En el programa de Ferias y Fiestas del 2005 me permití la licencia de escribir un articulillo con el ánimo de dar a conocer los patios de Sonseca a través de la descripción de las imágenes infantiles guardadas en mi retina allá por los años 60.
Dado que era una publicación escrita, fotografías no podían ser muchas por el espacio que en justicia me correspondía, una en concreto, con la que encabezo este digamos reportaje fotográfico- literario.
Ahora con las ventajas del blog, vuelvo a rehacer lo escrito con la ayuda inestimable de las fotos que he ido recopilando desde los años 80 hasta la actualidad. Un patio ideal, la suma de todos ellos.
Espero que os pique la curiosidad de descubrir de que casa son y en que calle se encuentran o se encontraban, que algunos ya han pasado a mejor vida. "Todo cambia y todo queda", como decía el poeta.
Esto es lo que se me ocurrió hilvanar con palabras.
En mi infancia, paseando por el casco antiguo de Sonseca, tan deshabitado hoy, decenas y decenas de casas con la puerta abierta ofrecían su patio de vecindad como lugar de encuentro.
Una de las casas más antiguas, conocidas y con un patio muy compartido era la casa de Ballesteros, que contaba con casi una docena de vecinos. En el programa de Ferias y Fiestas del año 1953 se hace una pequeña descripción de esta casa, antigua y rancia mansión de supuesto Conde de Ballesteros entre la calle Los Remedios y la Arroyada, junto a la casa parroquial, donde estaba el popular salón de bodas.
Los capiteles jónicos proliferaban en las columnas de los patios
La llamada Casa de las Cadenas, la más relevante del pueblo se merece un pequeño estudio exclusivo, por eso tiene un apartado para ella en la etiqueta EDIFICIOS RELEVANTES, que pueden buscar con facilidad.
LA CASA TÍPICA POPULAR CON SU PATIO Y ...
Fachada encalada la más de las veces, ventanas pequeñas con rejas machohembradas, puerta a la vez portada para carruajes, de doble hoja con una pequeña entornada en una de ellas, color rojo intenso de la sangre de toro que añadieron a la pintura para dar más consistencia y duración, clavos de forja hechos a macho y martillo.
Al patio se accede por un portal con tejado a dos aguas sustentado por un enmaderado con jara a la vista.
En la pared izquierda, contadores de la luz, dos filas de a tres; seis vecinos comparten este irregular patio desigualmente empedrado con ligera vertiente hacia la calle para dar salida a las aguas de lluvia por el chorrero (agujero en la pared a un lado de la puerta).
El pozo, en el medio, con brocal cilíndrico de granito, su garrucha y cubo, y al lado, la pila berroqueña donde se lava o se abreva a las caballerías. En el verano, el pozo hace de fresquera. Su agua, con temperatura más baja que la del ambiente, consigue descender unos grados el vino y la gaseosa de unas botellas metidas en un saco de arpillera, que el vecino ha introducido hasta el fondo con una soga o lía de esparto.
Los alambre de tender la ropa van de pared a pared a distinta altura con pinzas de madera deslucidas por el sol y algunos pájaros "lugareros" osan posarse unos instantes cogiendo resuello para remontar el vuelo hacia el caballete de la cámara. Una vieja parra retuerce su tronco cubriendo con sus pámpanos de sombra parte del patio.
Al atardecer, el popular serial de novelas de Radio Madrid se oye a través de dos ventanas abiertas en la misma pared, pero procedentes de distintas y voluminosas radios con sus correspondientes voltímetros reposando en repisas de madera hechas a medida. Los vecinos comparten los sonidos, olores, ratos de su tiempo, sus alegrías, sus pesares, las sillas en el duelo del fallecido, la
bombilla que brilla de forma tenue por su reducido voltaje, el canterito pan si se ha olvidado comprar, los huevos..., para la tortilla, los chismorreos, los enfados y en algunas ocasiones límites, los regaños con tirones de pelos (entre ellas más bien), pero cada cual tiene su
propio gato o, gata y su cogedor de madera con su correspondiente escoba de rabanillo para barrer la parte más cercana a sus habitaciones.
Si los cantos del empedrado hablaran, cuantos tipos de pisadas distinguirían por el contacto cobre su pulimentada superficie: las de rueda de coche reutilizada en las "albarcas" del vecino campesino, las de recia goma de las botas de los soldados que ha dado la casa al servicio de la patria, las de los zapatos del señor médico que
repetía su visita hasta que el enfermo estaba completamente curado, las de otros zapatos, pero de tacón de la mocita en el día de fiesta, las de dura piel del descalzo "encerraor" de cereal con el costal al hombro en una de las cámaras de la casa en verano, las de cáñamo del abuelo en pasos cortos y vacilantes acompañada con el golpe de un garrote de almendro, la de las alpargatillas, sandalias, zapatillas de los niños, casi inapreciables por su escasa presión.
Si los cantos se pudieran quejar, mencionarían también las contundentes pisadas de los borricos, mulas y "machos" con sus herraduras. De las pezuñas de las cabras con su chivos, la de las ovejas con sus corderos, la del galgo o podenco del "cacero" de turno apenas haría comentarios; su superficie de rozamiento parece escasa.
Los carros de llantas, con su repetido paso, producen en rebaje paralelo en el empedrado, las "rodas". En algunos patios muy frecuentados se colocan losas de granito para evitarlas. Algunos vestigios aún persisten.
Cada familia, su vivienda: cocina con chimenea (fuego en bajo o alto con carbón, el revolucionario infernillo con petróleo; el butano se avecina), comedorcito y la sala (alcoba); si hay más de una, se puede considerar casi un lujo y el no va más cuando todas las dependencias están juntas, circunstancias que no siembre se da.
Y, cada vecino, su corral. ¿Dónde estaba a veces? ...
Un laberinto de pasillos, también comunales, habitualmente de terrizo, te llevan desde el patio a él. No les falta su basurero (¡ojo el numerito de sacarlo!) con su retrete de agujero circular oradado en tabla y tapa adjunta para contrarrestar los olores y un cuadra para chismes.
Los "currucaneros" (agricultores), además cuentan con la cuadra de las caballerías con camastro en alto para el gañán. Cercano a ésta, el pajar con su correspondiente boquerón por donde se mete la paja por lo alto. En un apartado hecho con "lambrera" cacarean las gallinas, que proporcionan un ayudita sustanciosa a la economía doméstica. El guarro en su habitáculo de corsé, perfuma el ambiente.
Al patio se le saca mucho provecho, dependiendo de la estación del año. Las mujeres se sientan en un lado y otro para estar a la solana o a la sombra en unas sillas torneadas con asientos de anea adaptadas para coser unas rodilleras en los pantalones de pana de niño, zurcir unos calcetines con el huevo de madera a la niña, tejer algún que otro jersey con ochos..., o peinarse, generalmente las viejas, unas a otras, mesándose los cabellos consiguiendo un cierto nivel de relajación sin pagar ningún cursillo.
El enjalbegado de paredes con cal de Orgaz y escobón de paja, el numerito de encender el peculiar calentador de agua para lavar en el cuezo, ..., los dejamos para otra ocasión.
Los refranes, las sentencias, los cuentos, las historietas y anécdotas servían para reflexionar y hasta filosofar sobre lo humano e incluso de la divino, sin intermediarios de rondón ni machacones con ofertas ilusorias.
Experiencia comunitaria del patio de vecindad, lugar de encuentro, segundo peldaño de educación social después de la familia, desapareciste.
¿Te hemos sustituido con algo mejor?
¿Te hemos sustituido con algo mejor?