miércoles, 9 de septiembre de 2015

PREGÓN DE FERIAS Y FIESTAS DE SONSECA EN HONOR A LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS DEL 2015 A CARGO DE DON LUIS GUTIÉRREZ VALENTÍN



EN EL ABARROTADO PATIO  NELSON MANDELA DE LA CASA DE LA CULTURA

Saludo e introducción personal
Señor Alcalde, Corporación Municipal, Alabarderos, Patronato de Nuestra Señora de los Remedios, Autoridades en general, sonsecanos y paisanos. Buenas noches.
Tal como dijo el poeta que nunca persiguió la gloria ni dejar en la memoria de los hombres su canción, yo tampoco nunca pude pensar en esta gloria, cual es dirigirme a vosotros para desearos lo mejor en estas Fiestas. Mas cuando me llamó Juan Carlos, el Alcalde de Sonseca (a quien agradeceré eternamente su invitación), he de confesaros que me sentí como Lope de Vega cuando Violante le encargó un soneto, que en su vida se había visto en tal aprieto. Lope salió airoso del trance. Yo empecé a pensar en mi pregón, que, sin pretensiones altaneras, me gustaría estuviese a la altura del cariño que os tengo y de la devoción a nuestra Virgen, tildado, como no podía ser de otra forma, de poesía, pues todos los días me precio en cocinar con los avíos de la métrica y la rima. Pero antes de meterme en harina, y por si alguien aún no me conoce, deciros que para algunos sigo siendo aquel Luisito, hijo de Vicente y de Petra, del linaje de caleros y esquiladores; para otros, ya empecé a ser Luis; mas, para todos soy: Luis Gutiérrez Valentín.

Y siguiendo la estela de Machado al decir que su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla. Mi infancia son también recuerdos de un patio de Sonseca; calle de Rojas, vecino de Juan Antonio, su esposa Antonia, sus hijos, y el “tío Simón”, buenas gentes y vecinos. Patio que me evoca al seno de una familia de siete hermanos, de un buen padre tertuliano de casino y de hermandad, y de una santa madre ama de casa, laboriosa y cuidadora de su hacienda; padres que un hijo sueña tener. Un patio donde el abuelo sentado en una silla, cabizbajo, golpeaba con su cayado el empedrado de su entorno y con sus manos temblorosas liaba un cigarrillo de tabaco picado de cuarterón, mientras su mirada fruncida bajo su gorra de visera, transmitía ternura. Ella, la abuela, a quien siempre conocí con toquilla negra, vivía en su silencio porque no llegaba el ruido a sus oídos, y aún con ojos claros, sin luz en su retina. Un patio donde un niño de pantalón corto, sentado sobre un escalón, merendando, escuchaba en la radio las coplas de Juanito Valderrama o de Antonio Molina. Un patio del que salieron dos jóvenes muchachas guapas vestidas de blanco camino del altar. Un patio soleado y abrigado en el otoño, plateado por la escarcha del invierno, con brotes de una parra en primavera, o el peso del fogoso sol de agosto. Un patio de tertulia en noches de verano que enriquecía la convivencia vecinal. Un patio asomado por su puerta, para ver todos los años a la Virgen de los Remedios en su calle. Un patio cargado de enjundia y sentimiento, con leyenda y con historia, donde cada rincón respiraba por sí mismo  porque tenía vida propia. 

