LOS BOLINDRES
JUEGO DE LA CONDENA, JUEGO DE LOS NIÑOS SONSECANOS
BOLINDRE. Canica con que juega los niños. Es una de las acepciones que podemos leer en el DRAE.
Nuestro amigo José Martín García de Blas ha buceado en su memoria de niño de finales de los años 40 y principios de los 50 y me brinda estos singulares recuerdos sobre el juego de los bolindres para ofrecérselos a los seguidores del "zurrón".
Lástima que no tengamos fotografías de aquellos años para ilustrar el texto.
DESCRIPCIÓN
Básicamente, LOS BOLINDRES eran de dos clases: unos eran de barro cocido, las piezas que se jugaban; otros, con los que se jugaba eran de piedra, más o menos de la misma medida.
A mediados de los años 60, los bolindres de barro se compraban a perra gorda, diez céntimo de peseta.De otras clases también había, pero más escasos como los de cristal (eran realmente tapones de botellas de gaseosa, que al romperse ya no se podían volver a utilizar). Resultaban poco prácticos porque cuando los engalichaban con los de piedra resultaban dañados. También se jugaba con los de acero, más pequeños que los anteriores (eran bolas de rodamientos de rueda de coche, o de motores). Se utilizaban poco, pues al ser más pesados costaba mucho trabajo lanzarlos y se quedaban más cerca. Los más raros de todos, los de metal (eran realmente bolas-tuercas embellecedoras de camas). Pesaban poco por estar huecos y había que rellenarlos de plomo, equiparándose así con los de acero.
Los bolindres de cristal eran más vistosos y por lo tanto más caros. No todos los niños tenían sisa para bolindres de cristal.LOS JUGADORES
El juego podía desarrollarse entre dos, el mínimo, hasta cinco, seis... Según iban llegando los jugadores se iban incorporando.
EL JUEGO
Se jugaba en suelo terrizo, en aquella época no difícil de encontrar pues aunque las calles estaban empedradas, las plazuelas, no. (Oteruelo, Pozobueno, Malpica, Majuelos, Paseo de la Plaza, Cementerio de la Iglesia...)
En la plazuela Majuelos, los alumnos de Bachillerato de la Institución Martín Cabello organizaban competidas partidas de bolindres, al igual que otros juegos, como el encuartao, pírrica cadena...Se comenzaba dibujando la condena en la tierra con un palo, piedra, e incluso el dedo, y a tres o cuatro metros una línea cuyos extremos eran equidistantes del círculo dibujado. A continuación, cada jugador colocaba dentro del círculo el bolindre de barro que se jugaba.
El juego consistía en sacar los bolindres de la condena y la partida terminaba cuando no quedaba ninguno.
El inicio consistía en lanzar de forma libre cada jugador, situado al lado de la condena, el bolindre de piedra (el mejor que tenía) en dirección a la línea perpendicular a la condena, tratando de aproximarse lo más posible a ella.
Había jugadores, que cuando tiranban a la línea, eran tan hábiles que dejaban el bolindre en ella; se decía que la habían "clavao". Eran los primeros en tirar a la condena.
La proximidad indicará el orden de lanzamiento para intentar sacar los más posibles bolindres de la condena.
El más cercano a la línea, desde ésta, lanzaba su bolindre, "el rolo", si era de piedra, en dirección a la condena tratando se sacar alguno de los que se habían puesto en ella, siempre procurando no caer dentro, ya que si así sucedía, estaba condenado y dejabas de jugar.
Cuando mayor era el díametro del rolo, mejor para el jugador pues atinaba con más facilidad y arrastraba al bolindre de barro o cristal gastando menos energía.
Si el jugador conseguía sacar un bolindre de la condena, sigue lanzando hacia ellos para seguir sacándolos, pero de forma especial. Esta forma es colocando la punta del dedo meñique de la mano con la que no lanza en el punto donde cayó el bolindre con el que juega y poner el borde de la otra mano junto al dedo gordo de la primera.
Cada jugador tiene su estilo de LANZAMIENTO. Si sigue sacando bolindre y no deja ninguno dentro, se acaba la partida, la jugada maestra, se queda con todos y los otros jugadores no llegan a lanzar.
Se puede dar dos casos, que el primer lanzador no saque ningún bolindre, entonces se queda en el sitio donde se paró el bolindre con el que lanzó, o puede sacar varios uno detrás de otro hasta fallar.
