viernes, 8 de mayo de 2009
San Juan Evangelista ANTE PORTAM LATINAM
¿Por qué ANTE PORTAM LATINAM?
El emperador romano Domiciano, el año 81 promovió la segunda persecución contra los cristianos.
El Apóstol Juan, hijo del Cebedeo, se hallaba en Éfeso, donde atendía a las Iglesias de Asia que él había fundado.
Desterrado de allí, fue al poco tiempo trasladado a Roma y encerrado en un calabozo.
El Emperador hizo hizo llevaran a su presencia al venerable anciano. Domiciano le dijo: "es necesario que renuncies a tu religión cuya doctrina es enemiga de los placeres y los deleites de los sentidos, cuyos dogmas son incomprensibles por misteriosos, y que te pases a la nuestra, donde acabarás en paz tras dilatados días".
Juan le respondió: "No creas, ¡oh Emperador, que tus promesas ni tus amenazas me hagan titubear, no hay más que un solo Dios, y ése es Aquel a quien yo sirvo y adoro; mi mayor dicha será derramar toda mi sangre por Él, y ha mucho tiempo que suspiro por este glorioso sacrificio".
El Emperador no trocó su crueldad al oír las palabras de entereza de Juan. Mandó arrojar al Apóstol, hijo del Trueno, a una tinaja de aceite hirviendo para que perdiese la vida.
Se escogió como escenario una gran plaza cerca de la puerta Latina, (ANTE PORTAM LATINAM), llamada así porque se salía por ella a los pueblos de Lacio o país latino.
Parte del retablo de la Iglesia parroquial de Sonseca en la década de los años 20 del siglo pasado, donde se encuentra la representación escultórica del martirio de San Juan en la tina de aceite hirviendo. Es obra de Pedro Martínez de Castañeda. (2ª mitad del siglo XVI)
Acudió el Senado y gran parte de la ciudad romana a presenciar este espectáculo.
Le metieron, después de golpearle, en el tinajón con aceite hirviendo. Pero, milagrosamente, lo que iba a ser una cruel tortura se convirtió en un baño benéfico de agua templada, que curó sus heridas.
Quedaron asombrados los observadores.
El emperador, al tener noticia del prodigio, se contentó con desterrar al anciano apóstol, Juan, a la isla de Pathmos en el mar Egeo. Allí escribió el Apocalipsis.
"No faltó Juan al martirio, sino el martirio le faltó a Juan". - dijo San Agustín.
Los cristianos honraron el martirio y triunfo de San Juan edificando una bella iglesia en el mismo lugar que fue sumergido en el hirviente aceite.
Esta iglesia es muy visitada todos los 6 de mayo, día que la Iglesia celebra su martirio.
La parroquia de Sonseca lo celebra especialmente pues es su titular: San Juan Evangelista ANTE PORTAM LATINAM.