martes, 4 de septiembre de 2018

PABLO MARÍA GARCÍA DE BLAS GÓMEZ DA EL PREGÓN DE LA FIESTA AL BEATO FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA 2018 EN SONSECA

      CON EL PATIO REPLETO DE ESCUCHANTES, OTRO 2 DE SEPTIEMBRE, DESDE HACE MÁS DE TRES DÉCADA SE CELEBRÓ EN EL PATIO DE LA CASA DE LA CULTURA.

Alejandro Sánchez nos hizo la presentación del Pregón a la Fiesta de Fray Gabriel de la Magdalena

Don Juan Carlos Palencia, alcalde de Sonseca, dirigió unas palabras de salutación a los congregados.

Don Julián Peñalver, Pdte. de la Hermandad de Fray Gabriel.

Las autoridades civiles y eclesiásticas junto a numerosos asistentes en la presentación.

    Pregón cedido gentilmente para su publicación en este blog con el ánimo de, además de ser escuchado, pueda ser leído con más sosiego, análisis y reflexión.

Con la ambientación iconográfica que requiería el acto, don Pablo García de Blas nos dio su pregón.



PREGÓN DEL BEATO FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA 2018

      Saludo cordialmente a los miembros de la cofradía del Beato Fray Gabriel de la Magdalena, en especial a Julián, su presidente, quien me llamó allá por el mes de marzo para realizar dicho pregón. Gustosamente acepté aun sabiendo que es una gran responsabilidad hacer presente a nuestro paisano beato en los tiempos que ahora vivimos. Un saludo también a todas las autoridades que hoy nos acompañan, sacerdotes (di quienes están), familia, amigos y a todos aquellos que han querido acercarse al pregón a escuchar a este pobre cura. En resumen, queridos paisanos. Me llena de tranquilidad saber que quieran o no, se van a ir de aquí con paz, bien porque quizá les guste lo que haya podido decir o bien porque por fin se acaba el pregón y este tío se ha callado.

      Creo que me conocéis. Por parte de mi padre, Manolo, de los tilgueros. Y por parte de mi madre, Anamari, de los Viriato. Soy el menor de 4 hermanos y llevo ordenado sacerdote 2 años y un par de meses. Hasta los 18 años estuve viviendo en Sonseca, donde ayudaba en la parroquia de monaguillo, luego en los campamentos y también distintas actividades. Fui miembro de la banda municipal de música y siempre anduve en algunas de las distintas actividades deportivas del pueblo. Cuando acabé el bachillerato comencé la universidad en Madrid y al año siguiente, habiendo recibido la llamada de Dios, ingresé en el seminario en el cual estuve 6 años. Tras ser ordenado sacerdote en el 2016 estoy ejerciendo la cura de almas en Illescas y a pesar de vivir fuera, Sonseca siempre será mi casa. 

    Pero he venido a hablarles de Fray Gabriel, alguien mucho más importante que yo. Nos situamos en el siglo XVI, siglo de oro español. La reforma católica frente al protestantismo se ha llevado a cabo con la conclusión del Concilio de Trento y es San Pío V quien materializa dicho concilio. Felipe II reina en España con posesiones en África, Asia, América y Europa y mientras el Escorial está en construcción. La Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, ya se expande por todo el mundo gracias en parte a San Francisco Javier, también misionero en Japón. San Juan de la Cruz escribe poemas místicos y Santa Teresa funda conventos por toda España. El Greco recoge en esos momentos la vida de un Toledo floreciente y Miguel de Cervantes se encuentra en guerra contra los otomanos. Apenas cuentan con algunos años Galileo Galilei, Shakespeare, Lope de Vega y Góngora. Nos encontramos así con Gabriel Tarazona Rodríguez, nuestro beato, hijo de Pedro e Isabel, bautizado al poco de nacer un 22 de octubre de 1567 en medio de este contexto histórico, hombre menos conocido, pero también de una gran talla humana, cultural y religiosa.  


