Ahora, que en estos días alrededor del 8 de marzo, los medios de comunicación llenan sus páginas y su tiempo en recordarnos la vida de mujeres destacadas de la Historia, saco en este blog a colación unas pinceladas biográficas de sor Rosa de san Francisco, mujer que dejó huella, de la que aún no me he ocupado.
ROSA DE SAN FRANCISCO
Nació en Toledo el 26 de septiembre de 1670. Fue bautizada en la parroquia de la Magdalena.
Quedó huérfana de padre y madre con sólo dos meses. Una tía se hizo cargo de ella trayéndosela a Sonseca, donde vivió hasta los 22 años.
Panorámica de Sonseca |
A esa edad entra en el convento de santa Clara de Toledo como terciaria franciscana , doncella de sor Lucía María Barragán.
Se dice que sor Lucía "La veneraba como gran sierva de Dios".
Falleció el 12 de agosto de 1696 a los 25 años. Corta fue su vida, pues. Fue enterrada bajo la bóveda de la iglesia de este convento.
Que de especial vería de esta monjita su confesor, que escribió su biografía. Nos gustaría poder leerla, pero se le cedió a la familia Gamero de Toledo, que en 1980 aún no habían devuelto al convento.
Presbiterio de la iglesia del convento de santa Clara de Toledo. |
En 1887, la providencia, casualidad, hizo que se descubriera su cuerpo incorrupto.
Se levantó un acta del descubrimiento, a la que tuvo acceso nuestro amigo e investigador Manuel Ballesteros Peces en 1959 de la que saco los principales datos.
El 19 de mayo de 1887, el maestro albañil, don Francisco Arroyo, blanqueando y limpiando la iglesia del convento levantó una losa que cubría la bóveda de la sepultura en la capilla del Santísimo Cristo con licencia de don Carlos Mon, confesor de la comunidad. Descubrió una difunta con hábito y toca con el cuerpo entero en una caja. Aunque el rostro, vuelto sobre el hombro izquierdo, estaba denegrido, los ojos se encontraban frescos. Las manos, cruzadas sobre el pecho, estaban blancas.
La madre Presidenta y las religiosas presentes se interesaron por contemplar su cuerpo venerable. La vida de sor Rosa de san Francisco se conservaba con estimación manuscrita por su confesor en el convento. Se la encontraron en la misma forma que expresa el capítulo 11 de su biografía.
Le vistieron después de haberla aseado un poco con un hábito de estameña azul sin mangas porque no le pudieron volver los brazos. Le pusieron una toca blanca sin velo y un Stmo. Cristo sobre el pecho.
La caja quedó cubierta con un lienzo blanco de hilo en la misma bóveda del Stmo. Cristo.
Si el confesor escribió su biografía con tan poca edad y tiempo como religiosa es señal de su ejemplar vida llena de virtudes, sobre todo, de humildad.
¿Se podrá recuperar esta biografía de sor Rosa de san Francisco?
Si este mensaje llegar al destinatario preciso, la esperanza permanece. Desde este sencillo púlpito, pero universal, lo intentamos.
En 1954, se volvió a descubrir el cuerpo de sor Rosa. Se aprovechó para ponerla un nuevo hábito de color marrón.
Según el médico don Alfonso López Fando, que la reconoció, sor Rosa de san Francisco, era un caso extraordinario.
La profesora, sor Francisca, conocedora de su vida, le informaba a principios de los años 90 a nuestro historiador Manuel Ballesteros, que sor Rosa, según oídas de ella, tenía consigo una imagen diminuta del Niño Jesús.
En cierta ocasión, en el viaje de Sonseca a Toledo, notó la pérdida del Niño e intentó volver a buscarlo.
Ella escucho que el Niño le hablaba:
- "No te vuelvas, que estoy aquí".
En la manga derecha de su vestimenta se lo encontró.
El Niño Jesús de sor Rosa de san Francisco. Fotografía de Manuel Ballesteros Peces. |
La imagen del Niño Jesús es de marfil con sólo once centímetros y pelo rubio.
Las clarisas, durante largo tiempo lo han conservado dentro de una pequeña urna de madera y cristal sobre una camita con colchón y almohada de encaje. A los lados, dos angelitos y al fondo las letras JHS, como se ve en la fotografía hecha por Manuel Ballesteros. Ahora se encuentra sin urna junto a otros Niños en la exposición al público del Convento, no habitado por monjas.
El convento de Santa Clara
Es un cenobio de monjas clarisas.
Se fundó a mediados del siglo XIV, ocupando un espacio donado por Dª María Meléndez, en la actual Plaza de Santa Clara de la ciudad de Toledo.
Claustro del convento de santa Clara. Fotografía de Carmen Luz Herrera |
Con el tiempo fue aumentando de tamaño, adquiriéndose inmuebles anexos como fue la parte de una plaza cedida por las monjas del vecino convento de Santo Domingo en 1410.
Historia
del convento de Santa Clara, de Toledo
Los conventos
«son un remanso del ruido del tiempo, del ruido de la historia»,
Don Gregorio Marañón.
El monasterio de Santa Clara la Real fue fundado a mediados del siglo XIII, dentro de la rama femenina de la orden franciscana, conocida popularmente como las clarisas, por su fundadora, Santa Clara de Asís.
El libro expone una síntesis de los principales conventos de Toledo, así como la historia del propio monasterio, desde el siglo XIII al día de hoy, detallando los principales rasgos de su evolución.
En un tercer bloque, el autor lo dedica a la descripción del convento y de sus principales tesoros artísticos y objetos de culto.
El libro
viene acompañado de numerosas fotografías, obras de Ángel Sánchez Coronado