
Sin embargo, Dios llama a los que Él quiere. ¡Esa es la grandeza! El sacerdote
no es eficaz por sus cualidades, por sus dotes o sus méritos… el sacerdote es
eficaz porque Dios da eficacia a lo que hace, porque es Dios quien actúa por
medio de él. Mirad siempre así a los sacerdotes, no reparéis en sus defectos,
en sus miserias y flaquezas. Mirad que son el frágil cacharro de barro elegido
por Dios para seguir viniendo a la tierra, el instrumento, pobre instrumento
que nos trae la salvación.
Fui sacerdote
en Sonseca. Recuerdo el día en el que el entonces obispo auxiliar D. Ángel
Rubio, me daba el nombramiento para venir de Vicario Parroquial a Sonseca y aún
recuerdo emocionado aquel 27 de agosto de 2006, cuando por primera vez subí al
altar de vuestra Iglesia para ser presentado como sacerdote entre vosotros.
Recuerdo que aquel día se cantó el himno al Beato Fray Gabriel y a él le
encomendé especialmente la tarea pastoral que con gran ilusión comenzaba junto
con mis hermanos sacerdotes D. José Talavera y D. José David Rescalvo, a los
que agradezco todo lo que de ellos recibí y aprendí.
Solo Dios sabía todo lo que había de vivir
aquí, pero desde aquel momento experimente aquello que se ha dicho de otros
lugares y que bien podría decirse de este pueblo: “Estás en Sonseca, eres de
Sonseca”. Desde aquel día me sentí sonsecano, porque vosotros me hicisteis
sentir así.
Doy gracias
infinitas a Dios que me hizo disfrutar 10 años de (por llamarlo así) una luna
de miel sacerdotal. No soy de Sonseca, pero, sin duda alguna, hay mucho de
sonsecano en mí.
Pero hablemos
de Gabriel de Tarazona, que es quien nos ha reunido aquí esta noche. Segunda
mitad del siglo XVI, del matrimonio formado por Pedro de Tarazona e Isabel
Rodríguez, nace Gabriel el segundo hijo de los cuatro que tendrá la pareja. Lo
hace, siguiendo la tradición oral, en la casa que estaba situada en el número
dos de la calle de los Remedios, muy cerca de la Iglesia.
Nace por tanto Gabriel en el llamado siglo de oro español. Se ha llevado a cabo en el Concilio de Trento la Reforma Católica, mal llamada contrarreforma, que ha purificado y fortalecido a la Iglesia frente al protestantismo. España, con Felipe II a la cabeza se ha erigido en defensora de la Fe Católica y se ha convertido en el lugar donde la santidad ha brotado como la mejor respuesta de Dios en medio de tanta confusión.
La santidad,
no podría ser de otra manera. Dios suscita en el corazón de sus hijos el deseo
de reformar sin destruir, de cambiar sin dividir…Los santos, los mejores hijos
de la Iglesia son la respuesta de Dios a nuestras preguntas sobre el mal, sobre
el dolor, sobre el egoísmo de nuestro mundo y nuestra sociedad. Mujeres y
hombres que han sabido poner amor donde no había amor para obtener como
resultado el amor. Mujeres y hombres que se olvidan de sí mismos para buscar el
bien de todos. Aquí en este grupo, situamos a vuestro paisano Fray Gabriel y a
tantos otros sonsecanos que como él, han vivido su vida de esta manera.
Yo he sido
testigo de la santidad en este pueblo, testigo de muchos que han sido fieles a
la voluntad de Dios: respondiendo a lo que Él les pedía o aceptando aquello que
Él permitía, testigo de muchos que han perdonado, que han rezado, que se han
desvivido en favor de los demás siendo solícitos a sus necesidades, viviendo
las dificultades desde la esperanza… Testigo de muchos que en nuestro mundo
actual han sido respuesta de Dios. Ojalá y así siga siendo: Sonseca tierra de
santos.
Nace Gabriel en
una familia cristiana. Fue bautizado, según consta en su acta de bautismo, el
día 22 de octubre de 1567. Sin duda alguna, el ambiente religioso de la época
le ayudarán en su formación, pero bien seguro es, que será en su casa donde
aprenderá sus primeras oraciones y donde poco a poco, con el ejemplo de los
suyos, ira forjando el corazón para lo que más tarde llegará. La fe recibida de
sus padres, Isabel y Pedro, y compartida con sus hermanos será el motor que le
empuje a entregarse, años después, a Dios y a los demás.
La familia, en palabras de Juan Pablo II, uno de los bienes más preciosos de la humanidad y la primera comunidad llamada a anunciar el Evangelio a la persona humana en desarrollo y a conducirla a la plena madurez humana y cristiana. La familia, que como recordaba el Papa Benedicto XVI, en aquel encuentro en Valencia en el que participasteis algunos de vosotros en el año 2006, es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral, el lugar donde se aprende a amar y a ser amado. La familia, por tanto, un gran tesoro, el mayor tesoro.
