Los día 8 y 9 se hicieron seis rutas guiadas y teatralizadas organizadas por ACTIVARTE y patrocinada por el AYUNTAMIENTO tres por día, y escolanadas en el tiempo por el pueblo aprovechando el recuerdo a tres sonsecanos que ha pasado a la Historia de Sonseca: Don Ceferino Ruiz, "el ciego", maestro de música; Manuel Julián García-Grajales Gil de la Serna, médico militar, protagonista destacado de la Campaña de la Viruela en Hispanoamérica y La Generala, doña Felipa Rodríguez-Malo Martín-Ambrosio, mujer luchadora y adelantada a su tiempo.
Se doblaron a seis las rutas por sobreabundancia de inscrpciones.
Nos remontamos a 1892 para comenzar la Hª del actual edificio de la CASA CONSISTORIAL. Un 18 de enero de ese año en sesión del Ayuntamiento se decide construir un edificio municipal nuevo porque se quedaba anticuado. Solo tenía "una mezquina habitación para la secretaría y una pequeña sala de sesiones incapaz para el número de personas que acudían en días de sesiones públicas"
El edificio fue proyectado por el arquitecto jefe de la Diputación de Toledo, el venteño don Ezequiel Martín y Martín.
Se derribó el viejo edificio del cual se conservó el escudo del águila y los leones, que se volvió a colocar en el nuevo edificio.
La plaza del "COSO", denominada así por celebrarse en ella las corridas de toros, ha cambiado de nombre a lo largo del tiempo.
En el pasado siglo, 1931, se le nombró LIBERTAD. En abril de 1939, pasada la Guerra Civil, se le llamó de JOSÉ ANTONIO PRIMO DE REIVERA. Actualmente, Juan Carlos I, desde la restauración de la democracia en España en los años 70.
¡ Por fin, Sonseca, con 4.646 h., tenía agua corriente!
Palomas que anidan en las casas abandonadas del casco urbano. |
A la izquierda de la portada estaba la carpintería de Felipe, hijo de don Cerferino Ruiz. |
Albañal. Canal o conducto que da salida a las aguas, chorrero a la calle de la casa. |
La
popular calle Parra es conocida en el pueblo por ser la principal vía
de comunicación entre la Iglesia Parroquial y el Campo Santo, la calle
los entierros. Los sonsecanos/as fallecidos ha hecho su último viaje por
esta calle, salvo obras o imprevistos. Antes se llevaban a hombros y
ahora en funeraria móvil.
El boquerón, por él se metía al pajar la paja que sustentaba a las caballerías durante el año. |
Don Ceferino nace en Sonseca un 26 de agosto de
1875. Le pusieron de nombre el santo del día.
Su madre, al mes de su nacimiento, tiene una equivocación a la
hora de curarle los ojillos echándole unas gotas que le producen quemaduras.
Por este motivo, la ceguera, de niño no pudo aprender a ni a leer
ni a escribir. A finales del siglo XIX todavía no había los métodos, ni las
posibilidades de hoy en día.
Pero la naturaleza, le compensó con un oído extraordinario y un
tacto fuera de lo normal; de tan manera, que aprendió música utilizando su talento,
entre ellos la memoria y, a los 11 años, ya tocaba el violín en las bodas
y fiestas en las que era requerido.
A los 12 años, ya compartía sus saberes con alumnos, aquellos que se lo
solicitaban.
Con 16, dominaba el piano, ampliando sus oportunidades de amenizar solo
los bailes, y tener otro instrumento que enseñar.
Poseía la suficiente autonomía como para caminar por las calles
del pueblo sin la ayuda de lazarillo alguno.
Don Ceferino fue un alarde de superación en su vida, sobre todo en
su infancia y juventud ya que con 22 años preparó a una banda con 30 músicos.
Hizo su presentación el 6 de mayo de 1897 en la procesión de San Juan
Evangelista, patrón de Sonseca.
Al poco tiempo ganó con esta banda un concurso
en Toledo interpretando El Sitio de Zaragoza.
Casado con Buenaventura Molero a los 20 años, su trabajo musical se
extendería a los pueblos cercanos a Sonseca como Mazarambroz, Cuerva, Noez, Las
Ventas con Peña Aguilera... para dar de comer a su familia, pues en pocos años
tuvo sus dos primeros hijos (Isidoro y Teófila), incluyendo música religiosa en
las misas solemnes.
Su vida no fue un camino de rosas, su ceguera le cerraba puertas
como el no poder dirigir por esta causa a su banda en un concurso de Toledo,
sustituyéndole el Sr. Carraco, el otro director de Sonseca.
