lunes, 20 de mayo de 2013

La Sociedad de Socorros Mutuos LA CARIDAD, una visión desde el Derecho

Texto de la conferencia impartida por Isaac Martín Delgado, Profesor Titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Castilla-La Mancha, el 17 de diciembre del 2010, en el marco de los actos conmemorativos del 115 aniversario de la fundación de la Asociación Cultural Recreativa LA CONCORDIA.

(1ª PARTE)
INTRODUCCIÓN
   Hace ya algún tiempo, el presidente de la Asociación Cultural Recreativa LA CONCORDIA y el concejal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Sonseca me invitaron a participar en la celebración del 115 Aniversario de la fundación de la Sociedad de Socorros Mutuos LA CARIDAD mediante la impartición de una conferencia sobre los aspectos jurídicos de la misma. Acepté encantado por dos razones: la primera, por lo que me supone de reto y oportunidad para conocer de primera mano los orígenes de una Asociación de la soy miembro desde hace algún tiempo; la segunda, porque siempre es un placer para un profesor universitario eso de ser profeta en su tierra. En consecuencia, estoy encantado de compartir con ustedes los minutos que durará este acto y las reflexiones que a propósito del mismo he preparado. Son muchas las formas posibles de enfocar una conferencia de este tipo. De entre todas ellas, me he inclinado por la de contarles cómo fue constituida en sus orígenes la Sociedad, qué era y cómo funcionaba, junto con una serie de casos reales que se dieron durante su funcionamiento inicial. Para ello he manejado las primeras versiones de los Estatutos, que amablemente me cedieron desde la Junta Directiva de la Asociación, y las Actas de la Sociedad en sus diez primeros años de vida, cuyo acceso me fue facilitado por nuestro querido Conserje. Voy a intentar, no obstante, ahorrarle reproducciones de artículos y cuestiones, ahorrarles reproducciones de artículos y cuestiones puramente técnicas y me centraré en lo esencial, no sin antes remitirme al libro de Manuel Ballesteros, Memorias y Curiosidades de la Historia de Sonseca, que trata en sus páginas este mismo tema en clave histórica y que constituye una referencia para quienes deseen profundizar en el conocimiento de nuestra Sociedad. Mi objetivo final es sencillo: extraer toda una serie de conclusiones que  nos pueden servir para guiar los pasos que ha de dar nuestra Asociación, la Asociación Cultural LA CONCORDIA, en el futuro.