Sin ninguna duda, el ambiente vivido en el
hogar de los Tarazona Rodríguez, fue caldo de cultivo para que, lo sembrado en
el corazón de Gabriel, diera un fruto abundante. Cuantas veces él desde tierras
lejanas, recordaría todo lo vivido en su pueblo y en su casa, cuantas veces
haría memoria de los consejos de sus padres y, sobre todo, como se agarraría a
la fe recibida para dar supremo testimonio de amor en el martirio.
Durante mis
años en Sonseca, fui testigo de la importancia de la familia. Empecé a estar
lejos de la mía (quizá así la valoré más), descubrí una más grande aquí entre
vosotros, pero sobre todo y en cada momento percibí los preciosos valores que
vivíais y compartíais en vuestras familias.
Fui testigo de
vuestra generosidad, que he de decir que conmigo fue desbordante, vuestras
casas estuvieron siempre abiertas para mí, compartí con vosotros muchísimos
momentos de alegría en la celebración de tantos sacramentos, de tantas
fiestas…me enseñasteis que siempre hay algo que celebrar y que cualquier excusa
es buena para estar juntos.
Escuela de Danza Helena Camuñas |
Compartí con
vosotros el dolor y me enseñasteis a vivirlo con una fe que en ocasiones me
sobrepasaba. Los momentos tan duros de la crisis económica que tanto golpeo a
vuestras familias, la perdida de los seres queridos, las enfermedades, los
problemas… nada hacía sucumbir la barca que estaba bien anclada en Dios ni
cubrir de tinieblas lo que estaba iluminado por el sol. El sol de vuestra
fortaleza, el sol de vuestra unidad, el sol de vuestro trabajo incasable y de
vuestra lucha, el sol de vuestra esperanza y de vuestra fe. Sonseca sigue
siendo incluso en los momentos más oscuros la tierra soleada de Castilla.
Os pido que
sigáis cuidando muchísimo el don tan precioso de la familia, que trasmitáis los
valores que en vuestros hogares habéis recibido, que sigáis haciendo fiesta en
vuestras casas y huertas con ocasión de lo que sea, que sigáis disfrutando los
unos de los otros y compartiendo en familia, todo: lo bueno y lo menos bueno.
No lo olvidéis: las alegrías compartidas se multiplican y los dolores se dividen.
De los años de juventud de nuestro Beato no tenemos demasiadas noticias, sabemos que estudió cirugía y la ejerció y que vivió piadosamente la fe que de niño había recibido. Podemos intuir e incluso afirmar que aquel Gabriel adolescente y joven sería como cualquier muchacho de su tiempo. Un joven alegre que disfrutaría el día a día con sus amigos corriendo y jugando por las calles de Sonseca, un joven con inquietudes y desafíos, con grandes deseos de mejorar la sociedad y el mundo, un joven que se preguntaría muchas veces cuál sería su futuro y lucharía en su interior por conocer y cumplir la voluntad de Dios. Un joven, en definitiva, que no se distinguiría demasiado de aquellos que yo conocí y trate en mis años de sacerdote en Sonseca.
He de decir que
fuisteis para mí, en palabras de San Pablo: “mi gozo y mi corona”. Fuisteis el
centro de mi pastoral en la parroquia. Me estrenasteis como profesor en el
instituto y soportasteis con paciencia mis clases, os acompañe, junto con los
catequistas, en la formación para recibir el sacramento de la confirmación y
disfrute especialmente con aquellos que empezasteis a formar parte de la
familia parroquial en los grupos de post-confirmación y jóvenes de la
Inmaculada. Fueron muchísimas las experiencias vividas: reuniones, oraciones,
Pascuas, convivencias, campamentos, peregrinaciones, la Jornada Mundial de la
Juventud de Madrid en el 2011… muchas las alegrías compartidas.
Sólo Dios sabe
todos los regalos que recibí a través de vosotros. Fui testigo privilegiado de como el Señor iba
poco a poco conquistando vuestros corazones rebeldes pero nobles.
Como Fray
Gabriel, algunos, descubristeis la voz de Dios que en vuestro interior os
llamaba a una especial consagración y fuisteis generosos en vuestra respuesta.
¿Cómo olvidar aquellos momentos? Dani, Pablo, mis queridísimos seminaristas,
corazones nobles, buenos, generosos ahora ya mis hermanos sacerdotes. Mi
queridísima Hna. M.ª Paz, torbellino de alegría y alma de tantas actividades de
la parroquia, carmelita descalza hasta los tuétanos, fiel hija de Santa Teresa.
