Soleados días para celebrar estas esperadas fiestas llenas de bullicio en la plaza de la Virgen de los Remedios, lugar de encuentro de los sonsecanos, y en los actos tanto religiosos como populares programados.
Algunos testimonios gráficos he captado con mi cámara.
DÍA 5 DE MAYO, LA VÍSPERA
Misa, pregón, luminaria con pólvora y verbena.
Misa en la iglesia parroquial presidida por el pregonero. |
Se hizo la ofrenda floral al santo patrono después de la misa. |
Alberto Muñoz, el nuevo director, da la entrada de Evocación a la banda municipal. |
Presidente de la cofradía, pregonero, niña del bastón y alcalde hacia la Casa de la Cultura. |
Rosa María Sánchez-Alarcos presentó el acto del pregón. |
Coadjutores, miembros de la cofradía, concejal de cultura y alcalde con el pregonero. |
Reina y damas del 2020 y 2022 |
Don Sergio Mora Rojal, alcalde de Sonseca, pronunció unas palabras de saludo. |
Pregonero de la fiesta a San Juan Evangelista, don Daniel Rodríguez de la Cruz |
PREGÓN SAN JUAN EVANGELISTA 2022
Introducción
Saludos sacerdotes, hermandad, corporación municipal y reina y damas del 2020(en especial a Nuria), Reina y damas del 2022 y niña del bastón del 2020.
Dicen que es de buen nacido ser bien agradecido. Por eso lo primero que quisiera es agradecer a la hermandad de San Juan por haber confiado en mí para poder dar este pregón en honor del santo patrón de nuestro pueblo. Ya hace dos años que me lo dijeron y ya por fin lo hemos podido realizar después de que se pase lo peor de la pandemia.
¡Qué bien que podamos volver a disfrutar de nuestras tradiciones! ¡Qué bien que veamos que la alegría no ha desaparecido, sino que sigue con nosotros y tenemos que disfrutarla!
Celebramos hoy la fiesta de nuestro patrón, San Juan Evangelista. Aunque propiamente no es esta la fiesta que celebramos, ya que San Juan es el 27 de Diciembre. En Sonseca todavía celebramos una fiesta que la Iglesia quitó con la remodelación litúrgica del Concilio Vaticano II. Por tanto, celebramos la fiesta de San Juan ante Portam Latinam, es decir, el martirio de San Juan. Por eso nuestro precioso retablo de la parroquia lo preside San Juan en la olla hirviendo, en el intento de su martirio, del cual no murió sino que incluso salió rejuvenecido.
Pero si preciosa es la imagen de San Juan de nuestro retablo, también lo es la imagen con la cual procesionamos, donde encontramos a San Juan con sus principales atributos: la pluma y el libro, señal que es uno de los evangelistas y el águila.
La figura de San Juan siempre ha sido de gran importancia en la historia de la iglesia, no solo porque es considerado como el discípulo amado del Señor, sino porque él nos ha dado la contemplación más íntima de Jesucristo. Por eso desde el principio de los tiempos de la Iglesia se ha hablado de San Juan como el teólogo, y por ello su símbolo siempre ha sido el águila.
Por eso, quisiera centrar todo el pregón en la figura del águila, un ave que, como todos sabemos es majestuosa, y que de su forma de vivir podemos sacar grandes enseñanzas para nuestras vidas y grandes similitudes con nuestro patrón. Porque quiero que este sea el propósito de este pregón, no solo anunciar las fiestas del patrón de nuestro pueblo. Sino que, como San Juan ha sido propuesto por nuestros antepasados como patrón, eso significa que le han querido proponer como un ejemplo para todos los sonsecanos de todos los tiempos.
La altura de vuelo del águila
Pues, ¿De qué le sirve a un pueblo tener un patrón? Dicen que el águila tiene una altura de vuelo entre 3 a 4 kilómetros de altura. Por tanto, tiene un techo de vuelo bastante alto. Si tenemos un patrón es porque tenemos un modelo a seguir.