     A pesar de los 451 años de su nacimiento y los 151 años de su beatificación, un 7 de julio de 1867 a manos del también Beato Pío IX, no debemos olvidar su actualidad. Suele pasar o puede pasarnos que cuando escuchamos el nombre de un beato pensamos: “Va, un santurrón, un meapilas. Sólo es beato y no llega a ser santo”. Craso error. Beato es aquel que ha vivido las virtudes de manera heroica o bien ha sufrido el martirio a causa de su fe. En este caso, Fray Gabriel fue martirizado en la hoguera y esto nos da a pensar que su vida tuvo que ser una entrega constante hasta preferir la muerte antes que negar a Cristo. Así la Iglesia lo propone como modelo para todos los tiempos y para todas las gentes. Cierto es que vivió en una época y lugar concretos, pero el amor a Dios y al prójimo escapan a todo eso. Por lo tanto, tomémoslo como ejemplo para nuestro día a día. 

     El propósito que me hago con este pregón es que al menos salgamos de aquí con un poco más de devoción hacia Fray Gabriel, pero para ello es necesario ser agradecidos. Muchos son los dones que recibimos de Dios y es tarea nuestra ir descubriéndolos, pero una vez descubiertos, para ponerlo al servicio de todos e ir aumentando esos dones otorgados, es necesario reconocer el origen de los mismos de manera humilde y confiada. Después de este largo exordio, simplemente trato de alzar la mirada a Dios Padre para agradecerle el don inestimable de un beato paisano y así caer en la cuenta que no es poca cosa lo que nos ha dado, para que crezca en nosotros la devoción hacia Fray Gabriel y acudamos con más frecuencia a su intercesión.
Gracias Padre bueno. Por medio de Pedro e Isabel, tú nos trajiste al mundo, allá por el año 1567, un niño llamado Gabriel, el segundo de 4 hermanos. Su nacimiento en la calle de los Remedios 2, donde el actual aparcamiento de la parroquia, nos hace pensar que vivió una infancia al amparo de la Iglesia. Tú lo atrajiste desde niño, seguramente por medio de su familia, hacia las cosas divinas y fue conociendo la vida de muchos santos (María Santísima, San Lucas, San Pedro, San Andrés, San Juan Evangelista, San Pablo, San Juan Bautista, y muchos otros) ya que en esos momentos se estaba construyendo el retablo de tu casa por manos de Pedro Martínez de Castañeda. Que su ejemplo y el de su familia despierte a muchos niños y familias para que unos vayan ya gustando tus misterios y otros sepan acercar hacia Ti a los más pequeños sin tapujos y con valentía. 

      Gracias Padre misericordioso por la juventud de Fray Gabriel que sigue estimulando la vida de muchos jóvenes. Poco sabemos de esta etapa, igual que la de tu Hijo Jesucristo, pero intuimos que no anduvo lejos de la fe, el trabajo y el estudio. Tú lo fuiste preparando con esmero para que un día entregase su vida por amor a ti y tanta tuvo que ser su generosidad en las obras de piedad y de caridad que ya sus coetáneos lo consideraban santo. 

      Podemos pensar que el ejemplo de tu Hijo curando enfermos hasta la madrugada, según nos cuenta San Marcos, fue lo que instó a Fray Gabriel a decantarse por estudiar cirugía. Puede también que esta labor realizada con tesón le llevase a conocer a los frailes franciscanos del convento del Castañar cuando tuviera que ir a llevarles medicinas o curarles de sus dolencias. ¡Qué bien supiste unir ambas cosas en nuestro querido paisano! Padre, que su vida no nos sea ajena y que los jóvenes de Sonseca hagan actual la piedad, el estudio y el trabajo del Beato Fray Gabriel. Una piedad sin complejos en este mundo que nos asfixia, un estudio honrado con ansias de verdad y un trabajo honesto acordándonos siempre de los más débiles. 

      Padre de todo consuelo, gracias por la vocación de Fray Gabriel a la vida pobre de los hijos de San Francisco de Asís. Su humildad nunca dejará de asombrarnos. A pesar de tener un buen oficio, de conocer el latín, de ser un gran maestro en su trabajo como demostró en el lejano oriente, de tener la vida más que resuelta con 30 años, de no faltarle probablemente alimento alguno, supo deshacerse de cualquier honor que pudiera tener y seguir tu llamada a lego franciscano allá por 1598. Siendo lego se ocupaba de los trabajos más sencillos: tornero, cocinero, granjero, artesano, renunciando a las altas esferas. Que su decisión de seguirte sea paradigma para aquellos paisanos que son llamados a la vocación sacerdotal o religiosa. ¿Qué hay que dejar mucho? Todo es poco con tal de ganarte a ti.