CONSIDERACIONES GENERALES: LA IMPORTANCIA DE UN NOMBRE
  La Sociedad de Socorros Mutuos LA CARIDAD surge en un contexto de la inexistencia de lo público. El siglo XIX había sido un siglo muy convulso para nuestro país desde la perspectiva política y jurídica, con múltiples cambios de Gobiernos, de Constituciones y de tipo de Estado, como consecuencia de elecciones poco democráticas y de pronunciamientos militares. A nivel social, el poder público solo ejercía labores de policía, esto es, de mantenimiento del orden público, y su función de servicio público y de asistencia social era prácticamente inexistente. Las únicas intervenciones en relación con la educación y la sanidad venían de las obras de beneficencia, consecuencia de la labor de instituciones religiosas, que tienen en esta época un importante grado de desarrollo y difusión.
   Frente a la ausencia de lo público, lo privado hace sus veces. Se trata, por tanto, de una sociedad totalmente privada, tanto en sus fondos, que proceden de los socios, como en su régimen de gobierno, que es llevado a cabo por una Junta Directiva democráticamente elegida por el conjunto de los mismos.
   La Sociedad se funda en un momento muy importante para Sonseca, en el que puede comprobarse un florecimiento económico y cultural. La segunda mitad del siglo XIX es la época del desarrollo industrial de nuestro pueblo, que tiene sus consecuencias inmediatas en el aumento de la población y en un cambio de imagen: se edifican en esos años la Plaza de Toros, el Teatro Echegaray y el Ayuntamiento y se crea un servicio regular de correo y viajeros a Toledo. A todo ello, se une un florecimiento eclesial, que se plasma en la restauración de la Ermita de la Virgen de los Remedios y en la gran ampliación de la iglesia. En ese contexto, el párroco del momento, D. Constantino Pérez y Gómez, lanza la recomendación de fundar una sociedad que pueda servir de ayuda a los socios en caso de necesidad. Lo hizo en 1892. Tres años después, quedaba constituida. Por estas razones, no puede considerarse casual el nombre que se da a la misma: Sociedad de Socorros Mutuos La Caridad. En estas seis palabras se encierra el sentido de su existencia.
   Como Sociedad, se trata de un conjunto de personas (en este caso, todos varones, aunque en el listado de socios pueden verse nombres tan extraños para la gente más joven como Adoración, Dolores o Trinidad, que se reúnen voluntariamente en torno a un pacto conjunto plasmado en un Reglamento para, desde la cooperación, conseguir los fines que los propios socios se han marcado. Estos fines quedan explicados en el resto de la denominación. Efectivamente, se trata de un fondo común que tiene como finalidad procurar la subsistencia de aquellos socios que, por caer enfermos o haber sufrido accidente, no pueden desempeñar temporalmente su actividad laboral habitual. Sin embargo, no es ésta su única finalidad: las palabras MUTUO Y CARIDAD tienen también su sentido. Efectivamente, el socorro mutuo no queda limitado únicamente al apoyo económico mediante los denominados socorros (éste era el nombre que recibía la aportación periódica que la Sociedad entregaba a los socios que, por decisión de la Junta Directiva y tras el correspondiente examen médico, eran considerados oficialmente enfermos), sino también el apoyo moral. Es muy curioso comprobar cómo en el Reglamento de la Sociedad se regula la obligación de los socios de visitar a todos aquellos miembros de la misma que se encuentres enfermos y, con tal fin, se exige la publicación en el tablón de anuncios del listado de los mismos (no existía entonces la ley de protección de datos personales). Finalmente, junto con la estricta aplicación del régimen jurídico previsto para la concesión de los socorros, se admitan decisiones graciables de la Junta Directiva, esto es, la concesión de socorros a socios que, por ser pobres de solemnidad   y encontrarse en una situación difícil, carecían de lo mínimo para subsistir. Se llegó incluso a aprobar y conceder el pago de una pequeña cuota extra por parte de los socios ante la muerte de alguno de ellos con el fin de entregárselo a su familia.
  Con ello resulta evidente que la finalidad última de la Sociedad no era solo garantizar el sustento económico de los socios ante circunstancias sobrevenidas que les imposibilitaba trabajar. Tan importante como esto era el ejercicio de la caridad con los verdaderos pobres y la creación entre todos ellos de un clima de verdadera hermandad. Teniendo en cuenta el importante crecimiento del número de miembros y el número de habitantes que tenía nuestro pueblo en esa época puede captarse rápidamente que la existencia de la Sociedad era un bien para Sonseca y que lo que en ella se vivía -lo buen, pero también lo malo, como explicaré en algún momento- tenía repercusiones directas en el resto de la comunidad local.