En ningún pueblo se proclama patrón o personaje ilustre a alguien que no sea modelo o ejemplo a seguir, sino todo lo contrario, en alguien que sea modelo para todos los hijos del pueblo. Porque, no lo olvidemos, el hombre tiene necesidad de ejemplos, necesidad de modelos que les impulsen a vivir de una mejor manera. En definitiva, el hombre tiene necesidad de modelos que le ayuden a vivir a mayor altura. Muchas veces vivimos tan ocupados mirando al suelo que nos olvidamos que el cielo es la meta mayor. ¡Queridos paisanos! ¡Miremos al cielo! Seamos como el águila, aspiremos a los bienes de arriba, no nos contentemos con lo poco, porque estamos hechos para lo mucho.
Sigamos con el ejemplo del águila. Dicen que el águila es puesto como figura de San Juan porque es el único ave que puede mirar al sol sin quedar deslumbrado. Así es el evangelio de San Juan: un constante mirar al sol, Jesucristo, y no quedar deslumbrado. El evangelio de San Juan es una constante búsqueda de los signos del Señor.
Y creo que esto ya es algo de lo que debemos reflexionar. Queridos paisanos ¿Qué es lo que buscamos en nuestra vida? ¿Acaso buscamos algo? ¿o estamos demasiados cómodos ya con lo que queremos?
Uno de los grandes problemas a la hora de la educación de hoy en día es que hemos perdido la capacidad de sorprendernos. Nos sorprenden pocas cosas. Y esto es una auténtica pena. La educación ante todo se basa en la capacidad de sorprendernos y admirarnos ante un conocimiento nuevo. Y esta admiración es la que nos impulsa a aprender cosas nuevas. Pero esto lo estamos perdiendo… parece que ya los niños nacen redichos, pues es solo apretar un botón y ya creemos que lo sabemos todos.
Es urgente recuperar la capacidad de sorprendernos, de admirarnos ante la naturaleza, ante los nuevos conocimientos, ante los nuevos encuentros con nuevas personas. Seamos como el águila, seamos personas de altos vuelos.
Además, que la capacidad de sorprendernos nos lleva a una cosa que es esencial en nuestra vida: sentirnos amados ¿No hay mayor sorpresa en nuestra vida que sentirnos queridos? ¡Es la gran sorpresa! Desde que somos recién nacidos la mayor admiración nos surge por las personas que nos quieren. Es más, el hombre solo se puede desarrollar auténticamente cuando se sabe querido. Cuando lo sabe, es cuando busca su plenitud y no descansa hasta haberla encontrado.
Es precioso ver como San Juan recuerda el momento en el que se encontró con Jesucristo. Fijaos que importante tuvo que ser para él que incluso se acuerda de la hora exacta (la hora sexta). ¡Esto es impresionante! Su corazón en estado de búsqueda le hizo encontrar la plenitud, y cuando la encontró… ¡le quedó grabado a fuego!
Otro personaje ilustre de nuestro pueblo es San Agustín el cual nos dice: hemos sido creados para amar y ser amados. Y es que este tiene que ser el itinerario de toda persona: da igual si es creyente o no, si es de una religión u otra… el itinerario de toda persona humana debe de estar marcado por la búsqueda y el encuentro del auténtico amor. Desde el momento en que reivindicamos la verdad de sentirnos amados, afrontamos la llamada a llegar a ser lo que somos.
Lo vuelvo a decir: ¡Seamos personas de altos vuelos! ¡No nos conformemos con cualquier cosa! Y, sin duda, la gran altura de nuestra vida siempre la va a marcar nuestra capacidad de amar y ser amados. Estemos en continuo estado de búsqueda, en tensión por descubrir la plenitud del amor, el deseo de llegar a la completa verdad. Así, sin darnos cuenta, es como estaremos buscando a Dios.
La transformación del águila
¿Qué es lo que le hace a un joven de 18 años dejarlo todo para seguir a una persona? Porque esto es lo que hizo San Juan al seguir a Jesucristo. Sin duda, lo que le hizo seguir a Jesucristo fue contemplar la nueva vida que él le quería dar.
