Don Martín observa como baila la bandera el alférez el día de San Agustín. |
LA APERTURA DEL PROCESO DE SU BEATIFICACIÓN EN TUCUMÁN NOS INVITA A IMITAR SU SENCILLEZ, HUMILDAD Y ALEGRÍA EN LOS INESPERADOS CONTRATIEMPOS QUE SUFRIMOS A NIVEL PLANETARIO.
Por las redes sociales me entero de algunas noticias referentes a nuestro pueblo. Busco en la página web del Ayuntamiento y en primera plana la siguiente, que ya la intuíamos, y que reproduzco tal cual para conocer los detalles y dárselo buscado.
Por las redes sociales me entero de algunas noticias referentes a nuestro pueblo. Busco en la página web del Ayuntamiento y en primera plana la siguiente, que ya la intuíamos, y que reproduzco tal cual para conocer los detalles y dárselo buscado.
“El Ayuntamiento de Sonseca, a la vista del actual
escenario derivado de la crisis sanitaria del coronavirus Covid-19, junto al
Patronato de la Virgen de los Remedios, ha anunciado la suspensión de los
eventos y actos festivos que se desarrollarían el próximo mes de septiembre,
dentro de las Ferias y Fiestas de Sonseca.
La entidad municipal informa que desde la Concejalía de Cultura, Patrimonio y Festejos se está procediendo a la reorganización de actividades culturales que puedan celebrarse de acuerdo a las condiciones establecidas por las autoridades sanitarias. En este sentido, el Consistorio pretende organizar varios eventos culturales entre el 4 y el 11 de septiembre, coincidiendo con los días tradicionalmente festivos de la población.
El padre Martín contemplando a la Virgen de los Remedio en su museo. |
Asimismo, el Patronato de la Virgen de los
Remedios ha comunicado la cancelación de todos los actos en los que intervenga
la Compañía de Alabarderos y la Reina y Damas, así como su participación en la
elaboración, colaboración y financiación del programa conmemorativo de los
festejos. Quedan excluidos de esta suspensión, las celebraciones eucarísticas y
los actos simbólicos, así como los concursos y certámenes que puedan realizarse
de manera virtual”.
Llamo por
teléfono al presidente de la Cofradía de nuestro beato Fray Gabriel de la
Magdalena y también me anuncia la suspensión de la fiesta en honor al ilustre y
venerado paisano, salvo los actos religiosos que se puedan celebrar dentro del
templo.
Y, me llega al teléfono móvil un vídeo: INICIO DE LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN DEL PADRE MARTÍN MARTÍN MARTÍN.
https://www.youtube.com/watch?v=KjXewLhbSUg&t=3s
Pincha si quieres verlo
¡Qué
alegría para su pueblo y su parroquia! Por fin una noticia reconfortante después de un
tiempo protagonizado en los medios de comunicación por el dicho virus y sus consecuencias que aún se prolongan y...
La causa de beatificación ya
ha dado sus pasos en San Miguel de Tucumán, y ahora nos toca continuar el camino llenando la mochila de
pruebas para lograrla en Roma.
Todos los
identificados con ella, podemos aportar nuestro granito singular, personal. Los que
hemos tenido la suerte de conocerlo y compartir con él algunos ratos entrañables de nuestra vida, con más
motivos.
Este blog
se suma, como sencillo medio, a estar a disposición de informar del proceso a
seguir, y como colaborar en él.
Visualizo
la imagen de don Martín dando el pregón del beato Fray Gabriel de la Magdalena junto a su busto la
víspera de su fiesta con la plaza repleta de público. Ya hace más de una veintena de años y recuerdo que lo he leído en algún libro relacionado con Sonseca de mis estantes. Lástima que no tenga fotos de ese pregón.
A Fray Gabriel se le erigió este busto (1984) en una plazueleta muy céntrica. |
Para empezar e ir sumando dichas pruebas a su favor, me permito divulgar, para público, y universal conocimiento el pregón que pronunció en la celebración del 130 aniversario de la beatificación de nuestro BEATO del 1997 publicado en el libro de Manuel Ballesteros Peces, HISTORIA DE LA FIESTA Y COFRADÍA EN HONOR DEL BEATO FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA.
