Me encuentro en mi hemeroteca particular un recorte de un boletín de la Juventud Obrera Católica que saco a la palestra para su divulgación.
Sonseca es conocida por su industria en el mazapán, sus muebles de estilo antiguo y los géneros de punto como guantes y jerseys, donde trabajan unas 300 chicas.
La mayoría de las chicas que trabajan en la confección de géneros de punto carecen de una seguridad social. Creo al decir esto, que estoy apoyada en unos hechos que están ocurriendo: No llegan a un 40 % las chicas que están sindicadas. En algunos talleres no se les paga los domingos, y otros han estipulado darles parte de lo que les corresponde, sin ser completo.
Cuando llega el mes de diciembre (sobre el día 15 en adelante) las mandan a sus casas hasta el mes de enero. En algunos sitios a últimos. Y estas chicas tienen que estar paradas hasta que los jefes las avisan. En todo este tiempo no ganan ningún dinero. Mientras estas chicas tengan algún hermano que lo pueda ir ganando, menos mal, pero hay familias donde son ellas las que lo ganan, y éstas lo pasan mal o por lo menos con algunas dificultades.
Y todo esto, porque los empresarios no se atreven a cerrar, y no les importa mucho de bienestar de la gente.
A mi juicio, podrían dar permiso de quince días (por no haber demasiadas prisas) como corresponde. Pero que fuera pagado (como corresponde también). Pero esta ley es de las muchas que los señores jefes olvidas, como si no figura para ellos.
Cuando empiezan las prisas trabajan hasta doce horas, aprendizas y mayores. Estas horas extras, no se les pagan reglamentariamente, sino según sueldo diario. A la hora de sacar horas, hasta que digas los jefes: - ¡Mañana hay que trabajar hasta sacar doce horas! Y no cuenta la opinión de estas chicas. Porque si es una necesidad de la empresa, creo que las trabajadoras merecemos un respecto hacia nuestra libertad de acción.
En conciencia, creo que se juega demasiado con la dignidad de la persona. Y todo esto porque quizá carecemos de una mayor formación y desconocemos nuestra posición en el trabajo, lo cual hace que no se considere nuestra condición.
No trato de hacer simplemente una crítica. Creo que es la manera de llegar a más jóvenes trabajadoras para reflexión de nuestros problemas, y hacer pensar sobre la buena disposición de algunos jefes. Pues todo esto que he indicado, no es cristiano. Debemos colaborar por el bienestar de la clase obrera, para que sea respetada. Además de colaborar con Cristo, a la larga, se beneficiará la propia empresa y toda la sociedad.
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