Vamos a seguir con el ejemplo del águila. Las águilas viven 70 años, pero a los 40 años tienen que tomar una difícil decisión, sus uñas se vuelven tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico, alargado y puntiagudo, se curva demasiado apuntando contra el pecho y ya no le sirve. Sus alas están envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas, y para entonces, volar se le hace muy difícil.
Tiene dos alternativas: abandonarse y morir, o enfrentarse a un doloroso proceso de renovación, que consiste en volar a un nido en las montañas cerca de una pared, ya que está seguro. El águila comienza a golpear con su pico en la pared con mucha fuerza hasta conseguir arrancárselo. Después esperará el crecimiento de un nuevo pico, con el que se desprenderá una a una sus viejas uñas. Cuando las nuevas garras comienzan a nacer, comenzará a desgarrarse sus desgastadas plumas.
Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros treinta años más...
Este ejemplo del águila es impresionante y nos viene muy bien en relación con nuestro Santo Patrón y para nuestra propia vida. Pues al fin y al cabo, se puede encontrar cierta similitud con el intento de martirio de San Juan y esta transformación del águila: los dos salieron rejuvenecidos.
De hecho, el culto de San Juan se consolidó en Éfeso donde, según la tradición, vivió durante mucho tiempo (algunos de esos años junto a la Virgen María).
¿Qué es lo que nos hace poder tener una vida más plena? Ya no me refiero a más longeva, pues no sabemos hasta que edad viviremos, sino más plena, con más sentido. Creo que San Juan y el águila nos lo advierten: el recogimiento interior. Algo que hoy en día hemos perdido totalmente, pues nos da literalmente miedo el silencio. Tememos el silencio porque, seamos sinceros, en el silencio es donde vemos que hay en nuestro corazón y la mayoría de las veces no nos gusta lo que tenemos.
Por tanto, ahora quiero que hagamos ese viaje al nido de una montaña. Ahora vamos a estar solos, solo tendremos el silencio de la montaña. Pero os aseguro que, después de esta estancia, saldremos rejuvenecidos, con una vida más plena.
El hecho de ir a la montaña es ir a la misma fuente donde todo puede volver a empezar. ¿Cuántas veces hemos tenido en nuestro pensamiento la idea de volver a empezar nuestra vida? Seguro que muchas. Pero la clave no es empezar desde cero, la clave no es cambiarlo todo, sino transformarlo, buscar lo mejor, pues es posible que ya ni lo buscáramos. Tenemos que ser como el águila que se enfrenta a esa difícil decisión: o transformar su vida o morir.
Para nosotros la mejor manera de transformar nuestra vida, nuestra montaña particular es volver a la fuente misma del amor, a las raíces de donde el árbol coge todos los nutrientes. Así es como lo hace San Juan, no en vano es conocido con el discípulo amado y cuando escribe su primera carta lo hace con esa intención: descubrir cuál es la fuente del amor: Dios.
Vuelvo a decir, es posible que muchos de los que estáis aquí no veáis esta concreción de Dios en nuestra vida. Por eso, si a lo mejor está desdibujada un poco la imagen de Dios en nuestra vida, os aconsejo acudir a otra montaña que estamos dejando desatendida: la familia. Ahí, en el seno de la familia es donde lo aprendemos todo, todo. Hay cosas que no se pueden enseñar fuera de la familia: ni la iglesia, ni las instituciones públicas… ¡Ni el Papa de Roma!
Creo que todos vemos que la sociedad en general necesita un cambio. Vemos que hay mucha crispación, ya no hay tanta confianza entre unos y otros… la guerra se ha instaurado en las puertas de Europa y amenaza con extenderse. ¿Qué hacer cuando algo tan importante como la paz es muy difícil de mantener? ¿Qué hacer cuando vemos que no podemos hacer nada? Si que podemos hacer algo, y es cuidar de lo que tenemos, tratar de poner atención a lo que verdaderamente importa. Y la familia es lo más importante.