En 1911 intentó probar fortuna en un pueblo cercano, Urda. Allí se
marchó con su familia. Hizo grandes esfuerzos para formar una banda, con la que
no llegó a debutar.
En Los Yébenes viviría un par de años viviendo de su talento musical.
Con su violín y acompañado por un guitarrista animaba bailes y daba clases.
Allí nació su hijo Felipe (1912), el tercero, e intentó ingresar en un
colegio de ciegos, solicitud que fue rechazada por rebasar la edad
permitida de su reglamento en siete meses.
Dada la escasez de trabajo, regresó a Sonseca, donde buscó una
segunda oportunidad. Con antiguos músicos de su primera banda y algunos jóvenes
formados por él consiguió una banda con la que volvió a dar conciertos
por los pueblos de la provincia.
Su cuarto hijo, Emilio, nacería en 1914. Al igual que sus hermanos
aprendería el maravilloso arte de la música de su padre. Cada uno de ellos eran
capaces te tocar varios instrumentos, de tal manera, que suplían, si hubiera
menester, a los músicos que por alguna circunstancia no pudieran tocar.
Desarrolló una labor en la enseñanza musical digna de tener en
cuenta, desde los 12 años hasta los 79 que murió. Cientos de chavales
sonsecanos aprendieron a tocar algún instrumento con don Ceferino, muchos
bailaron con sus ritmos, numerosos los que cantaron sus jotas, que componía,
como los quintos o reseñantes, año tras año.
También componía piececitas específicas para enseñar cada uno de los
instrumentos a sus alumnos.
Además de dirigir la banda, tocaba en la orquesta de
baile "GAR-MAR-SAN", en las orquestas para misas solemnes y en las
rondallas que también formaba.
Era un prodigio de memoria, conocía multitud de obras de todos los
géneros, clásicas y de su época, métodos de aprendizaje de los instrumentos que
enseñaba... y, los Salmos de David completos.
Fue homenajeado en vida en las Escuelas de la calle Toledo, donde
ahora, casualmente, se encuentra la Escuela de Música Municipal pronunciando un
brillante discurso respondido con un caluroso aplauso.
Su vida profesional y física se fue apagando, sobre todo, a raíz de la
muerte de su hijo Isidoro (1946), excelente músico y su mejor colaborador, y el
día 20 de noviembre de 1954 nos dejó con el pueblo sembrado de melodía y
saberes musicales que no tardaron en germinar en otra Banda de Música, que aún
perdura.
A su entierro acudieron muchos sonsecanos que le quisieron dar su
adiós y, sobre todo su Banda tocando hasta el cementerio.
En febrero de 1958, el Ayuntamiento le dedicó una calle en el
centro del pueblo que comunica las calle Parra y Arroyada.
Afortunadamente aún viven algunos de sus nietos que conservan
partituras, viejos instrumentos y fotografías como las que se incluyen en este,
también pequeño homenaje al maestro de guitarra del padre de quien escribe.
Con sesenta y muchos años de su vida dedicada a fomentar la música
en Sonseca, es digno de ser recordado y reconocido por su pueblo.
Nota: El cuadernillo con la biografía de don Ceferino se publicó gracias al texto de Manuel Ballesteros Peces y el
patrocinio de HERMANOS Palencia S. A y EDUARDO García y JAVIER Cerdeño,
Instalaciones eléctricas en general, que se anunciaban en la contraportada.
En abril de 1958, la corporación municipal en sesión plenaria acordó dar nombre a varias calles, entre ellas a la de Maestro Ceferino Ruiz, une la calle Parra con la Arroyada, y su pasaje.
Esta casa. ahora supermercado, fue mandada construir por Francisco Noguera Martínez, contratista de carreteras, a mediados de los años 40 del pasado siglo a los albañiles sonsecanos conocidos como "los Maragatos". Está haciendo esquina entre entre las calle de la Ballesta y Malpica. Está levantada con piedra berroqueña de Las Ventas con Peña Aguilera.
|
De la 2ª mitad del siglo XVI es esta casa solariega ubicada en la calle Bailén, con fachada renacentista con jambas lisas. Un pequeño escudo adorna su dintel con saliente cornisa. Un sillar toscano almohadillado flanquea la portada al gusto renacentista.
