AQUÍ, Castilla La Mancha
SOCIEDAD
Un grupo de jóvenes acude todos los veranos a Lima.
SONSECA ESTÁ TAMBIÉN MUY CERCA DE PERÚ.
Un grupo de jóvenes de Sonseca mantiene desde hace cuatro años relación con un barrio marginal de los suburbios de Lima. Cada verano acuden a Perú para prestar directamente todo el apoyo que pueden.
CONOCIERON PERÚ a través de un sacerdote toledano que les invitó a acudir a este país y echar una mano en una barriada de los suburbios de Lima, en Callao. Era 1992. El país vivía entonces un brutal acoso de los terroristas de Sendero Luminoso, pero a Fernando Bravo, Antonio Gallego, Angelines Atahonero y otros dos sonsecanos más esto no le hizo desistir, aceptaron el reto y se marcharon por su cuenta.
La experiencia les resultó tan gratificante que repitieron al año siguiente. "Quien va una vez, vuelve. La gente es muy cariñosa, te da todo lo poco que tiene. Es tan bonito que luego te pasas todo el año esperando volver", explica Antonio Gallego. La experiencia que contaron a su regreso atrajo a más compañeros.
Fue en 1993 cuando conocieron a otro sacerdote católico, peruano. Estaba intentando introducirse y crear una nueva parroquia en otro asentamiento que se había formado en los suburbios de la capital con peruanos que huían de las montañas y la selva y trataban de refugiarse en Lima. La pobreza era extrema en aquel nuevo suburbio al que habían llamado Pamplona Alta. El grupo de jóvenes sonsecanos, de entre 27 y 34 años que un año más había decidido pasar sus vacaciones prestando su ayuda a Perú, decidió comprometerse con aquel proyecto.
Este año, tres después, el compromiso sigue tan firme como entonces. Antonio, Angelines, Fernando, otra joven de Villarrubia de Santiago y dos sonsecanos más que se han unido al grupo por primera vez: Raquel López y Germán Guerrero (teniente de alcalde y concejal de economía y hacienda del Ayuntamiento de Sonseca) han pasado todas sus vacaciones en Pamplona Alta, echando una mano en todo lo que se les ha pedido.
"Nos dejamos guiar por los que ya trabajaban allí. Son gente muy receptiva y ahora más porque no tienen tanto miedo", cuenta Fernando Bravo. Él y sus compañeros han ofrecido entre otras, charlas sobre información sexual par los más jóvenes. "Nos limitamos a apoyar iniciativas sencillas", dicen. "Les animamos a comprometerse, a trabajar por ellos mismos. Son ellos los que tienen que salir y sacar su país adelante. Hay que condienciarles en ese sentido". Antonio y sus compañeros lo tienen así de claro.
Este año han conseguido que el Ayuntamiento de Sonseca conceda un millón de pesetas para comprar cinco máquinas tejedoras que se han instalado en un centro ocupacional recién creado en Pamplona Alta. Las máquinas servirán para que jóvenes peruanos de la barriada aprenda un oficio con el que ganarse la vida. Además, han llevado los donativos que para ellos habían recogido en Sonseca.
PARA RECAUDAR más fondos destinados a este país sudamericano tienen previsto, de momento, vender productos artesanales peruanos. Ya hace dos años llevaron a cabo esta iniciativa con éxito, Raquel y sus compañeros consideran "una noticia esperanzadora" la proliferación de organizaciones humanitarias, pero lamentan que muchos jóvenes como ellos no adquieran ningún compromiso. "Aquí vivimos en una situación cómoda, bastante relajada, Cada uno vive a su rollo porque tiee las necesidades más primarias cubiertas y no les hace falta nada, ni del vecino, ni de nadie. Por eso ir de vacaciones a ayudar no tira nada y tampoco esto se fomenta desde los medios de comunicación".
Ellos han costeado todos los gastos que han conllevado su viaje y estancia en Perú y han tenido que vivir en condiciones inhabituales. "Cuando llegas la primera vez es fuerte. Aquello es totalmente distinto a esto, pero ocurre algo extraño, que te acostumbras y no te explicas como no te duele más. Es como si la gente, con esa alegría que tienen, te hiciera sentir que no es tan malo lo que les pasa. Es sorprendente", explica Antonio. "Te adaptas tan bien que luego lo echas de menos". A Raquel, encantado con la experiencia que ha vivido con los más pequeños, le ha parecido un viaje tan positivo "que invitaría a todos a que lo comprobaran".
Todos ellos colaboran durante el resto del año en actividades de la parroquia de Sonseca y aseguran que esta experiencia les da fuerza para el resto del año. "Es un intercambio de ilusión para seguir trabajando".
Sonseca es un pueblo comprometido con el Tercer Mundo desde hace años. Además de este grupo de amigos (no constituído formalmente y sin intención de hacerlo de momento); existe otro, "Kinásibu", que mantiene apoyo directo y permanente con una misión de Benín, África. Este último, ya contituido en ONG, ha conseguido financiar cuantiosos proyectos educativos y de infrastructura básica en el país afrincano y , sobre todo, comprometer a buena parte de los sonsecanos en sus inquietudes.
El Ayuntamiento de Sonseca fue una de las primeras instituciones de este país que decidió destinar un porcentaje de sus presupuestos ordinarios para dinanciar proyectos humanitarios en el Tercer Mundo. Comenzaron con el 0,25% y este año han alcanzado el 0,7 %. Los tres millones de pesetas que suponían se han repartido entre estos dos grupos locales y la organización SOS de Paz.
P. P.