Y aquí no solo me refiero a la familia cercana, sino a nuestro mismo pueblo de Sonseca. No solo tenemos que crecer en nuestra familia de sangre, sino en nuestra patria chica que es nuestro pueblo. Por eso es muy necesario no olvidar de donde venimos, pues olvidar nuestra raíces, es olvidar la historia de amor que Dios quiere tener con nosotros.
No olvidemos todo lo que nuestros padres han hecho por nosotros, y no olvidemos lo que nos han dejado como legado. Es más… ¡Cuidémoslo! El legado es el mayor regalo que nos hacen nuestros antepasados. Y una de las mayores muestras de este legado son las fiestas patronales, tanto las de ahora, San Juan, como las ferias y fiestas en honor a la Virgen de los Remedios.
Las fiestas patronales no son una celebración sin más. Sino que son algo que nos hacen saber cuál es nuestra identidad como pueblo, como paisanos. Por eso, no hemos de olvidar las tradiciones que nos han sido dadas. Es verdad que la sociedad avanza, que la historia no para… pero no puede haber un futuro sin una base en lo que nos han dado… ¡No lo olvidemos! ¡No olvidemos todo el amor que se nos ha transmitido! Vivamos estas fiestas patronales con un motivo: no solo celebrar por celebrar, eso no tiene sentido, sino celebrar quienes realmente somos los sonsecanos.
Además, si perdemos todo esto, se desdibuja lo más importante que aprendemos en la familia y en nuestra patria chica: el amor (hay como una descalificación del amor, usamos tanto esa palabra que ni sabemos lo que significa). Una de las cosas que hace San Juan en su carta no es divagar o hablar de algo genérico. El mismo afirma que el elemento constitutivo de Dios es el amor. Y, por tanto, toda actividad de Dios nace del amor y está marcada por el amor.
¿Cómo demuestra Dios que nos quiere? Porque esto del amor no se puede quedar en palabras. El mismo San Juan nos lo dice: Dios ha demostrado concretamente su amor al entrar en la historia humana mediante la persona de Jesucristo. No se limitó a declaraciones orales, sino que pagó personalmente.
De esta acción divina nace el famoso refrán: obras son amores y no buenas razones. Queridos paisanos: ¡Esto es lo que le hace falta a nuestra sociedad, a nuestro pueblo, a nuestras familias! Ante un ambiente enrarecido, tenemos que poner luz. Y esa luz solo la podremos poner si actuamos desde el amor. ¿Es difícil? ¡Sí! Hay muchas ocasiones en la que nos salen muchas cosas, pero no preciosamente querer.
Al igual que el águila tiene que decidir perder parte de su vida para transformarla, nosotros, para transformarnos y transformar nuestra sociedad también tenemos que estar dispuestos a entregar la propia vida. La entrega es lo que concreta el amor, es lo que hace que el amor no divague, no se quede en abstracciones, sino que sea concreto. El amor solo se puede concretar en la entrega de la propia vida. Así nos lo enseña nuestro patrón cuando vemos su imagen del retablo.
Si renunciamos a algo en nuestra vida, que renunciemos a lo que nos impida amar, que renunciemos a aquellas cosas que nos hagan mirarnos a nosotros mismos y que nos impiden mirar a los demás.
Así es como el amor es verdadero, un amor desde la entrega. Así es como se dirige a todos sin distinciones, el que llega hasta sus últimas consecuencias. Pues la medida del amor es amar sin medida.
Dice la Madre Teresa de Calcuta: ama hasta que duela, cuando duela, es que estás amando. ¿No os recuerda esta frase a la situación que estamos viendo de nuestra águila? Seguro que esta transformación en la montaña le duele… pero de esa transformación renace, es capaz de emprender otra vez el vuelo a grandes alturas. ¡No nos conformemos con lo poco! ¡Tengamos grandes miras, grandes horizontes!