Calle Bailén, conocida popularmente por la de " los sifoneros". |
En esta casa de la calle Rojas, se cree que nació Manuel Julián García-Grajales Gil de la Serna |
Según
fuentes escritas consultadas, en el año 1637, el itinerario procesional
de la patrona, Virgen de los Remedios, se hacía por la calle Alonso
Arroyo, plaza de Majuelo y calle del Hospital hasta la Iglesia, y desde
ésta a la ermita. Actualmente se sigue haciendo el mismo recorrido. Por
estos datos es fácil deducir que la actual calle de Rojas se llamaba
Alonso Arroyo, nombre de un licenciado de entonces y la calle Hospital
pasó a llamarse Toledo, que aún mantenemos en los rótulos. El nombre de
Rojas surge antes de 1753 porque vivió en Sonseca en el siglo XVIII un licenciado llamado Alonso de Rojas.
-Manuel Julián García Grajales Gil de la Serna nace en la calle de los Rojas de Sonseca en enero de 1775.
- En 1794 se traslada a
Madrid donde realiza sus estudios primarios.
- A sus 22 años obtiene el grado de
Bachiller en Filosofía.
- En 1797 ingresa en el Real
Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid
- En junio de 1803, se titula
como Licenciado en Cirugía-Médica en el Real Colegio de San Carlos y en agosto
consigue la Licenciatura en Medicina.
- En noviembre, con 28 años embarca en
La Coruña, ha sido nombrado ayudante de la EXPEDICIÓN para combatir
la epidemia de viruela de los súbditos americanos.
- De los retratos que se hace de los
expedicionaros el de nuestro paisano está descrito de la siguiente
manera: De caracter firme, impetuoso, poco diplomático, los
contratiempos le molestan y excitan, resolutivo, valiente -sin duda alguna-
pero también vivo, espiritual, generoso, humanitario, expansivo, alegre y
bullicioso. Al parecer era soltero.
- En febrero de 1804, la
Expedición llega a San Juan de Puerto Rico.
Desde ese momento, Manuel recorre toda
la costa del Pacífico sur americano intentando vacunar para evitar la viruela.
Hace su labor médica en Quito, Guayaquil, Trujillo, Lima, Cuzco, La Paz...,
entre las ciudades más conocidas.
- En 1808, en la ciudad chilena de
Valparaiso organiza la Junta de vacunación del lugar.
- En 1812, es nombrado por el
Virrey, Médico Cirujano Mayor del Ejército del Virreinato del Perú.
- En el bienio 1815-16, se encarga
de la dirección del Hospital Militar de Santiago de Chile y ejerce como
Cirujano Mayor del Ejército.
- A los 47 años le ha dado tiempo a
pasar por toda clase de vicisitudes: un naufragio, travesía por los intrincados
Andes, el ataque de los indios, cautiverio durante dos ocasiones, tres batallas
(sufre el periodo de independencia de los estados americanos de España), y un
terremoto en Santiago de Chile.
- 1823-24 Es miembro fundador
de la Academia Chile
- El historiador chileno Vicuña Mckenna
le considera en 1825 precursor de la Anatomía como ciencia experimental
en ese país.
- Ese mismo año, cuando cumple los 50,
regresa a España.
- El Rey de España le confirma
en 1833 Cirujano Mayor del Ejército.
- En1837 se le clasifica como
subinspector de la Sección de Cirugía del Cuerpo de Sanidad Militar (Coronel).
- 1848 La facultad de Medicina de Chile le nombra Miembro Honorario de la misma.
- Algunos historiadores chilenos fechan su muerte a los 80 años, en 1855.
- Los chilenos como acto de reconocimiento a su labor dieron en 1874 el nombre a una de sus calles en la capital, en Santiago.
Estos datos están sacados del libro de Manuel Aguado Martín APUNTES BIOGRÁFICOS de Manuel Julián García-Grajales Gil de la Serna.
-
Sonseca ya tiene una calle con el nombre de este sonsecano, perpendicular a la calle de la Salud, junto a Guardería Infantíl VIRGEN DE LA SALUD,
que ahora será sin duda menos desconocido. El Alcalde de turno se
comprometió en el acto público de presentación del este libro
biográfico, que tuvo lugar en la Casa de la Cultura, el jueves 11 de
marzo del 2010, a ponerle una calle.
En
esta calle, Hernán Cortes, un 18 de septiembre de 1936, cayeron cuatro bombas lanzada
desde un avión Saboya 81 de los militares rebeldes, matando a dos niños y
heridas a otras personas mayores por el derrumbe de casas. Procedía de
Mora donde bombardearon la estación de tren.
FELIPA RODRÍGUEZ-MALO MARTÍN-AMBROSIO, LA GENERALA, una mujer fuerte y moderna.
Unas pinceladas de la biografía escrita y publicada por Francisco Gil Gallego en su colección: TEMAS SONSECANOS
Nació en Sonseca en 1874. Se quedó huérfana de padre a los días nacer. Se madre se buscó la vida como ama de cría en Toledo en un principio. Con una pescadería en la placita de Barrio Rey salieron adelante.