LOS FINES DE LA SOCIEDAD: CULTURA, EDUCACIÓN Y AYUDA MUTUA
Sorprende leer en el primer artículo de los Estatutos como bases constitutivas de la Sociedad todo un lema: INSTRUCCIÓN, MORALIDAD Y FILANTROPÍA.  Es importante tener en cuenta el contexto histórico importante tener en cuenta el contexto histórico en el que mueve la Sociedad cuyas líneas esenciales ya han sido referidas En un país sin escuela pública, se impone como principio fundamental de la Sociedad la instrucción de sus socios; en una sociedad con fuertes conflictos, en la que comienza a surgir un considerable rechazo de la religión como consecuencia de las teorías iluministas derivadas de la Revolución Francesa, se exige la moralidad como la mejor base para la convivencia; finalmente, en un país en el que la ausencia del Estado social es patente y, por ello, no existen aún los servicios públicos, se propone la filantropía, el amor al género humano, como garantía del buen funcionamiento de la misma.
   En mi opinión, aquí comienza a apreciarse la grandeza de la Sociedad, de nuestra Sociedad, surgida hace 115 años. Sus fundadores no solo estaban buscando -permítaseme una expresión muy poco técnica- "cubrirse las espaldas y asegurarse el pan", sino que, junto con ello, deseaban la constitución de un espacio de participación colectiva y de influencia en la comunidad local para la búsqueda del bien común.
   Por esta razón, el Reglamento no solo preveía los fines, sino que regulaba los medios para conseguirlos. Así, permitía la contratación de profesores de matemáticas y dibujo para los socios artistas y obreros (una muestra del desarrollo industrial que se estaba dando en nuestro pueblo); la adquisición y subsiguiente explicación del repertorio de filosofía moral con el fin de corregir costumbres y enseñar el amor al trabajo, el horror al vicio y el verdadero conocimiento de los deberes del hombre (comparemos esto con la era de los derechos en la que nos encontramos); y la atención de las necesidades de sus individuos derivadas de enfermedades o de accidentes sin culpa propia.



  No se trató de simples previsiones normativas, sino que se llegaron a aplicar. Una lectura de las Actas de la Sociedad nos permite ver que se contrataron esos profesores y se llegó a aprobar una Escuela de Adultos (aunque no siempre hubo socios deseosos de asistir a las clases); se fueron adquiriendo libros (el primero, la Historia de la Humanidad); se adoptaron decisiones de expulsión por haber cometido delito o por haber faltado a la reglas de buena educación, así como por el hecho de haber provocado reyertas o haber faltado al respeto y a la consideración debida al resto de socios y se concedieron numerosos socorros, jurídicos y caritativos. Una buena prueba de ello es la decisión de la Junta, adoptada en 1903, de conceder una ayuda extraordinaria a un paisano había perdido a su mujer, a sus cuatro hijos y todos sus bienes en un incendio. Se invoca el nombre de la Sociedad, la Caridad, para justificar la decisión.


    Sus fundadores deseaban la constitución de un espacio de participación colectiva y de influencia en la comunidad local para la búsqueda del bien común.


   La coherencia con la universalidad de sus fines, podían ser miembros de la Sociedad las "personas de cualquier clase y estado". Me gustaría llamar la atención sobre esta expresión. En primer lugar, aún cuando se hablare de personas, incluyendo, pues, a las mujeres, se preveía con posterioridad que solo los varones pudieran ser socios. No se entendía de otro modo en una sociedad en la que el papel público y social de la mujer no estaba en este tipo de ambientes, sino en el hogar. Sin embargo, sí puede considerarse un importante avance social la previsión expresa de que no importaba ni el estado ni la clase para poder formar parte de la Sociedad, puesto que la sociedad del momento sí era clasista (como prueba el hacho de que pronto comenzara a distinguirse entre el casino de los pobres y el casino de los ricos).
   
CONTINUARÁ

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Gracias amigo visitante por compartir este paseo por esta singular visión de mi pueblo, fruto de inquietudes recopiladoras desde...

Gracias, por ocupar parte de su tiempo en descubrir estos retazos, fragmentos, pinceladas de un laborioso pueblo como Sonseca, que ha demostrado a lo largo de su Historia saber superar con inteligencia creadora y ejecutiva las circunstancias más desfavorable.

Gracias, por leer y observar mis "entradas" metidas a golpe de corazón, como intuyendo lo que nos une y nos anima a seguir ampliando nuestros límites personales afianzando lo que somos y de donde venimos.

Disculpas por las erratas que siempre lleva un texto escrito aunque se haya realizado con lo mejor que uno ha aprendido.
























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































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