Don Daniel es natural de Sonseca con destino pastoral en Consuegra y Turleque. |
La mirada del águila
Las águilas tienen una de las mejores vistas de todo el reino animal, se estima que su vista es de cuatro a ocho veces más poderosa que la de los seres humanos. Pueden identificar a su presa desde largas distancias: puede ver algo del tamaño de un conejo a casi 5 kilómetros de distancia.
Esta característica del águila también la posee nuestro patrón: él sabe mirar más allá. No en vano, es el autor del apocalipsis, el libro que sabe mirar más allá de los acontecimientos y ver que, aunque parezca que nada tiene solución, el Señor siempre tiene un plan.
San Juan escribe el apocalipsis en un contexto dramático. Las 7 iglesias de Asia, a finales del siglo I, tuvieron que afrontar grandes dificultades y persecuciones a causa de su seguimiento de Cristo. Este es el motivo del apocalipsis, no tanto mostrar el final del mundo, sino en desvelar, a partir de la muerte y resurrección de Cristo, el sentido de la historia.
¿Cuántas oscuridades hay en la historia de la humanidad? Es más… ¿Cuántas oscuridades hay en nuestra vida? Muchísimas, y me atrevo a decir, últimamente más. El hombre hoy en día se siente muy perdido, tenemos tantas cosas que tendemos a pensar que nuestros horizontes son muy pequeños, que no hay nada más allá de lo que ven nuestros ojos.
Y aquí es donde tenemos que tener la mirada del águila, saber ver más allá, saber ver más lejos. Como San Juan en el apocalipsis: Dios le hace ver más lejos que los acontecimientos desastrosos que estaban viviendo los cristianos.
Una de las principales visiones que tiene San Juan y que deja por escrito en el apocalipsis es cuando ve al Cordero que abre un libro que nadie podía abrir. San Juan incluso llega a llorar porque nadie es digno de abrir el libro. Ese libro es nuestra historia, tantas veces incomprensible, que nadie puede leerla y menos entenderla. Es más, incluso para los creyentes el hecho de no saber lo que pasa es un desconcierto, pues es un silencio de Dios ante los males del mundo.
Todos hemos vivido el mazazo de una pandemia que el mundo no se esperaba. Todos hemos vivido en nuestras propias carnes el peso de un virus, infinitamente más pequeño que nosotros, pero, como hemos podido comprobar, yo incluso en mi propia familia ante la muerte de mi tío Antonio, infinitamente más poderoso que nosotros. El hombre que era invencible, una vez más, se ha visto derrotado por algo que es inferior a él…
Y esto es una paradoja. Esto nos desconcierta. Vivimos cosas que no nos merecemos, vivencias que no entendemos… Ante esto ¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando la muerte llega para quedarse? ¿Cuál es el ancla ante tanto mal y tanta inseguridad?
Y, ante esta pregunta que aparentemente no tiene respuesta o nos cuesta encontrarla, sí que os animo. Ante tanto mal que hemos sufrido, ante tanto mal que estamos sufriendo, es necesaria la mirada del águila, la mirada de nuestro santo patrón. Una mirada que nos haga ver más allá de los acontecimientos.
Yo no digo que una mirada que vaya más allá de los acontecimientos los cambie. Pero si que nos hará ver que, aunque parezca que todo está perdido, siempre hay un motivo por el que seguir adelante. Siempre veremos que aunque el mal nos atenace… siempre hay un rayo de luz y de esperanza que nos quiere iluminar.
Como ha dicho el papa Francisco más de una vez, no seamos personas que viven con cara de pepinillos en vinagre. Seamos personas que sabemos ver más allá, y por tanto, siempre encontramos un motivo de esperanza, porque Dios sabe escribir derecho en renglones torcidos.
San Juan, evangelista
Por último quisiera hacer una pregunta: ¿Cuál es la finalidad de un pregón? Un pregón no es otra cosa que un discurso que anima a las gentes a vivir las fiestas que comienzan en este momento. Lo que ha de intentar el pregonero es transmitir la alegría de una fiesta, la alegría de vivir.