A los 21 años se casó con Manuel C.M., un cadete militar, en 1895. Le acompañó cuando le destinaron a Cuba, donde estalló la guerra ese mismo año.
Allí les nació su primera hija, que solo vivió dos años. Época difícil de la vida, porque pasaron hambre.
Felipa regresó a España antes de la guerra con Estados Unidos en 1898. En su ausencia, su marido, encargado de intendencia, se aprovechó del "río revuelto" y se llevó a Nueva York dinero de su ejército.
Embarazada y acompañada de su madre, a petición del marido, se aventuró hacer un viaje de más de un mes hacia Nueva York.
Gran sorpresa se llevó al encontrar a su marido con una amante. Enojada y cansada del viaje abortó el hijo que llevaba. Su vuelta a España con su madre fue inminente para instalarse en su casa de Barrio Rey de Toledo.
Manuel estaba en busca y captura por el robo del dinero del ejército. Ella urdió una estrategia para que la policía le pudiera capturar. Le escribió a Nueva York dándole la falsa noticia de la muerte de su madre. Él regersó a Madrid, Felipa le recibió en la Estación del Norte de Madrid, pero con la policía al lado. Detenido y juzagado fue encarcelado en Ocaña, donde murió muy joven.
En el cementerio aljunto a la iglesia, frente a su casa. |
Viuda, comienza una nueva vida en Madrid junto a su madre. Para poder subsistir pusieron una fonda de huéspedes. Casualidades de la vida, allí conoce a otro militar, don Maximiliano de la Dehesa López, hijo de la sonsecana Juana López Donaire.
Don Maximiliano se hizo alférez en 1888 en la Academia Militar, tres años más tarde, teniente y en 1899, capitán. Participa activamente en Guerra de Marruecos y por sus méritos fue nombrado teniente coronel y le conceden varias medallas. Con 49 años contrae matrimonio con Felipa que contaba con 43.
En 1918, don Maximiliano ascendió a coronel con el mando del Regimiento de la Victoria y se le nombra vicesecretario del Consejo de Guerra y Marina. Felipa vive a la sombra de su marido con tranquilidad emocional, pero sin hijos, dada su edad.
Don Maximiliano dejó a Felipa heredera única y universal se sus bienes en su testamento.
El rey Alfonso XIII le nombró general de brigada en 1927 y gobernador militar de Guadalajara. Con este cargo, Felipa tuvo el honor de vivir en el Palacio de los Duques del Infantado (de estilo gótico isabelino con elementos renacentistas).
En plena dictadura de Primo de Rivera, Felipa tuvo la ocasión de sentarse a la mesa con lo Reyes, políticos y militares más destacados.
Episodios históricos como el Desastre de Anual, la Victoria de Alhucemas, la represión de los movimientos obreros, el ascenso de los socialistas como Largo Caballero o Indalecio Prieto, la propia caída de la dictadura, el Pacto de san Sebastián, y los gobiernos de Berenguer y de Aznar, los vivió de manera muy cercana.
Don Maximilano murió a los 64 años tras una enfermedad un 12 de dicimebre de 1933.
Felipa heredó la casa del matrimonio en la calle Atocha de Madrid donde vivió poco tiempo de viuda porque en 1934 se trasladó a Sonseca buscando el abrigo de sus familiares. Se hizo acompañar por una sobrina.
El autor de la biografía de Felipa Rodríguez-Malo es el propietario de la esta emblemática casa. |
Felipe Rodríguez-Malo, La Generala compró y mandó a unos albañiles reformar esta casa de la foto frente a la iglesia, esquina calle Mora y Orgaz unos meses antes de comenzar la Guerra Civil en 1936. También contrató a unos buenos forjadores de hierro para que le hicieran las rejas. A causa de la Guerra se quedó sin terminar. Durante ésta sirvió de destacamento del ejército republicano. Una vez terminada, con escasos ahorros, dobla la casa por petición de los vecino, para dar trabajo a los albañiles.
En el verano de 1949, tras una larga enfermedad pulmonar murió Felipa, una sonsecana, adelantada a su tiempo, luchadora e inmensamente buena.
ACTORES
Miguel Barrera: DON CEFERINO RUIZ
Martín Lázaro García de Fernando: GARCÍA-GRAJALES
Maribel Palacios Llorente: LA GENERALA
OTRAS FUENTES DE INFORMACIÓN:
Memorias y curiosidades de la Hª de Sonseca de Manuel Ballesteros Peces.