Tras las pistas de un grabado del Beato con su hermano, don Víctor, y un amigo. |
El pregón decía así:
Queridos paisanos: Disponiéndonos a la celebración gozosa del 365 Aniversario del glorioso martirio de nuestro gran compatriota, el Beato Fray Gabriel de la Magdalena y el 4º Centenario de su ingreso en la Orden Franciscana, queremos dedicar el presente pregón, con la emoción correspondiente, a presentar la SEMBLANZA ESPIRITUAL DEL BEATO, en el contexto de la preparación al III milenio y en particular ofrecida por los que, de alguna forma e indignamente, estamos llamados a trabajar igual que Él, como heraldos del Evangelio, fuera de nuestra Patria Chica, la sin par y esplendorosa Sonseca.
En efecto, el Santo Padre, nuestro insigne Pontífice Máximo, Juan Pablo II, nos dice como preparación al GRAN JUBILEO DEL AÑO 2.000, en su Carta Apostólica Tertio Milenio Adveniente: "Todo deberá mirar al objetivo prioritario, que es el fortalecimiento de la fe y del testimonio de los cristianos. Es necesario suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación personal, en un clima de oración siempre más intensa y de solidaria acogida del prójimo, especialmente del más necesitado".
1) Fortaleciendo la fe.
2) Testimonio de los cristianos.
3) Verdadero anhelo de santidad.
4) Clima de oración siempre más intensa y
5) sobre todo salidaria acogida del prójimo,
especialmente al más necesitado.
Su semblanza espiritual.- Da testimonio de fe cuando a los 30 años, teniendo un futuro promisorio por su optima preparación profesional, siendo médico cirujano y sabiendo letras, deja todo para vestir el humilde hábito franciscano, entregándose a Dios en pobreza, castidad y obediencia.
Su fe le da fuerzas para superar todos los males, especialmente en la cárcel y en suplicio de las aguas sulfúreas, imitando en esto a nuestro patrono S. Juan Ante Portam Latinam, que fue metido en una caldera de aceite hirviendo. También la fe hace superar al japonés que le echó las manos a la garganta diciéndole: - "Reniega", "reniega" . A lo que contestó Fray Gabriel: - "Aunque me hagan tajadas, no renegaré".
Da testimonio de la virtud de la humildad, cuando no se considera digno de acceder al sacerdocio, a pesar de sus estudios, y queda como servidor "lego" para poder atender mejor a los hermanos de religión y a sus pobres, a los que considera más dignos que Él. Siendo médico de fama podía haberse ensoberbecido y dormirse en los laureles. No tenía tiempo para ello. Y su humilde se refleja, según relata el portugués Robert Paiva: "Pidiome el hermano Gabriel una limosna de arroz, y dándole yo un fardo por amor a Dios, no lo quiso aceptar por no tener necesitad de tanto. Sólo tomó unas 10 a 12 libras y lo metió en un saco y lo echó sobre sus espaldas, diciéndome que lo llevaba a los pobres cristianos japoneses que vivían en una aldea, en donde dicho religioso tenía su choza". Después añade: "En otra ocasión me aconteció con el mismo religioso que, estando yo en una casa, se llegó a mí y me dijo que le socorriera en una necesidad que de presente tenía, a lo que pareciéndome que me pediría una limosna grande, le respondí que pidiese lo que quisiese, que todo se lo concedería. El dicho religioso me pidió por amor de Dios que le diese una limosna para comprar un poco de azúcar. A lo que yo, con gran alborozo dije que cuantas libras quería, que luego yo lo mandaría comprar. El me respondió que no necesitaba por entonces más que media libra para unos japoneses enfermos, porque era mucha la necesidad. Y mandándole yo buscar el azúcar, se fue con el muy contento por llevar ya con que consolar a sus enfermos".
El verdadero anhelo de santidad lo vemos cuando de joven, según su biógrafo sonsecano Manuel Ballesteros Peces, "era tan dado a la piedad que sus coetáneos le daban el nombre de santo". Y otro biógrafo franciscano dice de Él que era "lego de gran santidad y virtud". Y es el deseo de santidad el que le impulsa a entregarse del todo a Dios y atender a las miserias y necesidades en Toledo primero, luego en Manila y, finalmente en Japón.
