Gracias a las investigaciones realizadas sobre la cofradía de la Virgen del Carmen de Manuel Ballesteros, como de otras existentes, puedo divulgar por este medio, al igual que en otras muchas ocasiones, la evolución de la misma hasta nuestros días. Ya sabemos que el presente siempre es consecuencia del pasado. Recoges lo que siembras.
Hay que remontarse hasta el 1615, ya se han cumplido los cuatro siglos, para fechar la fundación de la cofradía y a la vez hermandad. Fue un 8 de febrero y arrancó con 617 cofrades, nada menos. Sonseca contaba con poco más de 2.000 habitantes.
En la fiesta hubo músicos que "tañeron" (tocaron instrumentos musicales de percusión o de cuerda, en especial una campana). Cobraron 30 reales. También se aprobaron sus ordenanzas.
Se hacían procesiones los terceros domingos de mes con un cuadro de la Virgen con marco dorado y la fiesta anual, que solía ser en mayo, junio o principios de julio a la que se traía un predicador, se tiraban cohetes y algunos cofrades ofrecían limosnas especiales.
En 1635 se hacía danza al son de tamboril y actuaba la música de las chirimías (La chirimía es un instrumento musical de viento-madera parecido al oboe y de doble lengüeta, trabajada antiguamente de forma grosera y labrada con nueve agujeros laterales, de los que únicamente seis están destinados a taparse por medio de los dedos. Las había agudas, altas y bajas) en las procesiones. En ese año se hizo procesión a la ermita de san Sebastián, actual Virgen de la Salud, que se encontraba "en el término de Sonseca", extramuros del pueblo. En esa época el casco urbano llegaba a la calle san Quintín.
En 1654, se terminó un retablo para la Virgen del Carmen en la parroquia. Su escultor fue el toledano Juan Muñoz de Villegas, que además era maestro de arquitectura y ensamblador de retablos. Ostentó el título de maestro mayor de obras de la ciudad de Toledo, concedido por su Ayuntamiento, tras la muerte de Juan Gómez Lobo. El ensamblador del retablo fue su alumno Francisco Rodríguez de Toledo. Buenos artistas contrataban los sonsecanos en la ciudad imperial.
1675. Un par de noticias reseñables: se arregló el estandarte y se hizo un inventario de las abundantes alhajas que tenía la Virgen prolijas de enumerar.
Después de 1682, el principal ingreso que tenía la cofradía eran las rentas de un censo impuesto a su favor por María de Ajofrín, natural de Almonacid y algunos donativos.
1705. Surge el teatro benéfico. Unos sonsecanos aficionados al teatro en la Pascua del Espíritu Santo representaron unas comedias con calidad. Los 635 reales de las entradas se aplicaron de limosna por mitad para Nuestra Señora del Carmen y Nuestra Señora de la Salud. Al encargado de recoger el dinero, Marcos Escribano, le tuvo que amenazar el visitador eclesiástico con la excomunión porque no se lo quería dar a las cofradías.
1719. Se le hizo a la Virgen del Carmen un ofrecimiento en forma de "soldadesca" obteniendo unos ingresos de 1.950 reales con lo que se le compró un vestido con tela de oro y plata.
1796. La cofradía de la Virgen del Carmen contaba con una casa en la calle Hospital, ahora Toledo, con un huerto adjunto y siete tierras en el término. De su arrendamiento obtenía unos ingresos cada tres años de 2.328 reales. Más que una cofradía era una Memoria pues no cobraban cuotas.
Hasta 1930 no se vuelven a tener datos sobre la cofradía por ausencia de los libros correspondientes. ¿Qué sucedería con ellos?
1930. Surge por segunda vez la cofradía de la Virgen del Carmen. La iniciativa la llevó Ascensión del Castillo de la Cruz, devota de esta advocación posiblemente por haber vivido en Cuerva con su tío, el párroco, cerca del convento de las Carmelitas Descalzas, que aún perviven. Se inició con unos cien cofrades, que asistían al triduo y a la misa mayor el día de la fiesta. Unas cien pesetas recaudaban de las cuotas para cubrir los gastos.
Acabada la Guerra Civil, doña Casimira Gil regaló una nueva imagen de escayola, la que aún conservamos en la actualidad y podemos contemplar en la pequeña capilla, donde antes de 1968 estaba la pila bautismal.
1945. Del triduo, se pasó a decir novenas.
En 1952, la cofradía contaba con su estatutos. La directiva se reunía el día de san Pedro y san Pablo, el 29 de junio, para acordar los actos a celebrar el domingo anterior o posterior al día de la fiesta en el calendario eclesiástico. Se traía a un predicador a la misa cantada con comunión general de los cofrades. La presidenta era Asunción del Castillo de la Cruz y la tesorera doña Rita Ruiz-Tapiador.
Son los tiempos con mayor número de cofrades, que superaban la centena. Pero el descenso fue paulatino tanto es así que para cubrir los gastos se hubo de hacer varios años rifas porque con las cuantías de las cuotas era insuficiente.
En 1962, la actividad de la reducida cofradía consistía en celebrar la fiesta del 16 de julio.
A principio de los años 90 se eliminó el triduo por falta de asistencia de fieles.
CONTINUARÁ