Que orgulloso
debes estar Sonseca, la sangre del Beato Fray Gabriel y de tantos otros
mártires de esta tierra ha sido la semilla de nuevos cristianos y de nuevas
vocaciones. Son muchos las hijas e hijos de este pueblo que han entregado su
vida al Señor en el sacerdocio y en la vida religiosa. Parroquias y conventos
santificados por los que en este pueblo recibieron la fe. Ojalá la intercesión
del Beato Fray Gabriel y vuestra oración siga despertando generosas respuestas
en los corazones más jóvenes.
Muchos otros
adolescentes y jóvenes de aquellos años, habéis encontrado vuestra vocación por
otros caminos, formando vuestras propias familias por medio del matrimonio y la
mayoría ya estáis dando vuestros primeros pasos en el mundo laboral y sin duda
ninguna seréis grandes profesionales en los distintos trabajos a los que os
dediquéis.
Inquietud,
constancia, tesón, responsabilidad…y sobre todo trabajo, son las notas comunes
que descubrí en la mayoría de los jóvenes de Sonseca. Jóvenes que no tenéis un
corazón pequeño, encorsetado, limitado…sino todo lo contrario jóvenes que como
Gabriel de la Magdalena tenéis un corazón grande, dilatado, universal y sobre
todo alegre.
Deseo de
corazón que sigáis siendo así. Y de corazón os deseo lo mejor en vuestros
proyectos de futuro que algunos ya vais cumpliendo.
Podría seguir
durante largo rato hablando de las andanzas de nuestro beato en las tierras de
Filipinas y del Japón. Siendo fraile y médico bien seguro es, que ejerció una
gran caridad sanando cuerpos y almas. Pero el hecho que le llevo a los altares,
el acontecimiento que hizo posible su beatificación aquel 7 de julio de 1867
por el Papa Pio IX, fue su martirio.
Visto por el
gobernador como imposible que Fray Gabriel y sus compañeros renegaran de su fe
decretó que el 3 de septiembre de 1632 se cumpliera la sentencia. Y así fue, el
fuego consumió el cuerpo de los mártires, mientras el cielo se abría para
recibir sus almas.
El martirio es,
sin ninguna duda, la prueba más grande del amor. Dar la vida será siempre la
expresión más grande de la caridad. El mismo Hijo de Dios quiso dar ejemplo de
ello, y así lo han hecho aquellos que fieles al maestro han recibido gracia tan
grande.
Los mártires,
en la historia de la Iglesia son un regalo de fidelidad y de amor hasta el
extremo. Frente al despliegue planificado y metódico del terror de aquellos que
han querido arrancar a Dios del corazón de los hombres y de la sociedad, los
mártires sabiendo bien que serían aplastados, han ofrecido cantando su
sacrificio al Señor…
La imgen habla que... |
Dios estaba con ellos y ellos lo sabían. ¡Su poder se reveló en la debilidad! “No tuvieron miedo… estaban seguros de que, más allá de la muerte, el Corazón de Jesús sería su única patria.” Los mártires oyeron la llamada que Cristo nos lanza en el Evangelio: “¡Confiad! ¡Soy yo, no temáis!” Cuando rugía la tempestad, cuando la barca hacía aguas por todas partes, no tuvieron miedo...
Hoy, más que
nunca, ¡los cristianos necesitamos ese ejemplo! ¡Como ellos, tenemos que
abandonar nuestros intereses humanos, para buscar los de Dios!
¿Seremos
capaces de levantar hoy la voz por Dios? ¿Quién se enfrentará a los modernos
perseguidores de la iglesia? ¿Quién tendrá el coraje, para enfrentarse a las
columnas de la muerte de nuestro tiempo que son el relativismo, el
indiferentismo y el desprecio de Dios? Como vuestro paisano Fray Gabriel,
estamos llamados hoy a dar testimonio, es decir, ¡al martirio! Sangre de
mártires corre por nuestras venas, debemos ser fieles. Cuando se trata de Dios
no hay otro compromiso, ¡el honor de Dios no se disputa!
Solamente el amor generoso, el don desinteresado de la propia vida por Dios y los hombres, puede vencer el odio que es la raíz de todo mal. ¡Solo el amor puede vencer el poder de la muerte!
Quizá no
estemos llamados al martirio, pero sí a la entrega de la vida, aunque sea gota
a gota, es decir, en el día a día, en el trabajo, en el estudio, en la familia,
con los amigos…En todo momento la vida es para darla y gastarla… Y de eso en
Sonseca sabéis mucho.
En esta noche y
para terminar, os pido que sigáis tallando la noble madera de vuestros
corazones, sigáis tejiendo vuestro futuro con el ejemplo de los que os
precedieron y de los que aprendisteis los valores que os caracterizan y sobre
todo sigáis endulzando la vida de los demás con vuestra alegría, como conmigo
lo hicisteis.
Sonsecanos, con el ejemplo y la intercesión de fray Gabriel y con la ayuda de vuestra Madre, mi Madre de los Remedios…seguid haciendo camino.
¡MUCHAS GRACIAS!