Don Fernando Jiménez de Gregorio, cronista de la provincia de Toledo, ya en su vejez, se dio un paseo por los Montes de Toledo y la Sisla pasando por Sonseca. Le publicó una crónica La Voz del Tajo, que se la brindo literalmente a ustedes.
ALGO MÁS DE SONSECA
En los inicios de la Baja Edad Media el lugar, entonces, de Sonseca, formó parte del común de la Dehesa de san Martín de la Montiña. En ese tiempo, comienzos del siglo XIII, puedo construirse la Torre Tolanca, de la que ya hablamos, aunque aunque en un documento del siglo XVIII se dice "que se tiene por obra de moros".
Más tarde pasó a la Iglesia de santa María de Toledo, durante el señorío eclesiástico se repuebla. No es extraño que perteneciendo al distrito de Toledo, el corregidor de aquel Concejo nombre dos regidores para que gobiernen la aldea, había también dos escribanos perpetuos para los que da la aldea 480 ducados al rey. Segregada Sonseca de la jurisdicción eclesiástica, el rey la vende, y en el 1629 el feudal le concede el privilegio de villa.
El exterior de la iglesia parroquial es monumental; el ábside y el presbiterio es de mampostería granítica, los contrafuertes y los esquinazos son de sillería; los contrafuertes rematados con platerescos flameros. Las ventanas tardo-góticas. Todo lo dicho pertenece al siglo XVI. El resto del exterior del templo es de cajones de mampostería, separados por doble verdugada de ladrillos. Esta obra es ya posterior. Demolida la nave por resultar pequeña para el vecindario de la villa, en el año 1989, según Cedillo, se levantó el actual cuerpo de la iglesia, inaugurándose con toda solemnidad la obra nueva en 1902.
La torre es de ladrillo, rematada por una terraza sobre canecillos y un chapitel apizarrado.
A pesar de mis gestiones no consigo ver el interior del templo, cerrado como en otros muchos pueblos que he visitado en anteriores ocasiones.
En la obra antigua puedo leer 1749, y una inscripción: "La palabra se hizo carne" En los óculos también distingo leyendas, que no alcanzo a leer...
Dejamos la iglesia para llegar a la Casa Consistorial, según dice un brillante letrero. En el frontoncillo un escudo labrado en granito con blasones de castillos y leones, me parece del tiempo de Felipe V. Cerca de la plaza del ayuntamiento hay otra con jardincillo, la primera se dedica al Generalísimo y la segunda a José Antonio Primo de Rivera.
El callejero de Sonseca muestra el rápido desarrollo de la villa. Dejando las calle y plazas que se deben a motivos religiosos: El Cristo, Los Remedios... Las que responden a causas históricas: Numancia, Lepanto, Pavía... Al grandioso hecho AMERICANO: Triana, Hernán Cortés, Pizarro, Almagro, Quesada, Bastidas... Quisiera destacar los nombres debidos a la geografía o a la incidencia urbana.
Las calles de una parte de la población toman sus nombres de algunos ríos: Tajo, Guajaraz, Guadalquivir, Zújar, Júcar, Sella.
También responden a un criterio hidrográfico: Agua, Arroyada, Chorrera, Pozo Bueno, Encañado.
Otras calles deben el nombre a las carreteras y a los caminos concurrentes o poblaciones más o menos cercanas: Mora, Ajofrín, Orgaz, Arisgotas, Casalgordo, Layos, Los Yébenes, Urda, Burguillos, Malpica, Toledo, Cáceres, San Pedro de la Mata, Camino del Rey, Veredilla san Simón, Cordel de las Merina.
Hay otras motivaciones geográficas como: Parra, Oteruelo, Huerta, Mirasierra, Paseo de las Moreras, Cerrillo, Dehesilla de san Sebastián, Castañar.
Una calle se dedica al Fuego, otra a La Tierra, ya vimos que hay una calle del agua. Son curiosos los nombres de Descansavacas, La Azucena, La Rosa, La Salud, otra dedicada a Los Donantes de Sangre.
Foto de Antonio Arenas |
En general es una población bien pavimentada, limpia y progresiva.
Frente a la Sociedad de Socorros y Cultural Recreativa, cuento, a comienzos de la tarde, veintinueve motocicletas y otras muchas bicicletas, sin duda pertenecientes a los socios de esa entidad.
FERNANDO JIMÉNEZ DE GREGORIO
Nació el Belvís de la Jara (Toledo) el 30 de mayo de 1911 y murió con más de 100 años el 23 de julio de 1912. Su padre, Federico, era el veterinario del pueblo. Fue doctor en Historia y Derecho y profesor en varias ciudades, como Plasencia, Toledo, y cronista de esta última. Perteneció a la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
Publicó múltiples libros relacionados con la provincia de Toledo y colaboró en varias publicaciones con artículos de divulgación.