Se puede decir que San Juan es un pregonero eterno, pues es un evangelista. El gran título de San Juan es ser el discípulo amado del Señor. Pero sin duda, el título más conocido de este santo es ser evangelista.
Evangelista viene de una palabra griega que significa testigo de la buena noticia. Si, el autor del apocalipsis es testigo de la buena noticia. Gracias a su testimonio, millones de personas han entendido el misterio del Dios hecho hombre, que se entregó en la Cruz para salvarnos y, resucitado, está presente en nuestra vida.
Ahora, sabiendo que San Juan es el pregonero de nuestro pueblo, el que nos da a conocer la buena noticia, la noticia de que el mal no tiene la última palabra, de que Dios ha vencido… es momento de mirarnos delante de San Juan como si fuera un espejo y que nos hagamos esta pregunta: ¿Somos evangelistas o por el contrario, somos anunciantes de calamidades?
Queridos paisanos. Que al salir de este pregón el único deseo que tengamos sea el de ser testigos de lo que nos enseña nuestro patrón. De ser testigos de una vida auténtica, no de una vida que va de charco en charco intentando llenar el corazón pero que nunca podrá hacerlo.
Dice San Juan Pablo II que el mundo de hoy no necesita maestros, sino que necesita testigos. Ahora, al comienzo de estas fiestas en honor de San Juan Evangelistas, queridos paisanos… ¡Seamos testigos de la esperanza! ¡Seamos testigos del auténtico amor! ¡Seamos testigos de la alegría!
Ahora, más que nunca, ante este ambiente que nos oprime, en el cual puede ser que no seamos capaces de mirar más allá, que nos sintamos perdidos… el mundo necesita testigos de esperanza, del amor, de la alegría… ¡Tenemos que ser nosotros! (repetir comparación del águila)
Muchas veces nos podemos preguntar ¿Cómo puedo ayudar a la gente? ¿Cómo podemos ayudar a levantarnos del suelo? ¿Cómo puedo contribuir a que Sonseca sea mejor? Muchas veces damos muchas vueltas a la cabeza porque queremos hacer grandes cosas. Pero la vida no es así. Esto no consiste en ver quien hacer la cosa más espectacular, sino la cosa más maravillosa. Y esto no consiste en hacer el mayor espectáculo, sino que, como dice la Madre Teresa de Calcuta: la vida no consiste en hacer grandes cosas, sino en hacer pequeñas cosas con un gran amor.
Salgamos de esta casa de la cultura siguiendo este gran ejemplo de San Juan. Que nuestro patrón sea el modelo de todo Sonseca hoy y siempre. Que seamos como el águila, capaces de recuperar nuestro gran vuelo, el majestuoso vuelo del amor. Que seamos capaces, como San Juan, de renovar nuestra vida, de acudir a lo auténtico, que no es otra cosa sino amar y ser amado. Muchas gracias.
Daniel Rodríguez de la Cruz, sacerdote
ESCUELA DE DANZA HELENA CAMUÑAS
Izado de banderas al son del Himno Nacional |
La banda terminó el acto interpretando el pasodoble Sanjuanero de Evilasio Ventura. |
Hacia la luminaria y pólvora se dirigió el séquito con la banda municipal al frente. |
El párroco, don José Carlos Arellano con miembros de la cofradía de san Juan. |
Desde hace unas décadas a la tradicional luminaria se le complementa con una pólvora. |
La orquesta COOLORES amenizó la verbena de la víspera en la plaza de la Virgen. |
DIA 6, FIESTA DEL PATRÓN SAN JUAN EVANGELISTA ANTE PORTAM LATINAM
Procesión
El patrón, San Juan Evangelista visita a la patrona, la Virgen de los Remedios en su ermita. |
JUEGOS POPULARES Y CUCAÑA
La cucaña en la literatura
En el prado se respiraba un ambiente festivo. Todavía se podía captar el olor de los churros, y las risas iban de aquí para allá, mecidas por una suave brisa. En medio, estaba la cucaña, diez metros más alta que otros años. Todos se arremolinaron en torno a ella. ¡Estaba a punto de comenzar el espectáculo!