El clima de oración de nuestro Beato ya comenzó en su propia familia, Iglesia doméstica, formada por sus padres Pedro Tarazona e Isabel Rodríguez y continuada más profunda en la Orden Franciscana, siguiendo el ejemplo de su fundador "il poverello" de Asia en el Monte Alvernia, donde el mismo Cristo le imprime las cinco llagas. El Beato Fray Gabriel de la Magdalena no llega a tanto, pero si va creciendo en Él la unión con Dios por la oración trasformante. Si el Santo cura de Ars dice que el alma y Dios son como dos pedazos de cera que con el fuego del Espíritu se mezclan y funden en uno solo, de tal forma que yo no se distingue el uno del otro, así puede llegar nuestro Beato, ya en la cárcel, a los más extraordinarios favores, pues de Él testifican: "Ponía más la proa en lo más importante y más en este lugar en donde muchos ratos se los pasaba en arrobos" Y otro texto dice: "De Fray Gabriel dicen maravillas, lo que era menester un gran libro: es común y sabido que, cuando oraba, se levantaba muchas veces del suelo, y muchas veces desaparecía por un espacio de los ojos de los presentes".
Por último, nos queda de su semblanza y siguiendo las directivas para el III milenio, su solidaria acogida al prójimo. De esto no nos cabe duda en un médico cirujano, que es al mismo tiempo religioso franciscano, y además misionero, que tanto en Manila como en Japón está plenamente dedicado a la exquisita atención de los enfermos, sin excluir a nadie de sus curaciones, veces milagrosas, en los poderosos y en los pobres y humildes, llevado del amor de Dios y de los hermanos, viendo en ellos la imgen de Cristo "Tuve hambre y me disteis de comer..., estaba enfermo y me visitasteis" y más que visitasteis, me curasteis como un buen samaritano.
Y para rematarlo todo, su glorioso martirio. "Os exhorto, hermanos", nos dice S. Pablo en su carta a los romanos (12,1-2), por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; este es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos"...
Veamos entonces en este Pregón, después de tres siglos y medio y con nuestra imaginación a nuestro querido paisano, Hijo Predilecto de Sonseca, como su cuerpo es torturado en las aguas sulfúreas de Unzen y como crepitan las llamas luego a su alrededor y su cuerpo se transforma en una hostia, no muerta, sino viva, además de santa y agradable a Dios Padre que le acepta complacido, porque ve en Él a su propio Hijo, no la cruz sino en una columna. La humareda espesa sube al cielo. El olor acre irrita los cuerpos que se van consumiendo. Pero todo el se transforma en incienso agradable a Dios. Viene bien aquí los versos de mi condiscípulo D. Hilario Pinel:
De nada vale el incienso
si no se llega a quemar.
Por eso, Señor yo pienso
que he de servirte de altar:
de altar para el sacrificio,
mi amor, la brasa encendida
donde queme en tu servicio
la existencia de mi vida.
Y con ella la ilusión
sonriente y placentera
de la bella primavera
que llevo en el corazón.
¡Sonsecanos!
¡Tenemos un Beato mártir de nuestro pueblo!
¿Es posible que todo haya terminado ahí?
¿Qué sus cenizas largadas al mar se hayan perdido para siempre?
No, sonsecanos. El mismo Espíritu que santificó a Fray Gabriel no ha gastado su fuerza santificadora y sigue proponiéndonos ideales sublimes y transcendentes y suscitando jóvenes generosos, seguidores de la voz de Cristo. Ven y sigueme. Y una legión de sonsecanos, martíres, Vírgenes, confesores, etc. estamos dispuestos a continuar la obra de Fray Gabriel de la Magdalena, por la gracia de Dios...
Si alguna vez ven saltar por las calles asfaltadas ahora de Sonseca algún corazón roto es porque algún sonsecano, desde lejos, está derramando gotas de su sangre por Cristo y para gloria de Sonseca.
¡VIVA FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA!
Martín Martín Martín-Tereso
Nos sumamos así a los amigos promotores de la beatificación del Padre Martín de Tucumán desde la distancia y agradecemos su intensa labor para lograr llevar a nuestro querido y admirado paisano a los altares.
