CARMEN SÁNCHEZ CANALES dejó huella.
Nació en Navahermosa en 1923. Desde muy pequeñita empezó a sentir inquietudes por la literatura, aunque nunca pudo ir a la escuela.
Con cinco años, su madre empezó a enseñarle las primeras letras y poco tiempo después ya sabía leer. Escribió sus primeros versos con tan solo seis años, pero pronto tuvo que dejarlo para ponerse a ganar el sustento.
Nunca tuvo miedo, aunque empezó a trabajar muy joven, incluso teniendo que irse sola a Madrid, siempre fue muy valiente. Las barbaridades de la Guerra Civil empujaron a su familia a irse fuera de Navahermosa. Terminaron en Sonseca, y allí, fue donde conoció a su marido, Gabino, y nunca más se separaron.
Juntos compraron un terreno y construyeron con sus manos su propia casa porque eran fuertes y juntos podían con todo. Formaron una familia a la que dieron todo su amor, al igual que a Sonseca, porque eran atentos, siempre pensando en los demás. Eran humildes y cariñosos.
Carmen tuvo una mente inquieta a lo largo de su vida. Leía todo cuanto caía en sus manos, quiso saber más, conocer más y en cuanto tuvo ocasión viajó todo lo que pudo. Siempre estaba activa e inquieta culturalmente.
Su espíritu festivo se manifestaba cuando tenía ocasión acompañada por su marido, Gabino, músico en su juventud con el maestro don Ceferino Ruiz “el ciego” cantando villancicos en los festivales navideños, participando en los Carnavales y en las obras de teatro que se les requería.
Y así fue como después de muchas luchas y de mucho vivir, volvió a escribir sus versos en su edad madura. Publicó en el 2006 un titulado "Vivencias, recuerdos y sueños" editado por ella misma.
Escribió relatos para el programa de las Ferias y Fiestas, donde además le publicaron los varios premios que ganó en el Certamen anual de Poesía “VIRGEN DE LOS REMEDIOS” convocado por la Compañía de Alabarderos en la primera década del siglo en curso.
También escribió cuentos, que luego contaba en el colegio a los niños de Etapa Infantil para Navidad. Pero sobre todo escribió poesía, a cualquier hora, daba igual que fuesen las tres de la mañana. Siempre quiso plasmar en sus versos todas sus emociones y con ellas estremecernos hasta ponernos el vello de punta a los que la rodeábamos.
Breve reseña biográfica de su nieto Borja Díaz Moledero.
Carmen se nos fue, después de una longeva vida,
hace unas semanas, en noviembre del 2020.
Desde aquí nuestro pequeño homenaje a una mujer que nos HA DEJADO HUELLA con su vida sencilla, valiente y generosa con sus semejantes plasmada en sus sensibles y emotivos versos.
UN ÁNGEL TENGO EN EL CIELO
Segundo premio del XIII Certamen de Poesía "Virgen de los Remedios" del 2005.
Cierto día tuve un ángel, / dormido se me quedó; / el Señor lo subió al cielo / y en los brazos de la Virgen, / mi ángel se despertó.
Al ver su cuna vacía,
su asencia me enloqueció,
pero una voz dulce y clara
de las alturas bajaba:
mi corazón escuchó.
Elevé la vista al cielo
y una luz me iluminó:
era la Madre del Cielo,
con su voz me daba vida
y consuelo a mi dolor.
Mis ojos quedaron quietos
dentro de mi turbación;
me pareció ver a la Virgen
con mi niño entre sus brzos,
los dos en gozosa unión.
Bendita seas María,
Divina Madre de Dios;
tú me hiciste comprender,
que el hijo de mis entrañas
para el cielo me nació.
Y esta pequeñita historia,
ya exenta de aquel dolor,
hoy mis recuerdos son la gloria
porque sé que está en el cielo
mi primer ángel de amor.
Y en las frases de mis versos,
va toda mi adoración
a la Virgen de los Remedios
porque mi vacía mente
de espíritu se llenó.
GRACIAS A SU LIBRO
ALGUNOS, LOS ENTRESACO,
DE SUS POEMAS TAN LINDOS,
DIFÍCIL ME LO PONE CARMEN,
ME CUESTA HACER DISTINGOS.
LOS SUEÑOS SON SUEÑOS
Amar es vivir,
vivir es amar,
soñar es vivir,
vivir es soñar.
Si sueño despierta
o sueño dormida,
eso que más me da;
los sueños son sueños,
pero tienen vida.
La noche nos duerme,
tristes, nos sentimos,
soñando lloramos,
soñando reímos.
A veces, amamos,
a veces, sufrimos.
Se sueñe despierta
o se sueñe dormida:
los sueños son sueños,
pero tienen vida.
En noviembre del 1992, escribió algo propio de la estación en la que nos toca vivir ahora.
EL OTOÑO
El otoño ya llegó,
postrera estación del año;
días de tímido sol,
con sus rayos penetrando.
A esas nieblas inquietas,
que al cielo le van dejando
con la luz de las estrellas
y al frío van provocando.
Los bosques, cumbres y prados
con apacible sombrío,
cubiertos con nieves blancas,
teniendo con el estío
hermoso silencio y calma.
Hojas caducas que el viento
a los árboles despoja
de sus amarillas hojas
igualando su hermosura.
A árboles de hojas perennes
con su verdor se mantienen
con lozanía, y perdura.
Días de lluvia y de sol
en los hermosos viñedos;
sus cepas racimos brillan,
llegan las gentes sencillas
a cortar su dulce fruto
con sus cantares y risas.
Bienvenido seas otoño,
días cortos, noches largas,
ya escondido el astro sol;
se extiende la fría escarcha,
esperando el nuevo día,
que con la aurora se enlaza
para levantar la sombra
de la noche que ya pasa.
Otoño, no eres florido,
flores, si tienes tardías,
que adornas esos silencios
de los cuerpos que reposan
en esas tumbas tan frías.
Que tristes están los muertos,
sus almas llenas de gozo
al cielo alegres caminan.
San Pedro le habrá abierto la puerta de par en par porque ella ya empezó a construir el cielo en la tierra.