Sonseca se ve crecer,
cerca de dos mil habitantes,
júntanse los más importantes
y acuerdan un retablo hacer.
Llaman al más documentado,
así lo reza un papel,
nacía el beato Gabriel,
siglo dieciséis terciado.
Castañeda era el escultor;
habláronle del presupuesto
y le echaron todos el resto
de maravedíes y valor.
Luis de Velasco es llamado,
pintaba en la catedral,
plasmó su arte magistral
con su hijo; Pérez y de Prado.
De cuatro estilos constaría:
Jónico, Dórico, Corintio
y Compuesto, orden distinto,
y fábrica que procedía.
De buen pino fue la madera;
bien trabajada y tallada;
estucada, y estofada
por mano de quien artista era.
Bajo relieve del Belén;
la Oración, flagelación,
su Muerte y Resurrección;
tabernáculo, también.
Apóstoles: Pedro y Pablo,
la Virgen en su Asunción;
en el centro nuestro patrón,
santos, llenan el retablo.
Arriba, el Padre mirando
la obra de tanta fe y arte
para así mejor amarte;
por tu amor seguir amando.
De catequesis serviría,
pues no se sabía leer,
para el creyente si saber,
lo que sin leer no sabría.
Gracias a los antepasados,
tenemos esta joya nuestra
para recreción y fiesta;
de todos, a la fe llamados.
Guillermo R-M Ventas