Mi infancia son recuerdos de ese patio de Sonseca y una huerta del camino de Ajofrín, con cañaveral en acirate, viñedo y olivar, donde el trigo y la cebada maduraban, y el sol, con brisa de aire limpio, tersaba nuestra piel. Una huerta donde la azada, la torna y la gavilla daban testimonio de un medio de subsistencia, y al que incorporaba mi humilde aportación en las vacaciones de verano.
En ese entorno de mi infancia encontré a los primeros amigos: Salva, mi primo Luis y Santiago “el calderero”, conmigo las “cuatro piedras angulares” sobre las que se cimentó el edificio de una cuadrilla, a la que después los demás llegaron; todos buenos. Íbamos a los billares de Pedro (en Pasaje de Los Remedios), y con su padre, “el tío Román”, impartíamos tertulia y algún que otro ratillo de juego gratis, ansiados en cuajar alguna carambola. Memorizo que un día quedó, sobre el paño de una mesa, trabajo para el sastre.
Mi infancia también recuerda cuando ayudaba a decir misa. Menciono a mi amigo Don Damián, a quien algo debo. Y ya mi temprana juventud en la academia de Don Víctor, con buenos compañeros de pupitres, donde el teatro o excursiones a la sierra nos enriquecían social y culturalmente. Don Víctor me puso en el camino por su bondad y su sabiduría. Él me enseñó a rezar en latín.
Después de este tiempo, recordado con nostalgia, los caprichos del destino me llevaron a Madrid. Al salir de este pueblo que me vio nacer, crecer y dar mis primeros tropezones, con tan solo 16 años, os puedo asegurar que parte de mi corazón se me quedó en Sonseca y parte de Sonseca me llevé en mi corazón, mientras la garganta se me  resecaba y la saliva me costaba tragar.
 Porque un día con la maleta / con amargura y un llanto / dejé a mi espalda Sonseca / buscando fama o fracaso, / dejé de pisar rastrojos / para pisar el asfalto, / dejé a amigos de la infancia, / dejé a mis padres y hermanos, / cambié el aire de este pueblo / por aire contaminado  / y en medio de la ciudad / me sentía sonsecano.  
Al final los lugares por donde nos movemos nos condicionan, pero como también dijo el poeta que todo pasa y todo queda, después de haber pasado cuarenta y tres años fuera de Sonseca, aún me queda el poso de mis orígenes, porque aunque cambiemos, nunca debemos de dejar de ser lo que siempre fuimos, que no es otra cosa sino la de ser nosotros mismos, y en nuestro caso: sonsecanos.
Y como los sonsecanos somos como somos, yo, en mi trabajo, presumía de las marquesas y mazapanes de mi pueblo como algo único, que no era, sino ensalzar lo que es nuestro, porque los sonsecanos, somos los mejores embajadores de nuestra patria chica.
Con este enmarañado crecí y descubrí la grandeza de la familia, la riqueza del trabajo, el valor de la amistad y el dolor de la ausencia de un pueblo al que tanto quería. Esa familia y esos amigos que aunque nunca te pidan nada, siempre se les debe algo. 

El pueblo y sus gentes
Pero de los sonsecanos, lo que siempre me llamó la atención, fue que fuisteis trabajadores infatigables, y una copla definió el punto de partida: los hijos de agricultores dicen que no quieren campo y Moraleda les dice: venid aquí que hay trabajo.
El promotor de esa marcha, allá por los años sesenta, tuvo su nombre y apellidos, secundado por el sonsecano que, subiéndose al carro, puso de manifiesto que era un luchador hasta la médula.
De ello daban testimonio los, por entonces, llamados “viruteros”, que acudían a los campos a segar por horas, después de su jornada laboral en los talleres de madera. Aquellos sonsecanos solo tuvieron su escuela en el trabajo, en la perseverancia y en creer en ellos mismos. Por aquellos años (terminaban los sesenta y primeros de los setenta), los sonsecanos empezaron a pedalear fuerte con sus piernas y con su corazón; con sus piernas, porque se movían en bicicletas por todo el pueblo (a la hora de comer parecía Sonseca la vuelta a España), y con el corazón, porque desde el formón y la hoz, algunos se convirtieron en ejemplares empresarios.
Siempre se dijo que el mayor riesgo del ser humano es la ignorancia, de ahí que algunos ignorantes me preguntasen en Madrid: ¿dónde queda Sonseca? porque no lo veo en el mapa. Yo les contestaba: Sonseca está en todas partes en las que un sonsecano respire, porque donde un sonsecano esté, está su pueblo, y sonsecanos de prestigio hay muchos repartidos por el mundo.
El sonsecano es de los que sellan los contratos y así valen, / que ponen su honor por garantía / sin que medie el papel ni los avales / que aprendieron con el hilo a hacer camino; / con el formón, el carpintero, artesonados, / y moliendo las almendras con azúcar / dieron nombre a mazapanes toledanos. 
Aprendemos de lo que vemos, al vivirlo lo descubrimos, y en ese descubrimiento está su grandeza. Yo había visto muchos años la feria, pero al vivirla este año de una forma diferente, he descubierto sentimientos y emociones grandes que me impulsan a llevar el nombre de Sonseca por donde mis libros vayan, porque, nunca sentiré cobardía / al hablar de nuestro pueblo, / pues la casta bien sentida / encierra el valor eterno / de lo que tocas y pisas / y siempre las piernas tiemblan / por donde niño caminas.
La última crisis que ha desolado España, en Sonseca no ha sido ajena, pero el sonsecano tiene agallas para, como el “Ave Fénix”, resurgir de sus cenizas y reinventarse tantas veces sean necesarias, tomar de nuevo el timón del barco y acometer grandes proyectos, porque el sonsecano es único, diferente e insustituible y solo superable por él mismo.
Si en un tiempo vuestra inquietud generó industria, ahora son las asociaciones y actividades culturales, las que dan testimonio de vuestro renacer y caminar. Este resurgir social y cultural, es el mejor indicador adelantado (utilizando un término de la economía), que llevará a Sonseca al lugar que le corresponda de nuevo, para volver a ser un pueblo referente. Porque un pueblo no se mueve / si sus gentes no caminan, / pues para el buen peregrino / el caminar no es andar / sino llegar al destino, / que así lo cantó Machado: / al andar se hace camino, / y os confortará lo andado / del camino recorrido. / Vosotros sois peregrinos / que llegaréis al destino.
Con vuestro tesón y lucha tenéis el pueblo ejemplar que habéis construido. Y lo habéis hecho distinto, sin perder su esencia ni su historia, porque los que renuncias a su historia, empobrecen su cultura. Lo habéis puesto en el mapa para que aquellos ignorantes, que a mí me preguntaban ¿dónde queda Sonseca? ya lo vean en el mapa con letra gruesa y negrita. Las cosas no son buenas por ser grandes, sino grandes por ser buenas. Vosotros habéis hecho de Sonseca una cosa buena, y por eso ya es grande. ¡Enhorabuena, sonsecanos, por ser como sois!
Por eso a este sonsecano yo le canto / con palabras emotivas de mi  pluma, / le canto por su afán y su trabajo, / yo le canto por su porte y su figura, / yo le canto por ser recio castellano,  / tan rico de grandeza y de aventura / que te estrecha y aprieta bien su mano, / que tiene su honradez como cultura, / y sus ojos y miradas van sembrando / su humildad y sencillez desde su cuna.
Mas también a esta  villa de Sonseca, / a sus calles y a sus plazas yo les canto, / soy juglar de alegría y de sus llantos, / respetando su costumbre y su pasado / porque dentro de este pueblo soy paisano / y fuera de sus lindes yo presumo / de ser de Toledo y sonsecano.
Pero dejadme que tenga una reflexión en voz alta para los míos: para mi esposa, para mis hijos (que están a unos cuantos miles de kilómetros) y para mis hermanos: gracias por lo que me siempre me habéis dado. También para los que no pueden compartir este momento y contemplo desde la atalaya del dolor y la ausencia: para mi padre y para mi madre que me educaron en la sencillez y en la humildad, y a quienes les debo todo lo que tengo, lo que soy y lo que hago. Para mi hermano Vicente y para mi cuñada María que me dejaron demasiado pronto y nos quedaron muchas cosas por hablar. A ellos les envío estas letras envueltas en viento al cielo, para que también participen de este momento.