Queridos paisanos: Disponiéndonos a la celebración gozosa del 365 Aniversario del glorioso martirio de nuestro gran compatriota, el Beato Fray Gabriel de la Magdalena y el 4º Centenario de su ingreso en la Orden Franciscana, queremos dedicar el presente pregón, con la emoción correspondiente, a presentar la SEMBLANZA ESPIRITUAL DEL BEATO, en el contexto de la preparación al III milenio y en particular ofrecida por los que, de alguna forma e indignamente, estamos llamados a trabajar igual que Él, como heraldos del Evangelio, fuera de nuestra Patria Chica, la sin par y esplendorosa Sonseca.
En efecto, el Santo Padre, nuestro insigne Pontífice Máximo, Juan Pablo II, nos dice como preparación al GRAN JUBILEO DEL AÑO 2.000, en su Carta Apostólica Tertio Milenio Adveniente: "Todo deberá mirar al objetivo prioritario, que es el fortalecimiento de la fe y del testimonio de los cristianos. Es necesario suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación personal, en un clima de oración siempre más intensa y de solidaria acogida del prójimo, especialmente del más necesitado".
1) Fortaleciendo la fe.
2) Testimonio de los cristianos.
3) Verdadero anhelo de santidad.
4) Clima de oración siempre más intensa y
5) sobre todo salidaria acogida del prójimo,
especialmente al más necesitado.
Su semblanza espiritual.- Da testimonio de fe cuando a los 30 años, teniendo un futuro promisorio por su optima preparación profesional, siendo médico cirujano y sabiendo letras, deja todo para vestir el humilde hábito franciscano, entregándose a Dios en pobreza, castidad y obediencia.
Su fe le da fuerzas para superar todos los males, especialmente en la cárcel y en suplicio de las aguas sulfúreas, imitando en esto a nuestro patrono S. Juan Ante Portam Latinam, que fue metido en una caldera de aceite hirviendo. También la fe hace superar al japonés que le echó las manos a la garganta diciéndole: - "Reniega", "reniega" . A lo que contestó Fray Gabriel: - "Aunque me hagan tajadas, no renegaré".
Placa de cerámica al pie de la imagen del Fray Gabriel en la iglesia parroquial de Sonseca |
Da testimonio de la virtud de la humildad, cuando no se considera digno de acceder al sacerdocio, a pesar de sus estudios, y queda como servidor "lego" para poder atender mejor a los hermanos de religión y a sus pobres, a los que considera más dignos que Él. Siendo médico de fama podía haberse ensoberbecido y dormirse en los laureles. No tenía tiempo para ello. Y su humilde se refleja, según relata el portugués Robert Paiva: "Pidiome el hermano Gabriel una limosna de arroz, y dándole yo un fardo por amor a Dios, no lo quiso aceptar por no tener necesitad de tanto. Sólo tomó unas 10 a 12 libras y lo metió en un saco y lo echó sobre sus espaldas, diciéndome que lo llevaba a los pobres cristianos japoneses que vivían en una aldea, en donde dicho religioso tenía su choza". Después añade: "En otra ocasión me aconteció con el mismo religioso que, estando yo en una casa, se llegó a mí y me dijo que le socorriera en una necesidad que de presente tenía, a lo que pareciéndome que me pediría una limosna grande, le respondí que pidiese lo que quisiese, que todo se lo concedería. El dicho religioso me pidió por amor de Dios que le diese una limosna para comprar un poco de azúcar. A lo que yo, con gran alborozo dije que cuantas libras quería, que luego yo lo mandaría comprar. El me respondió que no necesitaba por entonces más que media libra para unos japoneses enfermos, porque era mucha la necesidad. Y mandándole yo buscar el azúcar, se fue con el muy contento por llevar ya con que consolar a sus enfermos".
El verdadero anhelo de santidad lo vemos cuando de joven, según su biógrafo sonsecano Manuel Ballesteros Peces, "era tan dado a la piedad que sus coetáneos le daban el nombre de santo". Y otro biógrafo franciscano dice de Él que era "lego de gran santidad y virtud". Y es el deseo de santidad el que le impulsa a entregarse del todo a Dios y atender a las miserias y necesidades en Toledo primero, luego en Manila y, finalmente en Japón.