     Gracias Padre de los pobres. Su vida como Lego Franciscano anduvo siempre entre la pobreza propia de dichos frailes. Habiéndote abrazado a ti, ¿Qué otra riqueza podría encontrar en el mundo? Si en aquella época no había ni internet, ni móviles, ni ordenadores, ni videojuegos, ni cine, ni televisión, ni radio para nadie, ¡Cómo tendría que ser la pobreza de tu siervo! Una pobreza hasta el punto que sólo Tú morases en su corazón. A muchos de nosotros nos asusta esta palabra, pero te pedimos para que la donación de nuestro paisano nos anime a dejar aquello que Tú nos pides y así no haya estorbo en nuestra relación contigo.
Gracias Padre omnipresente por la misión a la que llamaste al Beato Fray Gabriel y por su sí generoso a ejemplo de la Virgen María. Habiendo fallecido su padre en 1582 y su madre en marzo de 1601, decide lanzarse a las misiones y emprende el viaje hasta Filipinas 3 meses después, en junio de 1601. Seguramente los santos de tu benevolencia y el mandato misionero de tu Hijo: “Id y haced discípulos en todo el mundo, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” fue lo que motivó su expedición. Ya en 1563 llegaron los primeros frailes y en 1578 los 15 primeros frailes franciscanos quienes a la llegada de Fray Gabriel en 1602 ya habían fundado 38 conventos.
Muchas eran las pruebas que le presentaste: el viaje en barco durante 11 meses cargado de mareos y ayunos para racionar los suministros, un idioma y una cultura muy diferentes, las noticias tanto de las dificultades a la hora de evangelizar como de las muertes de varios frailes por defender la fe. Pero, como diría San Pablo: “Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la Gloria que un día se nos manifestará”. Su único desea era que otros le conozcan, bien por sus palabras o bien por su caridad hacia el prójimo. ¡Cuántas gracias te damos Padre nuestro por su celo apostólico durante 10 años en Filipinas! Que su intercesión nos ayude a tomar la evangelización como una de nuestras prioridades, que todos oigan hablar de tu Amor, ya que en ello, todos nos jugamos la vida Eterna.
Gracias Padre omnisciente por los 20 años que pasó Fray Gabriel en Japón, concretamente en Nagasaki, del 1612 hasta el 1632 cuando es martirizado. Un año después de llegar allí el emperador decretó una nueva persecución contra todos los cristianos llevándoles al destierro y si no, al martirio. Consciente de la necesidad de sus conocimientos por parte de muchos enfermos, decide permanecer allí. Los hospitales fueron destruidos por orden de Gonrocu, emperador en aquel momento, en 1620 y junto con el padre Diego de San Francisco deciden cuidarlos en las ermitas que ellos mismos construyeron. Gracias por su afán de curar enfermos. Su arte y su ciencia no se limitaban a sanar a los religiosos y cristianos, sino que como su caridad era tan grande asistía también a los gentiles que a él acudían, haciéndolo todo por Amor a Ti y no por interés, pues nunca recibía nada por su trabajo. En su proceso de beatificación se le presentó recorriendo pueblos y ciudades cargado con su caja de medicinas, aguantando las inclemencias del tiempo. 

Pablo lee la placa que le ofreció la Hermandad del Beatro Fray Gabriel en agradecimento.

     Quizá esto fue lo que llevó a otro ilustre sonsecano, el médico Manuel Julián García-Grajales, a embarcar en 1803 rumbo a Sudamérica formando parte de la primera expedición de la historia para combatir la viruela, uno de los virus más mortíferos. Muchos son los enfermos que conocemos y que como el beato podemos ir a visitar y aliviar con nuestra presencia, escuchando y consolando. Padre, que por intercesión de Fray Gabriel, Sonseca sea un remanso de paz para todos los enfermos y ancianos. Su fama de gran médico fue creciendo, se hablaba de curaciones milagrosas y hasta el emperador de Osaka y su familia precisaron de sus cuidados. ¡Qué extraña sensación la de cuidar a aquel que perseguía a sus hermanos religiosos! Tu Hijo en la cruz dijo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Así Fray Gabriel aprendió y nos mostró un perdón sin límites que con tu gracia podremos llegar a practicar. 