Conclusión poética
Mas ahora terminaré profetizando mi futuro. Pues como con los años cambiamos juventud por sabiduría, buscaré mis querencias, que no son otras, sino las de este pueblo castellano. Esperaré tranquilo y sosegado / que cuando a mí por la edad / se me recete el retiro, / recogeré bien mi hato / y aguardaré mi destino / mientras corra el calendario, / porque no hay mejor camino / que buscando mis querencias / retornar donde he nacido.
Mas llegados esos años, / y el tiempo ya dé lo mismo, / en invierno, a la solana, / viendo jugar a los niños, / en verano, bajo el árbol, / que da sombra y buen cobijo, / y así ver pasar la vida / entre traguito y suspiro.
 Después la silla y el patio, / el cayado y el fruncido / de los ojos al mirar, / y sintiendo los latidos  / de un corazón desgastado,  / ya roto por lo vivido, / contemplaré en soledad  / cómo la vida se ha ido, / mientras escuche el cantar / de las coplas que haya escrito / y que ya nadie sabrá  / quien las compuso y las dijo / porque así quise que fuese, / que mis versos sean leídos / y al llegar a los demás / yo ser un desconocido.
 Que solo mi identidad / halle en el viento cobijo / cambiándose de lugar / buscando nuevos destinos / al soplo del huracán,  / y envueltos por mis suspiros, / esparcidos por el mundo, / queden mis versos y libros / y con ellos mi carácter, / educación y principios.
¡Muchas gracias, sonsecanos! / ¡y a Sonseca que me entraña!  / ¡el retrato de vosotros,  / donde veo a mi calaña! / Y a la Virgen los Remedios / rezadle hoy y mañana, / que Ella escucha y da respuesta / a oraciones y plegarias / y nos abre cada día / a quien a su puerta llama.
Mil gracias, una vez más / del respeto recibido, / generoso y humildad, / a este poeta perdido / que aprendiendo a caminar / al escribir mis recuerdos, / cumplí con este pregón, / llenar mi zurrón de sueños.



Sed felices, disfrutad  / en estos días de asueto / que la vida al caminar / marca muchos recovecos / mas en esta feria estad / en esparcimiento  pleno / y es hora de ya exclamar, / y decidlo sin complejo, / ¡qué viva la devoción / de la Virgen Los Remedios!                              

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Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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