Según la tradición, esta fue la casa donde vivió Fray Gabriel C/ Los Remedios 2, junto a la iglesia. |
Portada de la casa de Fray Gabriel desde el interior, días antes de su demolición. |
El clima de oración de nuestro Beato ya comenzó en su propia familia, Iglesia doméstica, formada por sus padres Pedro Tarazona e Isabel Rodríguez y continuada más profunda en la Orden Franciscana, siguiendo el ejemplo de su fundador "il poverello" de Asia en el Monte Alvernia, donde el mismo Cristo le imprime las cinco llagas. El Beato Fray Gabriel de la Magdalena no llega a tanto, pero si va creciendo en Él la unión con Dios por la oración trasformante. Si el Santo cura de Ars dice que el alma y Dios son como dos pedazos de cera que con el fuego del Espíritu se mezclan y funden en uno solo, de tal forma que yo no se distingue el uno del otro, así puede llegar nuestro Beato, ya en la cárcel, a los más extraordinarios favores, pues de Él testifican: "Ponía más la proa en lo más importante y más en este lugar en donde muchos ratos se los pasaba en arrobos" Y otro texto dice: "De Fray Gabriel dicen maravillas, lo que era menester un gran libro: es común y sabido que, cuando oraba, se levantaba muchas veces del suelo, y muchas veces desaparecía por un espacio de los ojos de los presentes".
Por último, nos queda de su semblanza y siguiendo las directivas para el III milenio, su solidaria acogida al prójimo. De esto no nos cabe duda en un médico cirujano, que es al mismo tiempo religioso franciscano, y además misionero, que tanto en Manila como en Japón está plenamente dedicado a la exquisita atención de los enfermos, sin excluir a nadie de sus curaciones, veces milagrosas, en los poderosos y en los pobres y humildes, llevado del amor de Dios y de los hermanos, viendo en ellos la imgen de Cristo "Tuve hambre y me disteis de comer..., estaba enfermo y me visitasteis" y más que visitasteis, me curasteis como un buen samaritano.
Y para rematarlo todo, su glorioso martirio. "Os exhorto, hermanos", nos dice S. Pablo en su carta a los romanos (12,1-2), por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; este es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos"...
Fray Gabriel de la Magdalena a óleo en la ermita de la Virgen de los Remedios. |
Veamos entonces en este Pregón, después de tres siglos y medio y con nuestra imaginación a nuestro querido paisano, Hijo Predilecto de Sonseca, como su cuerpo es torturado en las aguas sulfúreas de Unzen y como crepitan las llamas luego a su alrededor y su cuerpo se transforma en una hostia, no muerta, sino viva, además de santa y agradable a Dios Padre que le acepta complacido, porque ve en Él a su propio Hijo, no la cruz sino en una columna. La humareda espesa sube al cielo. El olor acre irrita los cuerpos que se van consumiendo. Pero todo el se transforma en incienso agradable a Dios. Viene bien aquí los versos de mi condiscípulo D. Hilario Pinel:
De nada vale el incienso
si no se llega a quemar.
Por eso, Señor yo pienso
que he de servirte de altar:
de altar para el sacrificio,
mi amor, la brasa encendida
donde queme en tu servicio
la existencia de mi vida.
Y con ella la ilusión
sonriente y placentera
de la bella primavera
que llevo en el corazón.
¡Sonsecanos!
¡Tenemos un Beato mártir de nuestro pueblo!
¿Es posible que todo haya terminado ahí?
¿Qué sus cenizas largadas al mar se hayan perdido para siempre?
No, sonsecanos. El mismo Espíritu que santificó a Fray Gabriel no ha gastado su fuerza santificadora y sigue proponiéndonos ideales sublimes y transcendentes y suscitando jóvenes generosos, seguidores de la voz de Cristo. Ven y sigueme. Y una legión de sonsecanos, martíres, Vírgenes, confesores, etc. estamos dispuestos a continuar la obra de Fray Gabriel de la Magdalena, por la gracia de Dios...
Si alguna vez ven saltar por las calles asfaltadas ahora de Sonseca algún corazón roto es porque algún sonsecano, desde lejos, está derramando gotas de su sangre por Cristo y para gloria de Sonseca.
¡VIVA FRAY GABRIEL DE LA MAGDALENA!
Martín Martín Martín-Tereso
Nos sumamos así a los amigos promotores de la beatificación del Padre Martín de Tucumán desde la distancia y agradecemos su intensa labor para lograr llevar a nuestro querido y admirado paisano a los altares.