REVISTA Padre Nuestro / 7 13 de noviembre de 1994
CRÓNICA DIOCESANA IGLESIA EN TOLEDO
E. GÓMEZ / S. GALVÁN
El retablo de Casalgordo consta de ocho escenas, realizadas sobre cinco tablas: tres de grandes demensiones, estructuradas en otras tantas calles y dos, más pequeñas, que componen el banco. Las tres escenas superiores corresponden a episodios de la Pasión. El primer piso muestra las figuras de San Juan, un Papa y una Virgen entronizada, en la calle central, con el Niño en pie sobre su rodilla.
Según los estudios realizados y la opinión de don Alfonso Pérez Sánchez, catedrático de Historia del Arte, la obra podría ser atribuida a alguno de los maestros del entorno de Juan de Borgoña (Comontes, muy probablemente, o Correa) y habría sido ejecutada hacia el primer tercio del siglo XVI.
El estado de conservación del soporte era muy aceptable, a pesar del ligero alabeo y de alguna pequeña ceja en la unión de las tablas. La capa pictórica, sin embargo, sometida a la limpieza periódica de los vecinos del lugar y expuesta a las deposiciones de murciélagos, insectos y aves, había sufrido daños irreparables en algunas zonas. Asimismo, la azurita, el pigmento empleado para los mantos de la Virgen, muy inestable en combinación con el aceite, había degenerado hasta perder su carácter.
El trabajo realizado ha constado de dos fases específicas: de un lado, el tratamiento y conservación con lo que se acometía el sentado de color y regeneración de las preparaciones, así como la limpieza y resanado de los soportes y el tratamiento preventivo antixiófagos y antihumedad. De otro, el tratamiento de restauración, que incluye la limpieza de suciedad superficial y de barnices oxidados, así como el estucado de lagunas, reintegración y barnizado de protección. Ambos tratamientos se han llevado a cabo con materiales naturales y reversibles.
En cuanto al montaje final del retablo, ya que no se contaba con restos complejos y verdaderamente fiables de la estructura y decoración de la arquitectura original, se propuso y aprobó la construcción de una nueva arquitectura compuesta por dos grandes unidades: una estructura fuerte, de cajas, anclada al piso y recibida en el muro mediante grapas metálicas, que soporta la obra en su interior sin necesidad de clavetearla, y una arquitectura exterior, atornillada a la armadura anterior de tal modo que el acceso a la obra sea sencillo y rápido en caso de necesidad.
Consideramos que la arquitectura debía comportarse exclusivamente como un marco que realzase la obra, desprovisto de aditamentos y lejos de cualquier tentación historicista. Así pues se diseñó una estructura de planos y líneas puras que evocan columnas y cornisamientos con sus elementos básicos tradicionales, con una tonalidad adecuada para aislar, sin separar del conjunto, cada uno de los temas.
Los trabajos de restauración y montaje han sido posibles gracias, en primer lugar, al apoyo de los fieles de Sonseca, y a la subvención de Caja Madrid, fundamentalmente, así como de la Diputación Provincial de Toledo.
El proceso complejo de restauración de las tablas ha durado tres meses.
Nota: El trabajo de carpintería del retablo se realizó en el taller de Guillermo Rodríguez-Malo Ventas, en Sonseca.