       Gracias Padre Amable por las misericordias de Fray Gabriel. La persecución se recrudece sin embargo él sigue protegido gracias a sus conocimientos en medicina, pero tiene que andar con cuidado para no delatar a los enfermos cristianos, entre ellos el padre Diego de San Francisco, a quien cuidó durante 10 meses. 

     Llega el año 1629 y es nombrado Takenaca emperador de Nagasaki. Gracias Padre porque a pesar de los métodos despiadados a la hora de perseguir cristianos quemando los montes donde se escondían, Gabriel sigue siendo fiel. Sin embargo, en febrero de 1630 es apresado en los montes de Ikiniki y es apresado en la cárcel de Omura. Grandes son tus misericordias con nuestro paisano, ya que se llega a alojar en distintos momentos en casa del gobernador para sanarle a él y a su sobrina. Esa misericordia que tú derramaste, no fue en vano, pues así la ejerció con el verdugo de sus hermanos religiosos. El corazón del gobernador no se ablandó y es llevado de nuevo a la cárcel, esta vez a la de Nagasaki, junto con sus compañeros el 15 de febrero de 1632, 6 meses antes de su suplicio. 


El himno del Beato Fray Gabriel fue cantado de pie por los reunidos en el patio de la Casa de la Cultura.

      Gracias Padre del Cielo por el martirio de nuestro beato, aunque suene fuerte decirlo. Aún recuerdo, allá por el año 2009, cuando tuve la suerte de participar en el teatro que se hizo de la vida de nuestro paisano. Mi papel era uno de los soldados japoneses que lo martirizó y hoy me encuentro aquí agradeciéndote su vida. Con la intención de apostatar, muchos eran llevados al tormento de las aguas sulfúreas, unas aguas de altas temperaturas y de gran hedor. Era conocido como la “Boca del Infierno”. Allí fue introducido Gabriel con 63 años, quien no llegó a morir, pero sí se abrasó y se desmayó, aunque esto no fue obstáculo para reafirmar su fe en tu Hijo. Padre, que su intercesión nos haga fuertes en el combate de la fe, llegando incluso a sufrir por ello para así, como dice San Pablo: “Completar en nosotros lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia”. Fue también obligado a pisar la Cruz, pero se negó a cometer tan ominoso pecado, es más, la tomó en sus manos y la abrazó, como signo de su disponibilidad al martirio y así entrar en tu Reino. Algunos de los que apostataron le intentaron convencer y otros le ofrecieron también suculentos beneficios ejerciendo como médico si renegaba de su fe, pero ante todo se consideraba cristiano y agradecido a ti por el amor con que lo cuidaste en toda su vida. Finalmente el 3 de septiembre de 1632 se cumpliría la sentencia del martirio. Fue quemado vivo en la hoguera como hijo de la Iglesia. Gracias Padre, porque desde aquel momento tuvimos un intercesor para nuestro pueblo. Importantes acontecimientos han acaecido aquí, pero pocos que trasciendan el espacio y el tiempo como lo fue la muerte de Fray Gabriel. Sus favores hoy nos son de gran ayuda, por eso te pedimos que como él, tengamos un gran amor a la Iglesia, a los enfermos, al trabajo bien hecho, a la pobreza generosa, a la piedad, a la oración y a la vida eterna. 

     Queridos paisanos. Sin que tiemble nuestra voz y nuestro corazón alzamos la mirada al Cielo y gritamos: “Beato Fray Gabriel de la Magdalena, Ruega por nosotros” 

                       Pablo María García de Blas Gómez
                      Coadjutor en la parroquia de Illescas

Acabado el pregón, la Escuela de Danza Juana López bailó para el público con aires andaluces.

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Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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