Dos mozos ya estaban junto a ella preparados, con su indumentaria precisa y unas fuertes manos con las que pensaban coronar el extremo más alto de aquel palo. Pero ninguno de ellos consiguió subir más de un par de metros.
Para incentivar a los participantes, uno de los hombres que se encontraba allí dijo, señalando a lo más alto de la cucaña:
– ¡Allí arriba hay cinco duros! Quien los consiga pillar, que me convide.
Fue entonces cuando el pequeño Daniel, alias ‘el Mochuelo’, miró a su amigo Roque y le dijo:
– Roque, voy yo a por ellos.
Su amigo le miró algo incrédulo, pero antes de que pudiera decir nada, el Mochuelo ya se había encaramado a la cucaña de un salto.
El ascenso del Mochuelo
No le costó nada subir los primeros metros. Él, acostumbrado a trepar por los árboles, se lo tomó como un juego.
El palo comenzó a oscilar entonces, pero para Daniel no era más que un árbol mecido por el ciento, y no tuvo miedo. Siguió ascendiendo, a pesar del grito de su madre:
– ¡Daniel, hijo! ¡Baja de ahí, que está muy alto!
El chico no hizo caso y sin dejar de perder la vista en el final del palo, comenzó a ascender por la parte final, que era mucho más delgada y algo escurridiza. Ahora sí, la cucaña se balanceaba de un lado a otro por el peso y Daniel sintió que era una catapulta a punto de lanzarlo contra los montes. Pero pensó en los cinco duros y estaban tan cerca… que siguió ascendiendo, hasta llegar a lo más alto.
Vio el sobre con el dinero, pero como no se atrevía a soltar ninguna mano, lo atrapó con los dientes. No se oyó ningún aplauso. Solo el silencio. Todos permanecían con el corazón en un puño, como presagiando una desgracia. Pero el muchacho comenzó a descender con mucha agilidad, y en nada alcanzó la tierra firme. Entonces sí, estalló de golpe un estruendo, un tumulto de aplausos, ‘vivas’ y vítores. Daniel sentía palmetazos en la espalda y cachetes y besos en la cara. También las lágrimas de su madre, que empaparon su pelo mientras le abrazaba.
(Adaptación del extracto ‘La cucaña’ de El Camino de Miguel Delibes)
Difícil conseguir subir la cucaña con lo resbaladiza que estaba. |
DÍA 8, DOMINGO, ¡A los toros!
CON LA PRESENCIA DE LA TV DE CASTILLA LA MANCHA MEDIA |
Comenzó el festejo con la vuelta al ruedo de la banda de música municipal. |
Los tres novilleros comienzan su primer paseíllo en Sonseca. |
Aguacilillos sonsecanos con elegantes caballos de su propiedad. |
Javier Cano abrió el cartel. |
Con la diestra toreó Javier Cano al primero de su lote. |
Don Juan Francisco Martín Ayuso, concejal de Educación, presidió el festejo |
Javier Cano dando naturales. |
El torero César Jiménez y J. Miguel Martín de Blas comentan el festejo para CLMM. |
Adrián Reinosa con su mano derecha muleteó al segundo toro de la tarde. |
Miguel Losana comenzó su faena de muleta con el tercero de la tarde rodillas en tierra. |
El público pidió las dos orejas para Miguel Losana y el presidente se las concedió. |
El novillo obligó al ganadero J. M. Hernández Galán a dar la vuelta al ruedo. |
Una banderilla en el rabo, una curiosidad captada por la cámara. |
Miguel Losana toreando al sexto de la tarde. |
Eugenio de Mora, profesor de la Escuela Taurina de Toledo. |
Óscar Aranda de CMM entrevista al triunfador de la tarde Miguel Losana. |
Miguel Losana recoge los aplausos con dos orejas en el esportón. |
Miguel Losana saliendo a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de Sonseca. |