Lanza el siguiente jugador, con dos opciones posibles: lanzar a sacar algún bolindre de la condena o matar al anterior, si éste tuviera el acierto de darle, le mata y si el muerto tuviera algún bolindre sacado, se los tendría que dar, (cagar). Sigue tirando a sacar los que quedan en la condena, hasta conseguir todos. Si fallara, se queda en el lugar donde se ha parado su bolindre.
Después de cada fallo, tira el siguiente y así sucesivamente hasta sacar todos los bolindres de la condena. También puede suceder, que un jugador mate a todos los demás acertando a dar en los bolindres con los que juegan sus compañeros. Ha ganado la partida y se lleva todos los bolindres.
FORMAS DE LANZAMIENTO
Para intentar sacar los bolindres de la condena, cada jugador tenía su forma particular de lanzarlos.
Unos lanzaban con el hueso. Este lanzamiento consistía en poner el bolindre de piedra en el hueso del dedo gordo sujetándolo con el dedo índice de la misma mano, al mismo tiempo que con el dedo corazón se sujetaba el dedo gordo por la uña. Para disparar, se lanzaba hacia delante el dedo gordo patinando sobre el corazón.
Tirar con el hueso era un verdadero arte. Hacían falta horas de entrenamiento y potencialidad para ello. Otros tiraban con la uña del dedo pulgar. A veces de tanto rozamiento la uña llegaba a perforarse.
Otros lanzaban con la uña, estos eran los que colocaban el bolindre en la uña del dedo gordo, sujetándolo, también con el dedo índice. El lanzamiento se producía igual que con el de hueso, enderezando el dedo gordo.
Una tercera forma de lanzamiento, poco usada en Sonseca, consistía en colocar el bolindre en el hueso de separación de la segunda y tercera falange del dedo corazón sujetándolo con el dedo gordo; el disparo se producía enderezando violentamente el dedo corazón.
VOCABULARIO
GALICHÁ. Golpe que se producía al lanzar un bolindre contra otro y le daba de lleno.
CONDENA. Círculo de 20 o 30 cm de diámetro (el tamaño dependía del número de jugadores) donde se colocaban los bolindres del juego.
ENVITÓN. Forma de lanzar, que podía pedir el que tenía que tirar, o prohibir el jugador contra cuyo bolindre lanzaban (con invitón, sin invitón). Consistía en adelantar el brazo para dar impulso al bolindre y que pudiera llegar más lejos.
CUARTA. Forma de adelantar la posición el jugador para acercarse al contrario, que podía pedir el que lanzaba o impedir el que era atacado. Se adelantaba la posición de lanzamiento una cuarta.
MATAR. Verbo usado cuando el bolindre con el que jugaba uno de los contendientes era golpeado por el otro. El dueño del bolindre golpeado terminaba la partida y si había conseguido algún bolindre tenía que dárselos al que había matado.
CAGAR. Verbo utilizado par el matador para pedirle al muerto los bolindres que llevaba ganados en la partida.
PLANTE. Forma de acercarse, o en su caso, alejarse de la condena. En el primer caso, para intentar sacar los bolindres y en el segundo para que no le maten.
QUE ALISEN. Se utilizaba cuando alguno se había plantado detrás de algún cerrillo del terreno que ocultaba su bolindre a la vista de los contrarios, lo podía pedir el que le tocaba lanzar y prohibir el dueño del bolindre plantado.
Otras expresiones: FUERA CANTO, SIN PORRA, PORRA "PA" TI.
Había dos variantes de este juego, una con triángulo y otra con cuadrado en vez de círculo (condena).
Las infantiles experiencias de este juego en pandilla se cortaron en el tiempo (algún estudioso nos podría explicar las causas), al recordarlas posiblemente nuestra memoria se llenará de personas, momentos del día, lugares, expresiones lingüísticas, sentimientos, decepciones, satisfacciones... en definitiva de un preámbulo de aprendizaje social PARA la vida del que hemos podido algunos afortunados disfrutar.
Los bolindres de barro, casi se han convertido en piezas de museo para ciertas generaciones por su valor afectivo.
Perdonen si al leer nos ha que dado algún detalle por especificar, las reglas del juego son cambiantes dependiendo de los pueblos, y del paso del tiempo. Ud. puede enriquecer con sus vivencias personales este pequeño trabajo ampliando o quitando lo que considere conveniente y así sentirse más partícipe del mismo. Incluso, a lo mejor, le anima a revivirlo con sus niños y volver a echar una partidita; bolindres de cristal abundan en el mercado, y de barro aún se guardan como oro en paño en talaquillas de tela de confección casera o en la caja del tesoro de la niñez.
