Llevaremos de maestros de cermonia los sentidos versos de nuestro paisano y amigo, Luis Gutiérrez, que gentilmente ha escrito para la ocasión. ¡Dios te lo pague!
Busco en el archivo fotográfico, floreo y ...
Comenzamos por el Domingo de Ramos.
Entre ramos de olivares tú llegaste
como Rey en humildad apareciste,
subido en un pollino, así mostraste
la grandeza de servir como tu hiciste,
cual historia te hubo consagrado
abnegado y entregado tú diste,
cargando con la cruz de los pecados
de los hombres que tu entrega bien les diste.
Humildad sobre un pollino y unos ramos
jubiloso en el mundo apareciste,
humildad en la cruz crucificado
la orfandad nos quedó cuando te fuiste.
Cual senda del Calvario, tú anduviste
que en recuerdo recordamos los cristianos,
camino de la cruz, "el Vía Crucis"
memorando tu grandeza como humano.
Sendero de la cruz hacia el Calvario,
llorando el sentimiento de dolor
en oración cruz y cirio nos conduce
e ilumina nuestro rostro en bendición.
Los barrios requieren tu presencia,
una cruz engalana el Oteruelo,
santa es la semana en reverencia
que no pasa inadvertida por el pueblo.
Los pueblos se engalanan de su luto
cual si fuera la señal de su dolor,
mas pena es superada con amor,
el amor que su ser siempre produjo.
Flagelado en un madero cual si fueras
delincuente o ladrón tan humillado,
mas tus ojos mirando nunca viera
al verdugo que tú le has perdonado.
Camino del Calvario, tú cargaste
con el peso del pecado,
aunque asombre tu cruz
nos enseñó lo que es el hombre,
pecador, orgulloso y arrogante.
Encuentra la madre al hijo
cual senda para y camina,
solo el principio se dijo:
¿dónde vas tú madre mía?
Voy a buscar lo que es mío,
no te pares, tú camina
que en la vida es el camino
lo que cuenta mientras vivas.
María Magdalena abnegada
secó sus propios pies
confusa en la leyenda más si fuera
bondadosa y ternura de mujer.
Con tus clavos redimiste al mundo entero,
no encuentra parangón toda una vida,
que quisiste morir cual la sufrida
entereza de valor sobre el madero.
En tus brazos recoges a tu hijo
cual fruto de una madre es el dolor
nada hay, más existe ese principio
de morir por darnos salvación.
Santa Cruz, madero de la vida
donde nace y muere la porfía
de sentir de la vida lo mejor
sabiendo que en ella tú morías,
más símbolo de vida es por amor.
Monumento, ya en tumba sepultado,
el silencio en la pena renovada,
mas la luz derrumbó todos sus muros
anunciando de nuevo tu llegada,
pues volviste a la vida cual dijiste
resurrección de esperanza cual fue hallada.
Bendito el Sepulcro que guardó
tu cuerpo y presenció tu despertada,
bendito por siempre, ¡Oh Señor!
que por la fe creció nuestra esperanza.
Portado tu cadáver, ya sin vida,
mas la vida es esperanza de nacer
pues naciste de nuevo al tercer día
cumpliendo la promesa de volver.
Corazón como símbolo de amor,
de esperanza y vida donde nadie
de vivir repleto de ilusión,
al final lo que muere bien renace
si a la vida la acompaña el corazón.
Cual dolor en tus ojor misteriosos
Virgen Santa, sufriste por tu hijo,
mas al fin su ser tan bondadoso
dio protección y su cobijo.
Oh Virgen de la Salud, tu simbolizas,
bienestar, la paz y la grandeza
de sentirnos cobijados en plenitud
de vivir con toda fortaleza
y esperar a que nos llegue la virtud.
Mas al fin, la muerte destruida
pues tu vida triunfó porque moriste
por salvar al hombre a quien le diste
a cambio del calvario y tu sufrida,
libertad de vivir vida sentida.
Pero siempre la luz prevaleció
cual señal de fuego tu pusiste,
pues en cirio simbólico quedó
esa luz luminosa que encendiste
y en la vida del cristiano se sembró
una espiga germinada que nos diste.
¡Qué el cirio pascual ilumine nuestro recogimiento en casa!