Hay constancia de que en el año 1676 los sonsecanos jugaban “a la reja” por el accidente fortuito que sucedió. Juan Sánchez del Cerro jugando “a la reja” en la calle Martín García, cercana a la iglesia, mató involuntariamente de un golpe al lanzarla a Francisco Matheo Cerdeño, hijo del regidor y primo del lanzador. El regidor perdonó al jugador. Los padres eran primos hermanos.
La reja es una parte del arado romano, pieza de hierro destinada a abrir un surco en la tierra y removerla.
Es lógico pensar que este juego sería practicado por los gañanes, agricultores que la utilizaban como intrumento de trabajo.
Con la reja los campesinos medían sus facultades en los ratos de ocio y al aire libre.
Las rejas son de distinto tamaño y peso. Constan de tres partes: la llamada rabera, la zona media o de agarre y la punta, que se clava en el suelo en el momento del lanzamiento. Todos los jugadores utilizaban la misma.
EL JUEGO
Consiste en coger la reja por la zona central y lanzarla con la punta hacia arriba y conseguir que con un giro de 180 grados, se clave en el suelo verticalmente y lo más lejos posible. Se considera nula la tirada horizontal. Para compensar, los lanzadores llevan una piedra en la otra mano.
No hay límites de jugadores, que van tirando por turnos. Si son muchos, se hacen equipos y se van eliminando.
LAS REGLAS
1.- La reja deberá clavarse en el suelo lo más vertical posible. Si lo hacen horizontal es nulo.
2.- El númer de tiradas será de tres por jugador. Se contabiliza la más larga.
3.- Ganará el que consiga mayor distancia.
4.- Si se produce el empate, se realizan otras dos tiradas.
5.- Una persona será la encargada de contralar, medir la distancia y posición de la reja.
Hay otra modalidad que es el tiro de BARRA.
En Sonseca hay noticia en el año 1950 de Concurso de lanzamiento de barra en el diario El Alcázar.
Resumida
– 15 de mayo. Gabriel
Hernández y Samuel (Zoilo) Peces Rodríguez ganan el concurso de lanzamiento de
barra en la fiesta de San Isidro.
EL GUA o, LOS GUACHERITOS.
En la década de los años 60 del pasado siglo, los chavales que vivíamos en la calle de la Salud y cercanas solíamos jugar en su plazuela cuando era terriza a varios juegos: los bolindres, la trompa, las chapas, pírrica cadena, dao en alto y bajo, pídola..., y también al GUA.
Como estaba de tierra la plazuela, podíamos hacer agujeros, guas, junto a la pared norte de la misma escarbando con un palo, roma...
Hacíamos tantos guas como jugadores, participantes. Colocados a unos metros de los mismos, como ocho o diez, comenzabamos el juego intentando introducir una pelota pequeña de goma uno detrás de otro en un gua que no fuera el que previamente habíamos hecho o asignado, si ya estaban hechos, a cada uno.
Si la pelota no estraba, caía en ningún gua o, entraba en el del tirador, este quedaba descalificado.
Si la pelota caía en el de algún compañero de juego, el poseedor del mismo debía correr a coger la pelota y tratar de dar un pelotazo a alguno de los participantes. El alcanzado por la pelota, se elimina, al igual que el que no había sido capaz de dar a ninguno antes de que se hubiera colocado al lado de su agujero.
Al que pierdía por alguno de los motivos, se le echaba una china, piedrecilla en el gua. Se sucedían las tiradas al GUA. Él que llegaba a seis chinas, era el perdedor y se le castigaba dandole pelotazos puesto de cara a la pared.
Así nos entreteníamos y a la vez aprendíamos a socializarnos, cumpliendo unas normas, los niños de hace cincuenta y tantos años en las plazuelas de los pueblos después del horario escolar.
Fuente consultada:
HISTORIA DE SONSECA EN ANALES de Francisco Gil Gallego.