Con esta entrada quisiera completar otras anteriores sobre nuestros patios con nuevas fotografías y algunas vivencias que me surgen de mi niñez.
En estos días de canícula, medio mes de julio y otro tanto de agosto, quien más quien menos intentamos tomar la fresca en los patios, todavía abundantes en Sonseca.
Si nos remontamos a los años 60 del pasado siglo, era costumbre en los patios de vecinos, de dos, tres, seis ... y, hasta once, que puede ser la que más, la Casa Ballesteros, sacar la silla, generalmente de enea, y hacer un corro en el suelo empedrado, previamente regado con el agua del pozo para dar asiento a sus correspondientes dueños.
Era el momento, puesto el sol, de mitigar las calores y de darle a la lengua en una animada, cháchara, tertulia en la que se comentaba lo sucedido ese día en el pueblo.
Se solía estar hasta que, las alcobas con las ventanas abiertas, bajaran unos grados centígrados, suficientes como para poder descansar.
La realidad siempre es cambiante y la economía agropecuaria propia de estos patios vecinales con corrales individuales evolucionó a industrial fomentando la casas unifamiliares en los extrarradios del pueblo con su garaje en vez de corral y patio pero, no compartido.
Habría que salirse a la calle para mantener la costumbre de tomar la fresca tertuliana, salvo excepciones, ha desaparecido por la falta de espacio en ellas tan ajustadas en anchura.
Lo vecinal, comunitario lo hemos transformado en familiar, individualizado. Un tema curioso, se supone de progreso, para estudiar por los sociólogos y comprobar su aporte a la singularidad sonsecana y sus consecuencias.
En los años 80, cuando aún las puertas a la calle de estas casas, solían estar abiertas, pude hacer varias fotos, que me permito compartirlas. Considero que son patrimonio urbanístico y algo más de nuestro pueblo.







CALLE MAYOR Nº 4.
Al entrar en este patio tan largo nos da la sensación de que es un
callejón cerrado. Nuestro paisano y arqueólogo Juan Manuel Rojas, en una
conferencia sobre el Casco Antiguo de Sonseca en la Jornada de Estudios
Sonsecanos nos dejó caer esta hipótesis, que también sucedería en alguna otra
zona del pueblo.
Patio típico de vecindad, en su día con cuatro familias, ahora con
Justina y los hermanos Vargas, Jesús y Miguel Ángel.
Con situación muy céntrica, cercano al templo parroquial y a las
campanadas del reloj, conserva el sabor de Sonseca más artesano de los llamados
“cardaores” (trabajadores por cuenta ajena) y, pastores tan abundantes en el pueblo, de
tradición.
Conserva su pozo con brocal de granito revocado por su poca calidad
y su pila donde se lavaba la ropa y se daba de beber a la borrica, medio de
locomoción para ir y venir de la majada del vecino pastor. Todos los vecinos
contaban con un pequeño corral donde tenían su basurero. El cuarto de aseo aún
no había llegado. Los basureros se solían sacar una vez al año por el mes de
octubre. El del pastor era algo mayor, necesitaba una cuadra para guardar su
borrica y un pajar.
Lo bueno de este patio es que tiene cada vecino todas las
habitaciones reunidas. En otros casos, la misma familia tenía que cruzar el
patio para ir de la cocina a la alcoba, por ejemplo. Hoy nos parece ilógico,
pero estas situaciones se daban.
El empedrado, como pueden apreciar, más incómodo para los modernos
zapatos de tacón, se ha sustituido por una capa de cemento también más fácil de
limpiar.
Es un lugar de convivencia y amistad aún para los vecinos
residentes que nos han permitido abrirlo a todos nosotros para compartir este
espacio tan alegre gracias a las plantas en tarros, macetas y arriates que se
encargan de cuidar diariamente de forma conjunta.
 |
Esta foto la hice en los años 90 . |
También se ponen de acuerdo desde hace unos años para adornar la
fachada el día de Corpus Chisti como merece la ocasión. Este tramo de la calle
Mayor forma parte del itinerario de nuestras principales procesiones, como
todos sabemos.
De los patios de vecindad contados con los dedos de las manos que
quedan en Sonseca, este es uno.





















Seguro que algunos los pueden ubicar en sus calles correspondientes.