jueves, 28 de abril de 2016

JULIÁN RODRÍGUEZ-CANO GALLEGO, mazapanero.

   Sacó la industria mazapanera de su estado primitivo y de ocupación familiar para transformarla en industria en  gran escala y de alcances artísticos exponiendo las bellísimas cajas, que con motivos diferentes, alegraban los ojos en las fiestas navideñas antes de deleitar los paladares.

  " En el Madrid de 1875, había un obrador de dulces y mazapanes, sito en la calle de Tetuán, que ostentaba una leyenda: Proveedor de la Real Casa". Los dulces que en ella se confeccionaban eran de exquisita calidad, y no creemos que sea un desdoro decir que el maestro de aquel horno de dulcería, si bien no era el dueño de la casa, era un francés diplomado, que conocía como pocos su oficio y el arte de convertir en obras de arte lo que de por sí satisfacía los paladares más exigentes. 
    Entre sus aprendices destacaba un mozalbete espigado, flaco y debilucho, al que perjudicaba el calor del horno y el trabajo el locales cerrados, pero que tenía rara habilidad en imitar las obras de su maestro y una afición muy grande a todas las cosas del oficio.
   Cualquier cosa que veía podía fácilmente dibujarlas, y después sabía interpretar fielmente sus dibujos en monumentales pasteles o en diminutas figurillas, que eran deliciosas golosinas.
   Este joven, era Julían Rodríguez-Cano Gallego, natural de Sonseca, que había ido a Madrid para aprender bien su oficio. Y no debía hacerlo mal cuando su maestro le encargaba muchas veces delicadas obras, que tenían que ser servidas en la mesa del Palacio Real.
   No sabemos, si por asuntos familiares o para reponer su quebrantada salud, tuvo Julián que volver a Sonseca. El caso es que allí le hallamos en 1881 establecido con un obrador de dulces, turrones y mazapanes, que pronto hizo famoso en todo el ámbito nacional.
   Ya se hacía mazapán en Sonseca antes de que naciera Julián Rodríguez-Cano, pero este fue el que sacó esta industria de su estado primitivo y de ocupación familiar para transformarla en industria en gran escala y de alcances artísticos con viajantes que ofrecían las mercancías en las principales ciudades y una propaganda bien organizada exponiendo las bellísimas cajas que con motivos diferentes alegraban los ojos en las fiestas navideñas antes de deleitar los paladares. 

En el actual edificio del Casino La Concordia tuvo su primera fábrica de mazapán Julián Rodríguez-Cano.
   Podemos asegurar que casi todos los que después se tenían que dedicar al mazapán aprendieron en su obrador de la calle La Unión: pero sus dos discípulos más aventajados fueron don Luis Donaire y don Manuel Gómez-Tavira, que en 1885 se encontraron con fuerzas para trabajar solos y se establecieron aparte, fundaron otra gran fábrica que llevara por nombre Gil y Compañía.
   Por entonces, decide casarse, pero su estado de salud es cada vez más precario, y diez meses después muere el fundador de la industria del mazapán de Sonseca, después de dar impulso a dos fábricas y numerosos obradores.
   Aparte de los que trabajaban directamente en el mazapán, emplea varios camiones y vagones del ferrocarril, que traen las materias primas y se llevan lo hecho; los obreros del cartón y la madera hacen miles de cajas, y en el campo se siembra la remolacha, que luego dará opción al cupo de azúcar. 
   La producción se acercaba al medio millón de kilogramos, y todos los años venían obreros levantinos especializados en el trabajo del turrón y peladillas".

Emilio Rodríguez-Cano trasladó la fábrica de mazapán a la calle Orgaz.

  Julián no dejó ningún sucesor. Hay constancia que en 1893 la fábrica está al nombre de su madre, doña Hilaria Gallego. En 1902, según el periódico LA OPINÓN estaba al frente de la industria su hermano Emilio, que la cambió a la calle Orgaz.

        Texto sacado del apartado INDUSTRIA, COMERCIO Y ARTESANÍA del trabajo sobre Sonseca de Luis Moreno Nieto en su libro LOS PUEBLOS DE TOLEDO 

     Consierado Julián Rodríguez-Cano como el fundador de la industria del mazapán en Sonseca, cualquiera de las calles del pueblo podría llevar su nombre para rendirle el homenaje que se merece. 

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Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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